Giorgia Meloni (Hermanos de Italia) junto a Silvio Berlusconi (Fuerza Italia) y Matteo Salvini (La Liga) durante un debate en Roma en marzo de 2018.

Giorgia Meloni (Hermanos de Italia) junto a Silvio Berlusconi (Fuerza Italia) y Matteo Salvini (La Liga) durante un debate en Roma en marzo de 2018. Alessandro Bianchi Reuters

Mercados

Las subidas de tipos llevan a los bonos a máximos de 2014 con las elecciones italianas a la vuelta de la esquina

La deuda del país transalpino ha alcanzado los niveles que obligaron al BCE a intervenir en junio.

22 septiembre, 2022 02:42

La rentabilidad de la deuda de varios países de la eurozona ha alcanzado máximos de los últimos ocho años como consecuencia de la acción de los bancos centrales para luchar contra la inflación. Lo han hecho a pocos días de que se celebren elecciones generales en Italia, lo que puede incrementar aún más estos intereses.

El bono alemán a diez años, considerado el más seguro de Europa, superó el miércoles el 1,9%, lo que supone su mayor nivel desde 2014. La situación es similar en el caso de la deuda española al mismo plazo, que en la misma sesión alcanzó el 3,06% y tocó también máximos de los últimos ocho años.

El interés exigido por los inversores para hacerse con bonos a 10 años de Portugal acarició el 3%, de nuevo el mayor porcentaje de los últimos ocho años. El papel griego superó el 4,5%, en su caso máximos de 2018.

El bono italiano a 10 años, por su parte, llegó a superar el 4,2%, niveles no vistos desde el pasado junio y que llevaron al Banco Central Europe (BCE) a convocar una reunión de emergencia. Tras el encuentro, la institución europea anunció la creación de una herramienta especial para evitar la fragmentación financiera.

El bautizado como Instrumento para la Protección de la Transmisión (o TPI, las siglas del inglés Transmission Protection Instrument) será utilizado por la institución europea para controlar las primas de riesgo en caso de que sea necesario.

[El BCE crea una red de seguridad para países endeudados como España que permite subir tipos más rápido]

El incremento de la rentabilidad de la deuda de los gobiernos europeos no es un hecho aislado. Viene sucediendo desde que comenzó el ejercicio, en un contexto de endurecimiento de la política monetaria de los bancos centrales.

En BCE ya ha incrementado sus tipos de referencia 125 puntos básicos en solo dos reuniones. La primera subida -de medio punto porcentual- tuvo lugar en junio. Fue el doble de lo anteriormente comunicado al mercado por la propia institución.

Del BCE a la Fed

El pasado 8 de septiembre, el instituto emisor dio un paso más en el control de precios y elevó el precio del dinero 75 puntos básicos. Hasta ahora, esa ha sido la mayor subida de su historia.

Está previsto que este jueves el Banco de Inglaterra vuelva a incrementar sus tasas. Podría hacerlo en 75 puntos básicos, después de haberlo hecho en 50 puntos básicos en su cita anterior. Las instituciones de Suecia, Suiza o Canadá también han acelerado la subida de tipos con el objetivo de reducir la inflación.

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha elevado sus tipos de referencia 300 puntos básicos en cinco reuniones, las tres últimas -incluida la de este miércoles- a golpe de tres cuartos de punto.  

La rentabilidad del bono estadounidense a 10 años ha superado en los últimos días el 3,6%, la tasa más alta desde 2011. Por encima del 4%, la deuda de Estados Unidos a dos años se sitúa en máximos de 2007.

Elecciones italianas

La escalada de los intereses exigidos a la deuda de los países de la eurozona tiene lugar con los comicios italianos a la vuelta de la esquina. Los sondeos prevén que la coalición de derechas -formada por los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, La Liga de Matteo Salvini y Forza Italia de Silvio Berlusconi- se haga con el triunfo en las urnas el próximo 25 de septiembre.

“En este momento, es difícil predecir qué riesgos traerá al país una coalición de este tipo”, apuntan en la gestora Vontobel. Independientemente su composición, el nuevo Gobierno transalpino tendrá que hacer frente a varios retos.

Más allá de afrontar una crisis energética que asola a toda Europa, menos de un mes después de las elecciones, el 15 de octubre, Italia y el resto de países de la zona del euro tienen que haber enviado los borradores de sus planes presupuestarios a la Comisión Europea (CE). Después, Bruselas hará las recomendaciones pertinentes.

Antes de eso, Italia tiene que ajustar su cuadro macroeconómico respecto a los cálculos realizados en abril. En aquel momento, el Gobierno de Mario Draghi estimó que la economía italiana crecería un 2,4% en 2023. El déficit y la deuda alcanzarían el 3,9% y el 140% del producto interior bruto (PIB), respectivamente.

Incertidumbre

Otro de los desafíos para el nuevo Ejecutivo italiano será la aplicación del Plan de Recuperación comprometido con Bruselas para recibir los siguientes desembolsos de los fondos europeos.

Tanto el ajuste presupuestario como la aplicación del Plan de Recuperación son dos de las cuestiones que más intranquilidad genera a los expertos.

A pesar de ello, en Scope Rating consideran que “las limitaciones a las que se enfrenta cualquier Gobierno italiano una vez en el poder reducirán significativamente su margen de maniobra y, por lo tanto, determinarán en última instancia un estrecho conjunto de opciones de política económica”.

“Que el rendimiento del bono italiano a 10 años esté ya en torno al 4%, implica un espacio fiscal muy limitado, si es que lo hay, para el próximo Gobierno de Italia, dadas las débiles perspectivas de crecimiento a medio plazo del país”, añaden.

Candidato al TPI

A pesar de que los comicios italianos no suponen una amenaza a corto plazo sobre el euro -como sí ocurrió en 2018- y las compras de deuda italiana por parte del BCE siguen siendo favorables, los analistas de Edmond de Rothschild AM creen que “la volatilidad debería volver en el momento de las negociaciones con Europa, que deberían comenzar en noviembre”.

“Está claro que la inestabilidad política se suma a una situación ya de por sí complicada, lo que convierte a Italia en el primer candidato a usar el TPI”, afirman en Schroders. Sin embargo, desviarse de las normas presupuestarias podría impedir el uso de la nueva herramienta antifragmentación del BCE.

La prima de riesgo italiana -el diferencial entre la rentabilidad del bono transalpino y el alemán a 10 años- se encuentra ahora mismo en torno a los 223 puntos básicos. Según las previsiones de Edmond de Rothschild, el sobrecoste que Italiana tiene que pagar por financiarse “podría elevarse muy por encima de los 250 puntos básicos”.