Juan Miguel Villar Mir, a su salida de la Audiencia Nacional./

Juan Miguel Villar Mir, a su salida de la Audiencia Nacional./ Efe

Empresas

El adiós más triste de Villar Mir: de la gloria al infierno tras vender OHLA, la 'niña de sus ojos'

Juan Miguel Villar Mir se ha visto obligado a deshacerse de empresas en un continuo cuentagotas y rodeado de la sombra de la corrupción.

12 marzo, 2023 02:17

El desfile ha sido largo: Fertiberia, Ferroatlántica, Fertial, Pacadar, Abertis, Colonial, VM Energía y, esta misma semana, OHLA (la antigua OHL, que fundó hace más de 35 años). El fondo Tyrus Capital ha tomado la participación del 7,09% que estaba en manos del Grupo Villar Mir. De esta manera, Juan Miguel Villar Mir suma otra muesca más al largo desfile de empresas que vio nacer, o de las que tenía una participación destacada, y a las que ha tenido que decir adiós para siempre.

Un magno imperio que contó con una treintena de firmas que el patriarca no ha sabido retener debido a una deuda que ha acabado no solo apretando, sino ahogando en forma de tristes despedidas empresariales. Una tristeza que, con más de 90 primaveras a su espalda, se refleja en su mirada. La venta de activos es lo que tiene. Y más si es OHL, la ‘niña de sus ojos’.

Atrás, muy atrás, parecen quedar los años en los que se movía como pez en el agua en los ministerios (en el de Fomento, en particular), y en las entidades financieras. Estar en el lugar adecuado en el momento oportuno o conocer antes que la competencia una necesidad, son piedras angulares en el mundo de los negocios. Se lo sabía al dedillo. Además, disponía de los recursos necesarios para dar el empujón a esos proyectos.

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Por parte de las entidades financieras siempre tuvo la mano tendida, dentro y fuera de España: Santander, Bankia, Caixa, Sabadell, Credit Suisse y Société Générale. Luego le cerraron las puertas. Incluso, algunas de sus obras de arte (Goya, Rubens, Zurbarán…) acabaron en la Colección Banco Santander para pagar sus deudas.

Lo mismo pasó con otros bienes. Por ejemplo, su lujoso yate, el Blue Eyes of London, lo tuvo que vender (lo hizo a la mitad del precio que le costó). Adiós a los viajes a Grecia y Menorca, donde era asiduo. Le apasionaba navegar. Como jugar al golf, que sigue practicando. Lo que sí conserva es su colección de coches, que incluye desde un Rolls Royce Corniche, hasta otras marcas de renombre como Jaguar, Corvette, Porsche y Mercedes.

Una completa agenda

Juan Miguel Villar Mir estudió en el exclusivo Colegio del Pilar, donde también lo hicieron José María Aznar, Alfredo Pérez Rubalcaba, Javier Solana, José Ignacio Wert… Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos (número uno de su promoción), se movía por los ministerios como por su casa. Lo llevaba en la sangre.

Su ‘aventura ministerial’ la comenzó con cargos técnicos. Luego vinieron los cargos políticos. Fue, por ejemplo, Director General de Empleo. Pero alcanzó la ‘gloria’ cuando le nombraron ministro de Hacienda y vicepresidente en el primer Gobierno de la democracia.

‘Gloria’ porque, además, es católico a más no poder. Hay quien afirma que su lema es ‘Dios, familia y trabajo’. De ahí que no dudase en instalar una capilla en Torre Espacio, en donde colocó su despacho en la última planta. A más de 200 metros de altura, más cerca de Dios. Pero hay un refrán que dice que cuanto más alto se sube, más dura será la caída.

Políticamente hablando, se llevaba bien con todo el mundo. Amén de conocer el terreno por donde pisar (entiéndase, ministerios), tenía poder de convicción. Se llevaba bien con todos (por supuesto, con los ministros de Fomento). La agenda, completa. Un empresario de los de la vieja escuela. No había obra pública que se le resistiera. Donde ponía el ojo ponía la bala.

Pero la ‘gloria’ dio paso al ‘pecado’. Y bajó a los infiernos por sus múltiples proyectos fallidos con el pertinente endeudamiento y su nombre asociado a la corrupción. Su nombre apareció en los papeles de Bárcenas. Año 2013. Luego vino el caso Lezo, Púnica, Son Espases, México, el AVE a La Meca… el descrédito social acompañaba el nombre de quien fue reconocido con el título de marqués, amén de otras condecoraciones.

Se convirtió en un asiduo de los juzgados. Causas, algunas, que fueron desestimadas. Eso sí, en contra del criterio de juez instructor y de la Fiscalía Anticorrupción. Ahora le queda el 43,7% de Ferroglobe, Inmobiliaria Espacio y una parte del negocio energético. Todo un giro copernicano, del cielo al averno, para Juan Miguel Villar Mir.