La situación española ante los desafíos del 2023

La situación española ante los desafíos del 2023

La tribuna

La economía española ante los desafíos del 2023

El comportamiento favorable del mercado de trabajo y de la balanza comercial ayudarán a sortear la recesión en 2023 ante la actual crisis inflacionaria.

20 diciembre, 2022 03:14

La inflación seguirá siendo el principal escollo del nuevo año, tanto por sus efectos en la economía como en los tipos de interés. Bien es cierto que el IPC continúa en una senda de moderación por cuarto mes consecutivo, situándose en el 6,8% anual en noviembre de 2022. La contención de los precios de la electricidad y los carburantes empiezan a dar una tregua al IPC. Pero los precios de los alimentos han tomado el relevo y es probable que se mantengan elevados.

El principal problema es la escalada de la inflación subyacente -que excluye los precios de los alimentos frescos y de la energía-. En noviembre ya se situaba en el 6,3% anual, debido en gran parte a la traslación de los costes de producción, sobre todo energéticos, pero también a causa del incremento de los márgenes empresariales.

La estadística de ventas, empleo y salarios que publica trimestralmente la Agencia Tributaria, muestra que, en los nueve primeros meses de este año, las empresas han logrado unos beneficios ordinarios un 53% superiores a los del mismo periodo de 2021. Mientras los salarios, según esa misma fuente, están creciendo un 4% en promedio.

"La pérdida de poder adquisitivo tendrá un efecto demoledor sobre el consumo"

La pérdida de poder adquisitivo tendrá un efecto demoledor sobre el consumo. Hasta ahora gracias al ahorro embalsado durante la pandemia la demanda se ha mantenido, pero diversos indicadores anticipan un debilitamiento. Por ejemplo, el índice de los gestores de compras (el PMI industrial), que en 2021 estaba en 57 (sobre 100), se sitúo en noviembre de este año en 45,7, evidenciando una caída de los pedidos.

Para combatir la elevada inflación en toda Europa, el BCE sigue subiendo los tipos de interés –medio punto más hasta el 2,5% la semana pasada- y como ya nos ha anunciado va a ser más agresiva en 2023. Afecta, no sólo al coste de las hipotecas variables de la gran mayoría de las familias españolas propietarias de una vivienda, sino también al endeudamiento de las empresas y del sector público. Una reducción del crecimiento en 2023 es ineludible.

[El BCE sube los tipos por cuarta vez en cinco meses: cómo afecta esta decisión a tus créditos e hipotecas]

Sin embargo, los fundamentos de la economía española permiten afrontar este shock en condiciones favorables en relación a anteriores periodos recesivos y a los países de nuestro entorno. En primer término, España cuenta con fuentes de energía más diversificadas gracias al desarrollo de las renovables que representan casi el 50% del mix energético. Además, la menor dependencia de nuestro país a la economía rusa, hace que nuestra economía esté menos afectada por el conflicto bélico y sus derivadas en la crisis energética.

En segundo lugar, destaca el comportamiento del mercado de trabajo con más de 20,5 millones de afiliados a la Seguridad Social y una tasa de ocupación del 70%, la más elevada de la serie histórica. De hecho, España es el país de la eurozona que creó más empleo en el tercer trimestre del 2022 –un 1,4%, frente al 0,3% en la Eurozona-.

Y en tercer término, España esquiva la recesión gracias al superávit de la balanza comercial. Cierra 2022 con un saldo positivo por cuenta corriente (la diferencia entre las exportaciones, incluido el turismo, y las importaciones) por undécimo año consecutivo. Aunque crecen las importaciones, principalmente por el incremento de los precios de las materias primas, del gas y del petróleo, se compensa con el aumento de las exportaciones y del turismo.

Sin duda la guerra condicionará la evolución de nuestra economía. Pero ésta también depende de la política económica que se desarrolle, así como del ritmo de ejecución de las inversiones de los fondos Next Generation.

Las medidas ya adoptadas han permitido contener la inflación, destacando el mecanismo ibérico para topar el precio del gas, la reducción de los precios del transporte o la reducción de los impuestos en la factura del gas y de la luz. En la actualidad España es el país de la zona euro donde menos crece el IPC, mejorando la competitividad internacional.

"Es preciso mantener medidas que permitan amortiguar el alza de los precios"

En 2023, es preciso mantener medidas que permitan amortiguar el alza de los precios, pero tal y como recomiendan el FMI o la OCDE, tratar de focalizar las ayudas en las familias más vulnerables y en las empresas más afectadas. Medidas, como fueron los ERTES en la pandemia, ayudan a la resiliencia económica al proteger el empleo y el tejido empresarial.

También resultan muy efectivas la subida del Ingreso Mínimo Vital, el incremento de las pensiones no contributivas, los descuentos del bono social eléctrico o las rebajas del transporte público que ayudan además a fomentar la movilidad sostenible y el ahorro energético.

Por otra parte, la bonificación de 20 céntimos por litro en el precio de los combustibles debería reformarse, aplicándola sólo a los sectores más afectados y a las familias más vulnerables, para evitar efectos no deseados como el aumento de la demanda o el hecho de que se beneficien en mayor medida las rentas más elevadas por ser las que más utilizan el vehículo particular.

Finalmente, conviene prevenir los efectos de segunda ronda de la inflación. Una medida muy eficaz sería un pacto de rentas para reequilibrar los aumentos de los salarios y de los beneficios empresariales. Estos beneficios, en determinados sectores, como el eléctrico, el financiero o el de la gran distribución, están creciendo de manera extraordinaria.

Para un mejor reparto de las consecuencias económicas de la guerra resulta acertado aplicar un impuesto extraordinario de forma temporal a tales beneficios. Para contribuir al mantenimiento de los ingresos fiscales, más necesarios si cabe en el próximo año de desaceleración económica, y poder compartir los costes de la inflación, continuando al propio tiempo en la senda actual de equilibrar las cuentas públicas.

*** Mónica Melle Hernández es consejera de la Cámara de Cuentas de la Comunidad de Madrid y Profesora de Economía de la UCM.

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