PALOMA BRAVO

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El Cultural

Paloma Bravo: "El feminismo necesita mucha práctica, no tanto mitin"

La escritora Paloma Bravo presenta Las incorrectas (Espasa), un homenaje a la amistad femenina a través de una trama coral cargada de ironía

23 agosto, 2019 15:00

Cuatro mujeres diferentes en cuanto a su profesión, su estado civil e incluso su actitud ante la vida que construyen un vínculo a partir de sus encuentros en torno al club de fútbol de barrio en el que juegan sus hijos. Esta es la premisa que desarrolla la escritora madrileña Paloma Bravo en su último libro, Las incorrectas (Espasa), un homenaje a la amistad entre mujeres. "Mi mejor CV son mis amigos", explica en su perfil de Twitter. Y así lo muestra en la manera en la que perfila a los personajes de Eva, Cristina, Candela e Inma.

Tras La piel de Mica (2013) y Solos (2016), la periodista regresa con una trama coral cargada de humor e ironía. El libro está protagonizado por "mujeres reales" que se enfrentan juntas a problemas cotidianos relacionados con el ámbito laboral, la maternidad, las separaciones de pareja, la inestabilidad económica o los prejuicios de la sociedad.

Pregunta. En Las incorrectas habla de mujeres reales. ¿Cómo surgió la idea?

Respuesta. Me he inspirado, sobre todo, en la observación. La novela no es autobiográfica, ni las chicas son mujeres que yo conozca, pero sí que hay mucha realidad. Me cansa un poco que en la ficción siempre salgan mujeres inalcanzables, a las que les pasan cosas muy dramáticas, cuando las vidas que todas tenemos son también muy interesantes y muy difíciles de vivir.

P. El libro comienza con la presentación de cada mujer, junto a sus contradicciones y dudas. ¿Pretendía que los lectores las sintieran como personas cercanas?

R. Sí, por supuesto. A mí lo que me apetecía es que casi se pudieran tocar, que fueran tangibles. Que tuvieras la sensación de que las podías conocer o que podían ser cualquiera de las personas que te cruzas en la calle o alguna de tus amigas.

P. En esta novela se cuenta la vida de cuatro mujeres distintas, pero que establecen un fuerte vínculo. ¿Por qué apostó por perfiles tan diferentes?

R. Siempre nos vamos agrupando por cosas que no son necesariamente las que nos definen. Por el colegio que eliges para tus hijos o por el tipo de trabajo que tienes, cuando quizá lo que más te identifica con otras mujeres es tu actitud ante la vida o tu forma de querer. Entonces, me interesaba que se encontraran en un club de fútbol de barrio, fuera del colegio y que de alguna manera se rompiera esa uniformidad, porque al final la clase social o estatus económico no define quién eres. Determina una circunstancia que tienes y que puede cambiar en cualquier momento si te quedas sin trabajo, si tienes algún problema o incluso si te separas. Me interesaba mostrar que mujeres que aparentemente no tienen nada en común, comparten mucho más. Y que, aunque no tienen un camino fácil para encontrarse, si se encuentran se reconocen y se quieren. Las mujeres somos muy buenas creando red y ayudándonos las unas a las otras.

"Hay que atreverse a ser cada una a nuestra manera. Y eso que parece tan fácil, ahora mismo es pura incorrección".

P. Y en relación con el título, ¿qué es una mujer incorrecta?

R. La que se atreve a ser distinta, porque a las mujeres nos están diciendo todo el rato cómo tenemos que ser en el trabajo, cómo tenemos que vestirnos, cómo tenemos que soportar los cambios de la edad, cómo tenemos que ser como madres…Y creo que hay que atreverse a ser cada una a nuestra manera. Y eso que parece tan fácil, ahora mismo es pura incorrección.

P. Muestra a personajes que no cumplen con los roles que socialmente se asocian a las mujeres. ¿Cree que el modelo de mujer que aparece representado en los medios de comunicación, el cine o las series es todavía muy limitado?

R. Hay una limitación histórica clara que se está rompiendo ahora que es que a las mujeres siempre nos comparaban en función del hombre, el que teníamos en casa o el que queríamos tener. Hace veinte años la sociedad empezó a considerar feminista a Sexo en Nueva York (1998) o El diario de Bridget Jones (2001), cuando al final eran mujeres en busca de un hombre. Era una cosa bastante triste. Con eso sí que quería romper, porque no veo a las mujeres de mi entorno obsesionadas por la búsqueda de un hombre. Creo que es importante también, de alguna manera, contar la realidad y la calle. En Big Little Lies (2017), por ejemplo, van siempre impecables. No vamos con esos tacones imposibles, pero nos cuesta mucho más llegar a todo. Siempre estamos como jugando con malabares, intentando tener controlada la logística de la casa, el trabajo, el estar para los amigos y el estar un tiempo solas, que eso tampoco se cuenta, pero también lo necesitamos. Y luego, sobre todo, hay otra cosa que a mí me da mucha rabia, y es que la maternidad no nos define. Puedes tener o no hijos, pero eso no cambia lo que tú quieres ser y lo que quieres hacer con tu vida. Simplemente te la complica y te pone más exigencias.

"Debajo de ese tono irónico, humorístico o de comedia, tiene un montón de capas de lectura".

P. Al igual que uno de los personajes, Eva, tiene una hija que juega de delantera en un equipo mixto mayoritariamente masculino. ¿También le supuso un reto inicial?

R. Fue el detonante, porque ella es la única delantera en un equipo de chicos y al entrenador no le hizo ninguna gracia. Todo el rato me decía que buscara otro sitio. Me lo tomé con mucho sentido del humor porque tampoco se trataba de que se convirtiera en una deportista olímpica, sino de que disfrutara jugando al fútbol. En ese momento te das cuenta de que creemos que hay muchas cosas que están superadas, pero a la hora de la realidad, cuando una niña de ocho años quiere jugar al fútbol, primero, casi ninguna de sus amigas juega, y luego, cuando quiere ir a un club, es la rara en los partidos. El día a día es complicado y no nos damos cuenta hasta que te encuentras en una situación así.

P. En el libro priman los diálogos entre las mujeres, que parecen mostrar más sobre sus personalidades que las descripciones. ¿Por qué les ha dado tanto peso?

R. Es una novela con una amistad en construcción. De hecho algunas se hacen amigas, cuando al principio no se caían muy bien. Necesitaba dejar que se contaran ellas. También es verdad que ahora cuesta captar la atención de un lector y estoy obsesionada con que la gente lee menos. Ya que tenemos todos poco tiempo lo tienes que poner fácil. Me esforcé mucho para que el libro estuviera bien escrito y, en relación a los diálogos, que le pudiera gustar a la gente que está consumiendo series. Creo mucho en el poder de la literatura, de lo que te enseña de ti mismo. Quería que fuera fácil y profundo a la vez.

P. También hay espacio para la ironía. ¿Qué le atrae de este recurso?

R. La ironía tiene un punto de ternura, porque parte de la empatía, de ponerte en el lugar de los demás. Creo que sobre todo el sentido del humor es una forma fácil de contar las cosas. Para mí una de las virtudes que tiene este libro es que tiene varias capas de lectura. Hay gente que lo va a leer como un libro divertido sin más, pero debajo de ese tono irónico, humorístico o de comedia, tiene un montón de capas de lectura que están hablando de otras cosas: de situaciones reales, complicadas, de conflictos, de contradicciones y de inseguridades que tenemos todas. Me parece que el sentido del humor es una forma muy fácil de llegar más lejos y a más gente.

"Me gusta probar cosas distintas en función de lo que veo que me falta alrededor"

P. ¿Pretende con su libro concienciar sobre la importancia del feminismo?

R. Realmente no pretendía llegar a tanto. Para mí el libro es una historia de amistad entre mujeres y me gusta mucho lo que dijo una amiga mía al leerlo, que "es un libro de feminismo practicante". Creo que el feminismo ahora mismo no necesita tanto mitin, pero sí mucha práctica. Al final es practicar y exigir la igualdad. No es tanto dar discursos o pegar broncas, sino vivirlo con normalidad y exigirlo de la mejor manera posible. Pero no era una pretensión. Lo que pasa es que cuando escribes un libro en el que las protagonistas son mujeres, el feminismo sale necesariamente.

P. Su obra La novia de papá (2010) y La piel de Mica (2013) fueron llevadas al teatro. La segunda se representó incluso en Nueva York. ¿Qué elementos le aporta este arte a la historia que no se hallan en la literatura?

R. Es un lenguaje completamente diferente. Ninguna de las adaptaciones las he hecho sola porque, para empezar, desaparece el narrador. Todo tiene que entenderse sin que nadie lo cuente, se tiene que vivir desde el escenario. Cada representación es distinta, porque el público crea una energía y unas reacciones que influyen en los actores. En el teatro está el directo, los actores y el público, y tienen que confluir y encontrarse. En cambio, la lectura es una experiencia íntima entre el lector y la narración. Escribes un libro pero cada lector es único.

P. También ha escrito libros infantiles como Los cuentos del koala (2014). ¿Le gustaría apostar por nuevos géneros?

R. Los cuentos koala en realidad lo escribí porque cuando mi hija tenía cuatro años le contaba cuentos pero no encontraba nada que me pareciera actual. Se escriben con palabras incomprensibles para los niños, muy antiguos, y lo escribí porque lo necesitaba. De momento, en la ficción creo que funciono mejor y sí he ido probando. Por ejemplo, La novia de papá era en primera persona. Esta no es nada autobiográfica y es coral. Me gusta probar cosas distintas en función de lo que veo que me falta alrededor. Para mí Las incorrectas era importante porque no veía que nadie estuviera contando a las mujeres de ahora, contarlas de verdad.

@_maria_mora