Es un sector que mueve al año en España centenares de millones de euros en facturación. Su negocio, el hosting, radica en ofrecer servidores en los que alojar los datos de empresas y particulares. El tiempo lo ha convertido en una particular mina de oro para muchos emprendedores. Las ventas de compañías como Arsys, Acens, Hostalia o Sync han acabado convirtiéndose en operaciones muy fructíferas para sus fundadores.

Ahora, la salida a bolsa de la startup Gigas, con la que se valora la compañía de almacenamiento en la 'nube' en más de 14 millones de euros, se convierte en el último hito.

Arsys, la gran operación

Luis Cacho y Nicolás Iglesias ejercían como profesores en 1996. En ese mismo año crearon en La Rioja un proveedor de Internet llamado Arsys. En 2013, diecisiete años y una venta a dos fondos de capital riesgo después, firmaron una de las mayores ventas de empresas del sector de internet en España. El gigante United Internet, dueño de la firma 1&1, se hacía con su compañía por 140 millones de euros. La operación generó unas plusvalías importantes tanto para ellos como para el equipo directivo de 35 millones de euros.

Yago Arbeloa, hermano del jugador de fútbol, Álvaro Arbeloa, y presidente de la Asociación de Inversores de Internet, fue otro emprendedor que hizo una pequeña fortuna en este sector del hosting. En 2011, Arsys, antes de acabar en manos de United Internet, adquirió su compañía, Sync. Recibió algo menos de 5 millones de euros.

Acens, el gran catalizador

Esta fue la mayor pepita de oro recogida en la mina. Pero, ha habido muchas más gracias a la progresiva concentración de los pequeños de un sector con competidores como Amazon, IBM o Microsoft. La compañía Acens se ha convertido en otro de los nombres propios. En manos del fondo de capital riesgo Nazca Capital se convirtió en catalizador de esa unión de los pequeños proyectos emprendedores.

Así, en 2008, el emprendedor bilbaíno Eneko Knörr vendió Hostalia, fundada ocho años antes. Aunque no se dieron a conocer las cifras de manera oficial, la cuantía final se estimó en unos 5 millones de euros. Ese mismo año, otro emprendedor, David Carrero, vendía por 10 millones de euros Ferca Network (fusionada con otro pequeño proyecto Veloxia. De esa cantidad, la participación de Carrero y sus cinco hermanos (se trataba de un proyecto nacido en el seno de su familia) fue valorada en 5 millones de euros.

Tres años después, el que fuera catalizador de toda esta ola de concentraciones -y de fructíferas ventas por parte de emprendedores españoles- acabó vendido a otro titán tecnológico. Telefónica se hacía con Acens por unos 80 millones de euros. En esta nueva venta, los fundadores de Ferca, Veloxia y Hostalia también recibieron otra inyección, gracias a su participación minoritaria.

Ahora, con un sector más concentrado y con la amenaza de los grandes, David Carrero ha decidido volver a probar suerte en el sector. Ha puesto en marcha Stackscale, otra pequeña compañía de hosting pero orientada a empresas medianas y grandes. Nace sin financiación externa y con el objetivo de batallar contra los gigantes del sector. “Hay un mercado enorme que conquistar y hay para todos, para los grandes y para los pequeños”, explica.

Salida a bolsa como colofón

Varios años después de este frenesí de ventas de proyectos emprendedores llega otro movimiento. Viene de parte de una de esas firmas que nació en esta década. Se trata de Gigas, fundada en 2011 por exdirectivos de las tecnológicas españolas Ya.com y Fon y de Merrill Lynch.

La firma, con unas ventas netas de 2,4 millones de euros en 2014 (y unas pérdidas de 640.000 euros) acude al Mercado Alternativo Bursátil (MAB), la bolsa para las pequeñas empresas en expansión. Participada por los fondos de capital riesgo Caixa Capital Risc, Bonsai Ventures y Cabiedes persigue captar en torno a 4 millones de euros. De esta forma, la valoración, a la espera de fijar un precio de las acciones tras el road show con potenciales inversores, se situará entre 14 y 15,5 millones de euros.

La operación, puesta en marcha para financiar su expansión a Latinoamérica, implica una ampliación de capital tras la cual los fundadores no podrán vender sus acciones en los dos años siguientes. Los inversores tendrán esa prohibición durante un año.

En esta particular carrera como ‘independiente’ en un mercado tan competido, la firma eligió el MAB por dos razones. Según explica uno de sus fundadores, Diego Cabezudo, buscan abrir una vía de financiación recurrente al margen de las típicas rondas con fondos de capital riesgo. Y, además, quieren lograr ese sello de confianza que otorga ser una compañía cotizada.