Vista general del Palacio de los Deportes durante la celebración de Salón Mi Empresa.

Vista general del Palacio de los Deportes durante la celebración de Salón Mi Empresa. SME

Empresas Startups

“Para el emprendedor español va a ser muy difícil encontrar capital este año”

Inversores de capital riesgo alertan de nubarrones en el sector de ‘startups’ español.

18 febrero, 2016 01:24

Todo invitaba al optimismo en un repleto palacio de los deportes madrileño. El evento: la séptima edición de Salón Mi Empresa. Se trataba de una celebración más en un sector, el de las startups, que ha vivido en una euforia permanente en los últimos años. Un debate entre inversores de capital riesgo de algunos de los principales fondos de inversión españoles sirvió como jarro de agua fría. Todos coincidían: 2016 será un año complicado para el sector. ¿Se acabó la fiesta?

El pasado año representó un nuevo techo para el sector, con casi 600 millones de euros de inversión en ‘startups’ tecnológicas. La llegada de capital extranjero, atraído por proyectos españoles globales, fue determinante. Sin embargo, el último trimestre fue un aviso en toda regla que acabó confirmándose en las primeras semanas de 2016. El panorama se endurecía.

Este miércoles, Luis Martín Cabiedes (Cabiedes & Partners), Aquilino Peña (Kibo Ventures) y Christopher Pommerening (Active Ventures) fueron los encargados de verter ese jarro de agua fría para los que aún confiaban en un 2016 con más dinero en el mercado. Los mimbres hasta ahora eran ilusionantes: muchos fondos volviendo a recaudar dinero para seguir invirtiendo y un sector tecnológico en constante crecimiento. Aun así, el horizonte para quienes deben exhibir la chequera no es halagüeño. “Para el emprendedor (malo) va a ser muy difícil encontrar capital y el inversor va a tener poca inversión nueva y pocas posibilidades de desinvertir”, aseguraba Peña en su previsión sobre 2016.

Voces de alerta

No fue la única voz de alerta. “Vamos hacia un año de inversión más escasa; va a ser un año muy difícil para exits (ventas a otras compañías o salidas a bolsa)”, apuntó Cabiedes. Y ahondó: “La burbuja ha explotado y ahora llega un tiempo más normal… Y eso es mejor para todos. En el periodo de post-burbuja se han creado algunos de los mejores proyectos emprendedores españoles”.

La burbuja ha explotado y ahora llega un tiempo más normal… Y eso es mejor para todos

Además de la corrección de un mercado eufórico Pommerening señaló otro factor: la incertidumbre política a nivel regional y nacional. “Espero que se pongan a trabajar y que sean responsables… se necesita un liderazgo fuerte cuando a nivel macroeconómico no están las cosas muy claras”, resaltó.

La 'cuesta de enero' para la inversión de startups, con datos de Tech.eu.

La 'cuesta de enero' para la inversión de startups, con datos de Tech.eu. El Español

Este posible parón llegaría en un momento delicado para los fondos españoles. Muchos no han cumplido aún el ciclo de inversión y no han podido lograr los retornos que quieren sus inversores privados (patrimonios familiares, grandes compañías, aseguradoras…). Y así lo hacía ver Cabiedes, quien reconocía que estas dudas en el sector “nos han pillado con el paso cambiado, porque las carteras de empresas no han madurado lo suficiente”.

Mal año para ventas

Esa falta de madurez de las empresas puede poner más nervioso a un mercado que recibe señales negativas desde otras zonas como Estados Unidos. “Los inversores de capital riesgo que están arriba (los grandes inversores internacionales) van a tener un año muy complejo y no va a ser fácil vender compañías en España”, reconoció Cabiedes, uno de los inversores con más ventas de ‘startups’ con casos como el de Trovit, BlaBlaCar o Privalia. Para él, la tormenta financiera va a hacer que se convierta en un mal año para esas ansiadas desinversiones.

“No hay compradores nativos de estas compañías aquí. Ni bancos, ni grandes medios… entre las 'telecos', sólo Telefónica ha comprado algo”, explicaba Peña, uno de los responsables de Kibo Ventures, inversor de compañías como CartoDB o Jobandtalent. Por esa razón, los que lideran las adquisiciones suelen ser empresas extranjeras, entre las que hay más incertidumbre.

¿Y el dinero público?

Estas dudas sobre el futuro se intensifican justo en el periodo con mayor presencia de lo público. El Fondico, ‘mega-fondo’ de 1.200 millones del Instituto de Crédito Oficial (ICO) que se está invirtiendo en otros fondos españoles y extranjeros, ha regado de dinero todo el sector. Para unos ha sido una buena noticia. “El dinero público dinamiza un sector que sigue sin tener inversores privados… Sólo si somos capaces de dar buenos retornos en las operaciones habrá más privados”, apuntaba Peña.

La inversión pública en las últimas convocatorias del Fondico.

La inversión pública en las últimas convocatorias del Fondico. El Español

Hay otros que creen que esta llegada de lo público es una intoxicación. Es el caso de Cabiedes, que cuenta con más del 30% de su nuevo fondo de 40 millones (cerrado en 2014). Para él, el criterio de inversión no es bueno y “ha sido un profundo fracaso, enfangando a todo el sector, que ahora, como el del cine, vive de las subvenciones”.

Wallapop y su efecto en el mercado

En este tiempo de abundancia se ha roto otro mito: la inversión multimillonaria en proyectos sin un modelo de negocio claro y, por tanto, con altas necesidades de capital. Algo que es habitual en mercados más maduros como el estadounidense, en España apenas se dio. Y la plataforma de compraventa de productos de segunda mano Wallapop, fundada por Miguel Vicente, Gerard Olivé y Agustín Gómez, es el caso más paradigmático.

Con Wallapop, nosotros no teníamos miedo a un proyecto sin negocio, sino al nivel de gastos; para mí, es un deporte distinto, al que yo no sé jugar

¿Qué influencia puede tener un proyecto como este en el ecosistema emprendedor? “Espero que haya más casos como este en España; todas las grandes empresas, como Whatsapp, Facebook o Google, empezaron sin un modelo de negocio claro”, explicaba Pommerening, quien rechazó entrar en la primera ronda semilla de una compañía cuya valoración hoy está en torno a los 1.000 millones de euros.

Sin embargo, todo han sido dudas entre los inversores españoles al enfrentarse a la posibilidad de entrar en su accionariado. De hecho, los tres que se sentaban en torno a esa mesa de debate lo tienen en su ‘antiportfolio’ (el grupo de empresas que un inversor rechaza y que, a la postre, se convierte en un caso de éxito). Cabiedes lo justificó: “Nosotros no teníamos miedo a un proyecto sin negocio, sino al nivel de gastos; para mí, es un deporte distinto, al que yo no sé jugar”.

Ese miedo a la velocidad con la que el equipo de liderado por Miguel Vicente ‘quemaba’ el dinero era compartido también por Kibo Ventures. Su responsable daba una cifra significativa: “El dinero que íbamos a meter se quemaría en seis semanas”.

Unicornios, un ‘mito’ para España

Pese a todo, Wallapop es, quizás, una de las pocas compañías tecnológicas de nuevo cuño que está cerca de convertirse en un unicornio (empresa que vale más de mil millones de euros). Pero no será la única, al menos según el fundador de Active Ventures. “Hay grandes empresas españolas que van a cambiar el mundo, pero pensar todo el rato en este símbolo, el de los unicornios, es casi una enfermedad”, apuntaba.

No estamos en el negocio de los unicornios, sino para identificar buenos burros que se acaben convirtiendo en ‘purasangres’

No todos son igual de optimistas con la capacidad de crear proyectos con esas altas valoraciones desde el mercado español. “No estamos en el negocio de los unicornios, sino para identificar buenos burros que se acaben convirtiendo en ‘purasangres’”, defendió Aquilino Peña. Y aun así, para esa tarea será necesaria la participación de más capital extranjero, que lleva meses sin una gran actividad en el país.

Con unicornios o sin ellos, el sector español vive un momento de dudas. Siguen pesando la incertidumbre política en España, la falta de grandes retornos para el inversor y el miedo por la volatilidad de los mercados financieros y la desaceleración económica. Hay dinero para invertir. Pero el botón de alarma está encendido.