El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.

El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto. Edgard Garrido Reuters

Empresas Diplomacia 2.0

Las multinacionales españolas se juegan en México un negocio de 15.000 millones anuales

Santander, BBVA, Telefónica e Iberdrola son algunas de las empresas con mayor exposición a su economía.

28 enero, 2017 01:13
Cristina G. Bolinches Juan Carlos Martinez

Trump ha abierto el primer conflicto diplomático de su presidencia. La anunciada construcción del muro que separe Estados Unidos de México, su intención de financiar su construcción con aranceles del 20% sobre las exportaciones del país vecino y la decisión del presidente mexicano Enrique Peña Nieto de anular su visita a Washington hacen pender de un hilo las relaciones entre los dos países.

Y a las grandes empresas españolas no les conviene que la economía azteca se resienta. ¿Por qué les importa México? Porque es uno de sus mercados favoritos a la hora de hacer negocio. Sólo entre cuatro de los grandes nombres del Ibex (Telefónica, Iberdrola, Santander y BBVA) se juegan más de 13.000 millones de euros anuales. Es decir, de aquí a que acabe la legislatura de Trump, si se tuercen las cosas en el país azteca, dejarían en el aire más de 50.000 millones de euros. ¿Qué situación atraviesan las grandes multinacionales ‘made in Spain’ en ese país?

Clave para la banca

Los grandes bancos son los más interesados en la estabilidad económica de México. De hecho, esta misma semana, la presidenta de Banco Santander, Ana Botín, se mostró confiada en que las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos vuelvan a la normalidad. No en vano, le interesa. Santander lleva allí desde 1996, cuando compró la mayoría del accionariado de Banco Mexicano. La filial le aporta 629 millones de euros de beneficio, según los datos de 2016, sólo superados por los cosechados en Brasil, Reino Unido y España. Representa el 10% del total del Grupo.

Botín asume que un cambio en el acuerdo de libre comercio en América del Norte (Nafta) puede afectar a las reglas del juego. “Algún efecto habrá”, aseguró la directiva a los medios de comunicación este miércoles tras presentar los resultados de 2016. Pero Botín confía en el país. Destacó sus “grandes fortalezas”, como “sus 120 millones de habitantes”. El pasado año, los ingresos de su negocio local crecieron un 14%, gracias al repunte del crecimiento del crédito y los depósitos vista. El beneficio despuntó aún más, casi un 18% a tipos constantes, aunque luego queda diluido a la nada (tan solo un 0,1%) al aplicar la fuerte devaluación del peso mexicano.

También el Sabadell quiere que México vaya bien. Sus intereses allí son limitados pero su presidente, José Oliu, aseguró el viernes, en la presentación de resultados, para dejar clara su preocupación. “Estados Unidos no va mal y hay hasta cierta euforia económica, pero estoy muy sorprendido y un poco preocupado por lo que he oído hasta ahora”, comentó. Sabadell tiene en México oficinas de representación para apoyar a los empresarios y, además, quiere montar una red comercial por todo el país. Su consejero delegado, Jaime Guardiola, también defendió el mercado azteca. “Ahora ha pasado esto, pero es un país de futuro, con gran crecimiento sobre todo por la baja tasa de creditización existente”.

“Trump está dispuesto a que las relaciones con México no vayan bien”, aseguró contrariado Oliu. Dudas que obligan a manejar crecimientos limitados del 2% anual entre 2017 y 2019.

Josep Oliú, presidente de Banco Sabadell.

Josep Oliú, presidente de Banco Sabadell. Efe

La próxima semana, BBVA revelará cómo le fue en el pasado ejercicio. También en México. Para la entidad presidida por Francisco González es un mercado clave, más importante aún que España en cuanto a volumen de negocio. ¿Qué pasó el año anterior? En 2015, la actividad mexicana le supuso a BBVA más de 7.069 millones de euros, según los datos recopilados por la agencia Bloomberg. Allí logra el 29,6% de sus volumen de actividad. En cambio, el mercado español es el 28,4%, alrededor de 6.788 millones.

BBVA llegó a México con el cambio de milenio, el momento en el que varias multinacionales españolas pisaron el acelerador para crecer en Latinoamérica. En el año 2000, anunció la fusión de su filial mexicana (BBVA-Probursa) con Bancomer, que entonces era la segunda mayor entidad financiera del país. Hoy es la primera, con una cuota de mercado que alcanza el 23,4%. Su fuerte exposición a ese país también es un riesgo. El banco explica en su memoria del ejercicio 2015 que “en términos de distribución del riesgo por zonas geográficas, el 55,7% a los bancos latinoamericanos del grupo, del cual un 40,4% se concentra México”.

También el Banco Popular tiene una pata en México. Participa en el grupo financiero Ve por Más (Bx+) en el que tiene una participación del 25%. Pactó su entrada en diciembre de 2013 con el objetivo de triplicar el tamaño de la entidad mexicana en cinco años y, también, buscar “oportunidades de inversión en el sector financiero latinoamericano”, según explica Popular en su memoria de 2015. La operación, valorada en 101 millones de euros, también viajó de vuelta, porque los accionistas mayoritarios de BX+ invirtieron 450 millones de euros en Popular que, entonces, equivalían al 6% del capital. Unos accionistas que han sido clave en el relevo en la presidencia y en la sustitución de Ángel Ron por Emilio Saracho, que se hará efectiva en la junta de accionistas que se celebrará en febrero.

Un país problemático para Telefónica

México es uno de los países que más quebraderos de cabeza está dando a Telefónica. De hecho, la compañía presidida por José María Álvarez-Pallete se está planteando dar un paso atrás en ese país. La guerra de precios desatada desde la Navidad de 2015 por America Movil (la ‘teleco’ de Carlos Slim) y la estadounidense AT&T (que se estrenó en el mercado mexicano a principios de 2015 con la compra de dos operadores) ha dejado en una situación de debilidad a la ‘teleco’ española, que tiene la venta como una de las opciones.

Para la operadora es un mercado destacado, pese a los problemas que le genera. En 2015 registró allí un volumen de ingresos de 1.700 millones de euros con una plantilla de casi 2.500 trabajadores. Es su séptimo mercado. “Estamos trabajando en diferentes alternativas; lo que es claro es que no estamos satisfechos con la situación de México”, aseguró Álvarez-Pallete a los analistas tras presentar los resultados a 30 de septiembre.

Desprenderse de activos en México ha estado sobre la mesa desde finales del año pasado. De hecho en noviembre, su director financiero, Ángel Vilá, aseguró que la OPV sería atractiva para los inversores. Las turbulencias en ese país se han llevado por delante sus intenciones de sacar su filial a bolsa.

El peso de las constructoras

Las compañías no financieras aún no han empezado a desvelar sus resultados de 2016. Para saber cómo les va en México hay que acudir a los datos de 2015. Una de las empresas que mira con atención a México es ACS, donde genera el 4,5% de su actividad: 1.597 millones de euros en 2015. Es el quinto mercado más relevante para el grupo presidido por Florentino Pérez. Ha tenido especial protagonismo su colaboración con Pémex con varios proyectos petroleros. El último: la construcción de una plataforma de petróleo y gas para esta compañía que suponían 366 millones de euros de ingresos.

Frontera entre México y EEUU en San Ysidro, California.

Frontera entre México y EEUU en San Ysidro, California. Mike Blake Reuters

Tras ACS, hay otra compañía que se juega allí parte de su negocio: OHL. México ha estado muy presente en la actividad de la compañía presidida por Juan Villar Mir de Fuentes durante los dos últimos años. Gestiona cinco autopistas y, en los últimos meses, ha tenido que afrontar dudas sobre su contabilidad –que le acarrearon una multa del regulador de 3,7 millones de euros–, sino también por la polémica sobre presuntos sobornos en el país que, incluso, están siendo investigados por la CNMV de Estados Unidos. México representa el 17% de los ingresos de OHL (737 millones de euros).

Iberdrola, Gas Natural Fenosa e Inditex

Otros dos negocios donde las empresas españolas han conseguido convertirse en actores principales en México son la energía y el textil. En cuanto a esta última, un nombre propio: Inditex. La empresa presidida por Pablo Isla tiene más de 345 tiendas en territorio mexicano, pero no desvela cuántos ingresos genera en ese país. Eso sí, como comparativa, en Estados Unidos tiene la quinta parte de locales, 76. Y la mayorías son ‘Zaras’, 73 tiendas.

En cuanto al sector energético, dos nombres eléctricos: Iberdrola y Gas Natural Fenosa. La compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán tiene México en su ‘Top 5 de países’ por generación de ingresos, tras España, Reino Unido, EEUU y Brasil. Supone el 4,8% de volumen de facturación, más de 1.500 millones de euros. Como comparación, España le aporta 15.500 millones de euros y Brasil, casi 1.800 millones, según los resultados de 2015, porque los del pasado año no los presentará hasta el próximo febrero. Allí tiene algunos de sus proyectos de inversión más relevantes. Invertirá 700 millones de euros en cuatro proyectos de renovables, dos eólicos y dos fotovoltaicos.

México también es un mercado en el que quiere crecer Gas Natural Fenosa. En América Latina le da más prioridad, junto a Chile. Gas Natural Fenosa está activa en 10 estados mexicanos y cuenta con 1,5 millones de clientes. En uno de sus mercados clave en América Latina, junto a Chile. Sin embargo, no desglosa cuánto vende allí, donde tiene comprometida una inversión de 3.442 millones de pesos (unos 168 millones de euros) hasta 2020.