El PNV planteó ayer en su VII Asamblea Nacional realizada en Pamplona su modelo de pensiones para el País Vasco y Navarra. El documento es un texto político que carece de una fundamentación técnica. No hay estimaciones y ni siquiera hay proyecciones demográficas complejas en él. Pero contiene un dato que es muy relevante: que mientras en el País Vasco el ahorro acumulado en la previsión voluntaria (las EPSV, Entidades de Previsión Social Voluntaria, equivalente a los Planes de Pensiones del resto de España) representa ya el 30,7% del PIB vasco, en el resto de España este ahorro voluntario sólo es de media el 8% del PIB.

Ya sea porque el sistema de previsión voluntaria es más atractivo, o porque los vascos tienen una cultura más ahorradora, esta diferencia con el resto de España no es menor.

Cierto es que los planes privados no han sido vistos con verdadera simpatía ni por el PSOE (Solbes los aceptó a regañadientes en la década de 1990) ni por el PP de Rajoy. De hecho, Montoro, llevado por su pulsión recaudatoria, ha limitado mucho más los montos que se pueden desgravar en su última reforma fiscal.

El resultado es que ninguno de los dos grandes partidos ha querido abordar de manera transparente este asunto, porque temen que sea visto como una falta de compromiso con las pensiones públicas. Así, el sistema de ahorro voluntario para la jubilación se basa en un señuelo fiscal que acaba en manos de los gestores de fondos a través de las comisiones, entre otras cosas por la limitada competencia que existe.

Con todo, el documento del PNV tiene consideraciones que merecen la pena. El debate se centrará en la ruptura de la llamada caja única de la Seguridad Social, pero eso forma parte de las provocaciones políticas. Como lo es también el hecho de que el nuevo sistema se plantee para el País Vasco y Navarra, comunidades que todavía no forman una subunidad nacional.

Pero el documento señala correctamente que “las premisas ‘irrenunciables’ del actual estado cautivo (la negrita es nuestra y suponemos que es otra provocación) ‘del Bienestar’ en el sistema español resultan insuficientes para atender la realidad y la demanda social”. El PNV identifica algunos de los factores clave del asunto: la evolución demográfica, el nivel de gasto público, el ratio de trabajadores activos y pasivos, y la gestión del sistema.

También acierta en prever que los mecanismos de sostenibilidad y revalorización de las pensiones aprobados por Zapatero y Rajoy causarán una merma del orden del 20% al 30% en el largo plazo (el profesor del IESE Javier Díez Giménez ha calculado una merma del 33% de la pensión en 30 años frente al valor que hubiesen tenido con el viejo sistema). “Tenemos un Estado que no garantiza la actualización de las pensiones”, dice.

La solución del PNV al problema consiste en tres objetivos, de los cuales sólo uno está realmente al alcance de su mano:

1.- “Negociar y conseguir la transferencia de la Seguridad Social”. No se ofrece ningún detalle económico sobre esto, salvo un desarrollo conceptual que incluso recuerda al Plan Ibarretxe, lo cual demuestra que es una meta -al menos en este texto- poco definida. Este objetivo es caracterizado como “irrenunciable” pese a la situación de déficit de la Seguridad Social. Y en él se adivina parte de lo que podría ser una cuestión mollar: como jugará el régimen del cupo (que hasta ahora siempre ha terminado sobrefinanciando al País Vasco respecto de otras comunidades) con la asunción de nuevas responsabilidades fiscales. El texto despacha el asunto señalando que superávits y déficit “son cíclicos” y el objetivo de construcción nacional (esto se subentiende) no lo es.

2.- “Buscar una solución complementaria generalizada a la reducción de la Seguridad Social”. Este es el punto más interesante, porque supone el desarrollo de una previsión complementaria como la que ya existe pero que el PNV cree que necesita “un nuevo empuje”. Este punto puede dar lugar a un debate enriquecedor, sobre todo si hay iniciativas que fomenten aún más el ahorro privado.

3.- “Tener un crecimiento económico superior al del Estado”. El documento saca pecho con las singularidades del País Vasco. Su desempleo es casi la mitad que el del resto de España y su tejido industrial le facilita un empleo más estable y de mejor calidad.

Resulta significativo que el PNV apuesta porque se empiece a crear ya una Agencia vasca y navarra de la Seguridad Social, a la que denomina Lagunkidetza. Como ocurre casi siempre en las propuestas que buscan desgajar competencias desde un órgano centralizado, la propuesta sugiere que Lagunkidetza sea un órgano centralizado.