Elena Rivera: “No entiendo que alguien reniegue de sus comienzos. Para saber a dónde vas, tienes que saber de dónde vienes”
Creció en Cuéntame cómo pasó y con cada nuevo papel ha ido demostrando su versatilidad, convirtiéndose en una de las actrices más sólidas de nuestro país. Ahora ha debutado en el género de terror con la serie Dime tu nombre. ¿El suyo? Ella no necesita presentación.
Karina en Cuéntame, Alba en la serie del mismo nombre —que traspasó fronteras—, Inés en Inés del alma mía —un personaje de época en una historia basada en el libro de Isabel Allende—, Paloma San Basilio en Camilo Superstar, Amanda en Perdiendo el juicio… Decir que Elena Rivera es la actriz de las mil caras resulta justo si repasamos su carrera televisiva, a la que hay que añadir el cine y el teatro.
Esta zaragozana de 33 años ha sabido construir las baldosas de su camino dorado en la interpretación a base de talento y empeño. Ser parte del elenco de una serie tan imponente como la protagonizada por Ana Duato, María Galiana e Imanol Arias fue solo el principio de lo que vendría después. Supo aprovechar esa gran escuela.
Su versatilidad ante las cámaras está comprobada, siempre dando un paso más en ese perfil camaleónico y arriesgándose a probar cosas nuevas. ¿La última? Debutar en el género del terror con la miniserie Dime tu nombre, de Amazon Prime, que se estrenó el pasado 31 de octubre y que muestra un nuevo lado de su registro. Al mismo tiempo continúa la gira sobre las tablas con la obra El efecto, que navega entre el amor y la depresión, haciéndonos reflexionar.
La moda también es una de sus pasiones, jugar con ella, usarla como un vehículo de expresión y, en algunas ocasiones, emular a su adorada Audrey Hepburn. Esa es otra de sus caras, la de icono de estilo. Y aún guarda un as en la manga.
Elena, ahora una de terror, ¿cómo te llegó la propuesta?
Pues fíjate, fui la primera que se cerró del reparto. El mío es un personaje que tiene muchas aristas y sentían que iba a ser complicado encontrar el perfil adecuado. El creador de la historia, Alejandro Hernández, y el director, Hugo Stuven, me contaron que fue ver mi prueba y dijeron: “Ya tenemos a Carmen”. Yo siempre intento afrontar los proyectos con perspectiva y ver quién está detrás y los actores que me acompañan, para que me arropen y me ayuden a contarlo bien. El terror siempre da mucho respeto, porque al final o lo haces bien o parece casi de broma. Tenía muchas ganas de probar este género, porque desde el otro lado, como espectadora, me cuesta.
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¿Y se pasa miedo rodando una historia de este tipo?
Esto es muy sorprendente, porque suele darse la vuelta y te lo pasas fenomenal. Muchas cosas, además, ni las vives porque los efectos se meten después. Eso es quizá lo más difícil a la hora de rodar: te lo tienes que imaginar. Lo hemos disfrutado en las grabaciones, porque al final es un juego. Además, mi personaje tenía mucho donde explorar para meterse como un kamikaze y había momentos en los que entraba como en trance.
“Hay cierta presión para que los actores opinemos de todo, pero nuestro altavoz hay que usarlo con responsabilidad”- Elena Rivera
Además, sigues con la gira de El efecto, que toca un tema tan presente como la salud mental. La interpretación es una profesión inestable, hoy se está arriba y mañana no suena el teléfono. ¿Cómo se lidia con eso?
Creo que lo más importante es rodearte de personas que te quieran bien. Yo llevo a fuego eso de estar con mi gente de toda la vida y, además, soy muy selectiva.
Tu familia y tus amigos son los que te hacen no ya poner los pies en la tierra, porque a mí nunca me ha hecho falta —siempre he sido muy terrenal—, pero sí te ayudan a relativizar las cosas.
Hablo desde un lado privilegiado, porque he tenido mucha suerte y jamás me ha pasado eso de que no suene el teléfono desde que empecé. Y estoy agradecidísima, pero siempre necesitas personas cerca que te digan que nada es para tanto. Hoy, las redes sociales generan mucha frustración en este sentido.
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Resulta difícil manejar tanto estímulo, ¿verdad?
Yo creo que estas plataformas te dan la posibilidad de comunicarte de forma masiva, pero también pueden ser muy tóxicas. Si se usan con moderación, muchísimo mejor. Es importante la presencia, el cara a cara, estar con amigos, que surja el debate, el intentar entender a esa persona que tienes enfrente…
Vivimos en una sociedad en la que gran parte vive enganchada a los ansiolíticos y antidepresivos, como bien refleja la obra de teatro que usted protagoniza. ¿Dónde radica el problema?
Alicia Borrachero, que estaba conmigo en la función, y yo lo hemos hablado muchas veces. Nos encontramos en un mundo donde todo tiene que ser rápido, repentino. ¿Estás mal? Tómate una copa de vino... Hay que afrontar las cosas con un poco más de calma, verlas con perspectiva.
¿Qué es lo que más dopamina le genera a Elena Rivera?
Pues bastantes cosas. Me gusta salir a bailar con mis amigas, pasárnoslo bien y, sobre todo, comer. Me encanta viajar y conocer los sitios a través de la gastronomía. Para mí, un momento muy especial es rodearte de tu gente en una comida y esas sobremesas para poder hablar de cine, aportando cada uno su punto de vista del tema que sea. Es mágico.
Te hiciste famosa por su papel en Cuéntame, pero no ha sido flor de una serie, como les pasa, desgraciadamente, a muchos compañeros. ¿Cuál es el secreto?
No lo sé exactamente. A lo mejor por mi esfuerzo, aunque obviamente la suerte es importante. Yo siempre he puesto empeño, he buscado oportunidades sin acomodarme. Incluso cuando te llega un rol pequeñito, intentas darle una vuelta, proponer cosas al director…
Creo que eso ayuda: que desde fuera vean que tienes ganas, que estás por el proyecto, que vamos todos a una. Me han dicho muchas veces que, aparentemente, por mi físico parezco muy dulce y delicada, pero la verdad es que luego soy muy de coger riendas, de las que no se achantan y me vengo arriba, como muchos de los papeles que he interpretado. Siempre le he puesto esfuerzo e intención, porque soy muy currante.
Elena, ¿prefieres soñar con lo pequeño y disfrutarlo que hacerlo a lo grande?
A mí me gusta que la profesión me sorprenda. No tengo ese sueño de ir a trabajar fuera. Aquí en España hacemos cosas impresionantes.
Total look de Gucci.
Has crecido en la interpretación rodeada de grandes: María Galiana, Imanol Arias… Cuéntame fue una gran escuela.
Totalmente. No entiendo que un actor o una actriz reniegue de sus orígenes. Para saber a dónde vas, tienes que saber de dónde vienes. Me siento muy orgullosa de mis comienzos y de la gente con la que he podido trabajar. Desde muy pequeña he sido consciente de la importancia que tenían en el sector y de que eran la élite. Ha sido una suerte tremenda para mí.
Atravesamos un momento convulso en el mundo: Ucrania, Gaza, problemas sociales… Muchas personalidades del cine y la cultura se manifiestan públicamente sobre algunos temas. ¿Cuál es tu postura?
Cuando nos referimos a Gaza, por ejemplo, hay que decir que es un genocidio, claro que sí. Tenemos que hablar de cosas que son violentas, afectan a los derechos de las personas y no entran dentro de la democracia.
Hay que contarlo, pero también siento que existe cierta presión: parece que estamos obligados a opinar de todo y creo que también se necesita estar informado para hacerlo en según qué cosas.
Disponemos de un altavoz y, precisamente por eso, se debe actuar con responsabilidad si no tienes todos los datos para hablar. Pero, por supuesto, hay cosas en las que hay que mojarse. Como la chica de 14 años que se ha suicidado en Sevilla tras sufrir bullying; es terrible.
“Por mi físico parezco muy dulce, delicada, pero luego soy muy de coger riendas, de las que no se achantan”- Elena Rivera
¿Qué cosas te preocupan como ciudadana?
Muchas, pero algo que me toca, porque lo veo a mi alrededor, es el tema de la vivienda. Yo soy una privilegiada, por supuesto, y empecé muy joven y siempre con una filosofía de ser ahorradora, pero la realidad es que la gente hoy en día no se puede meter en una hipoteca o un alquiler con los sueldos que se cobran. ¡Es una auténtica locura! Yo no he tenido ese problema, pero lo veo en mis amigas. No se puede mirar hacia otro lado.
Cambiando de tercio. Además de una actriz de mil caras, eres una auténtica it girl apasionada de la moda. ¿Cómo te expresas a través de ella?
Soy una chica normal que no intenta forzar las cosas para llamar la atención de forma artificial. Eso lo intento plasmar en cómo me visto cuando afronto un photocall, por ejemplo, sin perder nunca mi esencia.
Para mí es superimportante rodearte de un equipo que te entienda y no disfrazarte. Siempre me ha caracterizado el ‘menos es más’ y me he sentido muy identificada con el estilo de la actriz Audrey Hepburn, esa elegancia clásica...
Me dicen bastante que me doy un aire a ella y eso es un piropo impresionante. Me gusta la moda, he ido aprendiendo con el tiempo y dándole la importancia que tiene, porque para mí es un vehículo de expresión.
¿Alguna firma fetiche?
Me encanta Teresa Helbig, la conozco hace mucho tiempo y existe una magia especial con ella. Me capta a la perfección.
Vestido de encaje rosa empolvado, de Fendi.
¿Sientes que la belleza o la juventud sigue siendo una exigencia muy presente en el mundo de la interpretación?
Bueno, las cosas van cambiando poco a poco y surgen papeles protagonistas de actrices maravillosas, que ya tienen una madurez. De esas con las que yo me siento muy identificada, como Nora Navas —tengo que ver su última película—. Son actrices de entrañas.
No hace falta estar siempre monísima, hay que pensar primero en la historia que se está contando. Así que si tienes que aparecer demacrada y con ojeras hasta el suelo por el papel que interpretas, hay que plasmar exactamente eso. Yo lo veo así, porque tengo muy presente que debo enfocarme en el relato. Aunque también es verdad que, a veces, aún se normaliza el pensamiento de que siempre quieres aparecer guapa en pantalla.
La música es otra de tus grandes pasiones y canta, ¿te ves grabando un disco?
Yo empecé cantando por Paloma San Basilio de pequeña en el programa Lluvia de estrellas y luego, curiosamente, la interpreté en la serie de Camilo Sesto, Camilo Superstar, y se me ponían los pelos de punta. Para mí, la música es fundamental, es vida, y eso me lo ha inculcado mucho mi padre.
Cantar es mi debilidad, pero primero quiero formarme y dar clases. Pretendo ir poco a poco, porque soy actriz y esa es mi prioridad, pero si en algún momento conozco gente que me ayude, haré algo de manera nada pretenciosa, solo por disfrutar. Además, la música va muy ligada a la interpretación. Mira Rocío Jurado, Marisol, ¡la propia Rosalía! Ellas interpretan de una manera brutal.
Agradecimientos especiales al Hotel Thompson Madrid by Hyatt.