Fue uno de los grandes éxitos del cine español. 20 años atrás, Los dos lados de la cama, la comedia musical continuación de El otro lado de la cama, que había sido también un taquillazo en 2002, recaudó cerca de ocho millones de euros y la vieron casi 700.000 espectadores. Hoy, esta minisaga dirigida en su momento por Emilio Martín Lázaro (Ocho apellidos vascos, Ocho apellidos catalanes, Las trece rosas), tiene su continuación en Todos los lados de la cama, que se estrena el próximo 14 de noviembre.
Dirigida por Samantha López Speranza, está protagonizada ahora por Pilar Castro y Ernesto Alterio, que ya aparecieron en Los dos lados de la cama. Y no están solos. Dos décadas después, ya son padres en el filme (también en la vida real), y el choque generacional está servido: sus personajes, Carlota y Javier, harán todo lo posible por que sus respectivos hijos no cometan lo que ellos consideran un ‘gran error’. Para ellos, ‘Generación X’, sus vástagos, miembros de la ‘Generación Z’, no deben sucumbir a ese modelo de amor romántico del que ellos huyeron dos décadas antes.
Y aquí es donde entra en escena la joven Lucía Caraballo, Julia e hija de Carlota, el personaje que interpreta Pilar Castro, y que con apenas 20 años se quiere casar con su novio Óscar (Jan Buxaderas), hijo a su vez de Javier (Ernesto Alterio). El lío está servido. Los dos progenitores, que tiempo atrás tuvieron una relación poco ‘convencional’, consideran que los dos jóvenes no deben ceder al amor heteronormativo y romántico.
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Lo demás es pura comedia. Con mayúsculas. Y por supuesto, con esos mismos números musicales en los que todos bailan y cantan, incluidas otras caras muy conocidas como Natalia Verbeke, María Esteve, Alberto San Juan, Willy Toledo o Secun de la Rosa, que también trabajaron en Los dos lados de la cama.
Pilar y Lucía: admiración
Reunimos a Pilar Castro (Madrid, 1970) y a Lucía Caraballo (Madrid, 1999) en un hotel de Madrid. Llama la atención que esa conexión de madre e hija que tanto se disfruta en la película va mucho más allá. Traspasa la pantalla. “Trabajar con Lucía es un privilegio, es una de las mejores compañeras que he tenido y una actriz extraordinaria. Con ella hay una conexión, una escucha, tiene muchísima verdad”, reconoce Pilar ante la emoción de la joven. Y le suelta un bonito “pareces una modelo”, cuando la ve con uno de los looks que luce en las fotos que acompañan a esta entrevista.
La actriz, uno de los rostros más conocidos y prolíficos de nuestro cine, lleva décadas desarrollando una carrera de fondo que ella misma define como “de gran aprendizaje y lucha. Fue muy difícil empezar, y siempre está el fantasma de ‘no voy a volver a trabajar’”, confiesa. La actriz ha aparecido en decenas de series de televisión, obras de teatro y películas entre las que destacan títulos como Días de fútbol, Historias del Kronen, Gordos (nominada a Mejor Actriz de Reparto a los Goya) o Ventajas de vivir en tren, por la que estuvo nominada a Mejor Actriz a los Premios Forqué y los Feroz.
“Yo estoy ya en una edad en la que casi he dejado de cuidar a mi hijo –tiene 19 años–, para cuidar a mi madre, mayor. Es un momento complicado”- Pilar Castro
Pero también ha sido ‘chica Almodóvar’ en Julieta y, más recientemente, ha cosechado un enorme éxito con la fantástica serie Furia, creada por Félix Sabroso y con claro y potente protagonismo de personajes femeninos. Además, Pilar Castro ha sido nominada en dos ocasiones a los premios Goya y este mes de noviembre recibe el Premio Ciudad de Huelva de la 51ª edición del Festival de Cine Iberoamericano de la ciudad andaluza.
“Me siento agradecidísima, me hace mucha ilusión. Pero yo siempre digo que el mejor premio es un buen contrato”, aclara entre risas. Pero muy en serio. “Nuestra profesión es muy intermitente. Parece que trabajo mucho, que en cierto modo es verdad. Pero tanto Todos los lados de la cama como Furia (la serie de HBO que estrenó hace poco), los grabé el año pasado. Llevo más de 12 meses sin trabajar. Lo de no tener un sueldo fijo es duro”.
Por su parte, Lucía Caraballo, la hija de Pilar en la ficción, es también una actriz con gran experiencia a pesar de su juventud. ‘Ex chica Disney’, lleva en la profesión desde los ocho años. Y entre sus trabajos aparecen muchas de series famosas como Hospital Central –fue su debut–, Águila Roja, Los hombres de Paco, Física o Química, Cuéntame, El secreto de Puente Viejo, Estoy Vivo o, más recientemente, Animal, en Netflix.
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Ambas, Pilar y Lucía, Lucía y Pilar, no ocultan una profunda admiración la una por la otra. Lucía no tiene más que buenas palabras para su madre en la ficción: “Tiene una seguridad y una fuerza brutal, aparte de que es la persona más generosa del planeta Tierra. En la lectura de guion estaba con los muy ojos abiertos, mirándonos como una niña pequeña, ilusionada, oyéndonos a los jóvenes”.
Algo que Pilar, efectivamente, reconoce. “Me encanta trabajar con jóvenes, aprendo muchísimo. Yo no necesito sabérmelo todo, quiero que la vida me sorprenda. Los jóvenes, además, no suelen estar estresados, aportan cierta tranquilidad. Yo estoy ya en una edad en la que casi he dejado de cuidar a mi hijo –tiene 19 años–, para cuidar a mi madre, mayor. Es un momento complicado”.
Y recuerda la actriz, que empezó también muy pequeña bailando en el mítico programa Aplauso de TVE, que para ella fue muy difícil encontrar su lugar en la profesión. “Me costó mucho. Nadie me ayudó nunca, iba ‘cagada’ a los castings, siempre pensaba que lo iba a hacer mal. Ahora yo también soy madre, y creo que si algo se me da bien, debo ofrecérselo al compañero que tenga enfrente, en este caso a Lucía. Yo ya no necesito ningún protagonismo en mi vida como actriz. No lo quiero”, confiesa.
Del amor romántico
En Todos los lados de la cama, donde el choque generacional entre padres e hijos también es protagonista, el matrimonio y el amor romántico los defienden, curiosamente, los personajes más jóvenes. Lucía Caraballo, la actriz, también lo hace. “Julia, mi personaje, cree muchísimo en el amor romántico, le tiene mucha fe. Y yo también. Me gusta que no se represente a la Generación Z con el cliché de consumismo sexual, tenemos unos valores. Y Julia es muy abierta de mente”.
“Si le atrae una chica, no lo juzga. Si le atrae un ‘chique’, no lo juzga. Si le apetece estar con muchísima gente, no lo juzga. Y si quiere estar con alguien y siente que se quiere casar, tampoco lo juzgar. Para mí eso es lo que significa realmente ser abierta de mente: ser honesta con lo que te pasa y no ceñirte a unas ideas de las que no te permitas salir”, afirma la joven actriz.
Pilar Castro, por su parte, cree que “hay que vivir muchísimas cosas antes de casarte. Ojalá que alguien que se casa a los 20 años siga sintiendo a los 50 la misma felicidad ¿no?”, sugiere con ironía. “Para mí el verdadero amor es cuando se pasa el enamoramiento y ya ves al otro sin ese filtro de las mariposas en el estómago. Ahí es donde se empieza a construir realmente el amor, en lo bueno y en lo malo”. “Sí, el equipo”, apostilla Lucía.
Pero es ley de vida que los hijos se equivoquen. Y eso también se ve en la peli. “Con tu experiencia piensas que es mejor que disfruten de la vida, del sexo, del amor… Pero también hay que llevarse palos para aprender, es bueno. Es lo más difícil de ser padre: ver cómo tu hijo la está ‘cagando’ y a ti no te queda otra que estar ahí con los brazos cruzados esperando a que se de el golpe sin poder hacer nada”, dice Pilar resignada.
Y añade que una de las cosas que más le preocupan como madre, ahora sí, en la vida real, es el móvil. “Es un instrumento del mal, una lucha constante. Pero claro, yo también lo uso, y mucho. Entonces, ¿qué vas a combatir cuando tu hijo está viendo que tú tampoco lo sueltas? Es terrible. Y me da pena que los jóvenes no hayan tenido ese espacio que nosotros tuvimos para la creación absoluta por tener en la mano un instrumento maléfico”.
Un gran regalo
Trabajar juntas en Todos los lados de la cama ha sido un regalo para ambas actrices. Para Pilar, además, el reencuentro con sus compañeros de Los dos lados de la cama fue “un lujo. Cantas, bailas, actúas, es comedia. Son todas las cosas que me gustan. Y hacerlo con compañeros y amigos con los que compartes ese mismo código de comedia es maravilloso”.
Y se refiere también a los recorridos paralelos de sus vidas reales, y a la de sus personajes: “Hace 20 años yo ya estaba embarazada, pero no era consciente de lo que significaba tener un hijo. Hoy, tanto a Ernesto (Alterio) como yo tenemos dos hijos adolescentes, casi como en la película. Es interesante ver cómo han evolucionado a la vez tanto nuestras vidas como las de nuestros personajes”.
Y se le ilumina el rostro el rostro cuando habla de cantar y bailar. “Para mí es una gozada, me encanta bailar. También me gusta cantar, aunque no lo haga bien. Pero no me da ninguna vergüenza. De hecho, esa es la gracia. Si cantáramos bien sería otra cosa, ¿no? No somos cantantes, es como que todo el mundo lo puede hacer. Además, con la edad a mí me ha bajado la voz”, revela entre risas.
“Hay una necesidad de mucha corrección y miedo al titular viral. Saben que enseguida te la pueden ‘liar’. Siento que nos presionan para lo contrario, para que no nos posicionemos"- Lucía Caraballo
Para Lucía, esta comedia musical también ha sido un sueño. “Si le hubieran preguntado a la niña que fui ‘¿qué quieres hacer?’, posiblemente habría dicho musical”. “Este musical”, remarca su madre en la ficción. “Total”, asegura. Y reconoce con humildad que, aunque bailó muchos años, le da pudor definirse como ‘bailarina’.
“El baile se oxida cuando lo dejas, yo respeto mucho a los bailarines. Pero me encanta bailar. Siempre que tengo tiempo me hago algún workshop. Justo cuando dejé la compañía de teatro de Rivas Vaciamadrid –ella es de esta localidad madrileña–, ese mismo año hicieron El otro lado de la cama. Me dio un FOMO el querer estar ahí…”.
“¿Te dio un qué?”, le pregunta curiosa Pilar Castro intentando entender esta expresión que significa Fear of Missing Out. Y que muchos jóvenes utilizan para dar a entender esa sensación de ansiedad que puede surgir al creer que te estás perdiendo experiencias emocionantes o divertidas que otros están disfrutando. Generaciones diferentes, ya vemos.
“Quienes hemos bailado siempre tenemos una base que nunca se pierde”, le anima Pilar. “Para mí el baile es primordial para hacer comedia. Te da un ritmo y una capacidad de movimiento muy especial. Debería ser una asignatura obligatoria”, añade.
Opinar… o no
Por si fuera poca la felicidad de haber trabajado juntas en Todos los lados de la cama, las actrices vuelven a coincidir en un proyecto. Y será muy pronto. El 28 de noviembre estrenan en Avilés Las amistades peligrosas en teatro, dirigida por David Serrano y junto a Roberto Enríquez, Ángela Cremonte o Carmen Balagué, entre otros.
Ambas comentan el espinoso tema de la censura y/o autocensura entre los actores y actrices. “Me preocupa el miedo al diferente y que todo esté tan polarizado. Si tienes una opinión de una cosa y el otro tiene la contraria ya tiene que haber una disputa. Pero podemos dialogar, hay grises, ¿no?”, se pregunta Pilar.
“Estamos en un mundo muy complicado y muy alborotado, hay mucho ruido y mucha violencia. Me preocupa mucho”, reconoce. “Parece que los actores siempre debemos tener una opinión, y para mí hay cosas de las que no puedo opinar, tengo dudas. Evidentemente hay temas en los que te tienes que posicionar sí o sí. Lo que está pasando en Palestina, por ejemplo, es un genocidio. Y el que no lo vea, pues no lo ve. Pero a veces nos exigen demasiado que nos posicionemos. Y yo soy muy rebelde en eso. Cuando más me digan que haga una cosa, menos la voy a hacer”.
Lucía, sin embargo, cree que a los actores de su generación no se les exige lo mismo. “Hay una necesidad de mucha corrección y miedo al titular viral. Saben que enseguida te la pueden ‘liar’. Siento que nos presionan para lo contrario, para que no nos posicionemos. Y me da miedo convertirme como en un papel en blanco donde cada uno pueda pegar su propio cartel”.
“Hasta en las alfombras rojas nos preguntan por temas profundos, y a veces en esos momentos no sabes a veces ni lo que dices. Te dan ganas de decir ‘dejadme, por favor, que yo solo quiero trabajar’”, se queja Pilar. “Me preocupa quién dirige el mundo ahora mismo y que seamos capaces de ver en Instagram fotos de Palestina, y al lado a uno en una playa comiéndose una paella. ¿Qué tipo de mundo es este, por favor?”, se pregunta.
“Esto es como Los juegos del hambre, algo estamos haciendo mal”, contesta Lucía. “Lo que más me preocupa es que perdamos la esperanza. Y lo tenemos muy jodido como generación, está todo muy oscuro, muy polarizado. Hay mucha violencia”. “Es que tú eres joven, ¡no puedes perder la esperanza”, le reclama Pilar.
Sobrevivir al bullying
Lucía Caraballo siempre supo que quería ser actriz. Le decía a sus padres que quería “salir en las películas”, y así fue como la apuntaron a una agencia de publicidad en un primer momento. Y aunque pasó un tiempo en Disney Channel, lo dejó cuando quisieron meterla en un proyecto en Latinoamérica. Eran ya los años de instituto y Lucía tenía que estudiar. “No fueron mis mejores años, no estaba en mi prime”, confiesa la joven.
“Tuve una adolescencia de cliché: bajita, menudita, con granos, aparato, gafas… Y faltaba mucho a clase y hacía Disney Channel, algo que a nadie le parecía guay con 16 años. Y mis personajes siempre eran de la rara, la loca… No encajaba mucho. Pero tuve la suerte de estar en la compañía de teatro de Paloma Mejía. Iba todos los días y vivía otra realidad donde me sentía bien y tenía amigas. Me costó mucho darme cuenta de que era bullying y que no era mi culpa que en el instituto me encerrara en los baños para huir, que me insultaran, que me pusieran motes”.
Hoy, Lucía sigue revolviéndose cuando conoce noticias de acoso escolar. Pero cuenta aliviada cómo superar semejante problema. “Después de la primera temporada de Estoy vivo, donde curiosamente hacía de la friki de la clase a la que también acosan, me fui a Londres ocho meses a estudiar inglés e interpretación. Y de repente allí, en la residencia, yo era guay, el crush de muchos chicos, me hice muchas amigas… Me vino muy bien para darme cuenta de lo que había pasado”.
Pero reconoce que aún hoy tiene ramalazos de aquella niña acosada, eso no desaparece tan fácilmente. De hecho, en Todos los lados de la cama, ella se presentó al casting de la amiga de la protagonista, menos guapa y molona. Y cuando le dieron el de Julia, la prota estupenda, se sorprendió. “No me lo esperaba, no me lo podía creer”. Y se siente agradecida porque algunas de esas personas que le hicieron bullying años atrás le han escrito cartas muy bonitas. Y le han pedido perdón.
Hoy, Lucía está en su prime, no hay duda. Espera también el estreno de La Maleta, un "comediote", dice, que ha disfrutado mucho, dirigido por Carlos Therón y donde comparte protagonismo con el actor mexicano Alejandro Speitzer y Leonor Watling. Y sabe que la maravillosa relación que ha creado junto a Pilar Castro es para toda la vida. Pilar, por su parte, no lo duda: “Lucía es una de las mejores actrices que tenemos ahora mismo. Lo digo y lo redigo”.
Agradecimientos especiales al Hotel InterContinental Madrid.