Ivana Baquero arrasa en Netflix con ‘La viuda negra’: "Nos llama mucho la atención cuando es una mujer la que asesina"

Confiesa Ivana Baquero (Barcelona, 1994) que no recuerda una casa donde haya vivido “en la que no hubiera una maleta siempre abierta para hacer y deshacer”. Ya sea en Wellington, Madrid o Los Ángeles, su equipaje no deja de desplegarse como un árbol horizontal desde hace muchos años.

“Estoy tan acostumbrada a viajar que ya no concibo la vida en un único lugar pensando que ya no me voy a mover”, afirma.

Nos encontramos con la actriz catalana en el Hotel Thompson de la Plaza del Carmen en Madrid, que fue de hecho un cine y, más antiguamente, una galería comercial. El tiempo es otra manera de reescribir lo que nos rodea. Es la unión de ambas cosas, el espacio y el tiempo, lo que nos hace crear una realidad propia.

Sin embargo, la ficción es sin duda la gran forma de reescribirlo todo. Una realidad impresiona incluso: algunos personajes de ficción están para siempre vivos e influyen más en nuestra vida que algunas personas que nos rodean.

Ivana Baquero es consciente de que los papeles que ha interpretado desde su infancia y su decisión de vivir en diferentes países y en diferentes mundos han creado a su alrededor un halo de misterio.

Ganó un Goya con solo doce años, interpretando a una fantástica —en ambos sentidos— Ofelia en El laberinto del Fauno (2007). Fue hija de Kevin Costner en La Otra Hija (2009) e hizo las delicias de los amantes del género con Las Crónicas de Shannara (2016) en Netflix, junto al ídolo Austin Butler.

A punto de estrenar la nueva entrega de Espartaco el próximo otoño, relata cómo el éxito global de La Viuda Negra la ha tomado por sorpresa: la terrible historia de un hombre acuchillado siete veces por su mujer en 2017 en Valencia, a la cual ella interpreta, ha llegado al top 1 mundial de Netflix, y sigue en el top 10.

Junto a Carmen Machi y Tristán Ulloa, Ivana ha compuesto un inquietante puzzle interpretativo que pone los pelos de punta a cualquiera que se atreva a adentrarse en este true crime. Conversamos con una de las actrices más interesantes de nuestro panorama nacional.

Hacer, contar, revivir

¿Se considera misteriosa?

[Sonríe levemente] No es algo consciente. Los actores nos rezagamos tanto en los personajes que interpretamos, que luego es un arma de doble filo. A veces nos perdemos en todas esas personas, y de ahí puede llegar esa sensación de que no llegas a conocernos al cien por cien.

A mí misma me ha pasado. He conocido a compañeros que tienen una especie de muro que no llegas a derribar, lo he experimentado. A veces termina un rodaje y vuelves a ver a esa persona seis meses después y piensas ‘¿estaba haciendo un personaje en el rodaje y ahora es la persona que es, o de repente estaba tintado por el personaje que estaba interpretando?’.

¿Cómo se describiría?

Me hacen bastante esta pregunta, debería hacer los deberes y pensar una buena frase para ir preparada, pero es que me cuesta mucho pensarlo. Me considero una persona leal, con sentido de la justicia, familiar, perfeccionista…

Si tuviera que resumir realmente de qué está hablando La Viuda negra, y por qué cree que ha habido este boom que la ha llevado al número uno mundial, ¿qué diría?

En general el true crime nos gusta y nos interesa por varias razones. En la naturaleza humana está intentar entender el porqué de las cosas. Y aquí confluyen varias ideas: en este caso, es una mujer la que asesina, y eso nos llama mucho la atención porque son menos los casos.

Parecía una chica normal de una familia estructurada, además religiosa, con un matrimonio que parecía ir bien. Todos esos factores hacen que quieras meterte ahí y verlo para poder entender. También creo que la mirada masculina de la que ella se aprovecha y la investigación policial, se abordan de manera muy interesante.

Definitivamente, el ser humano aparece capaz de lo mejor y de lo peor…

Sí, en la película están todos los extremos. Quizás tenemos que ser conscientes de que podemos estar rodeados de personas que nos parecen compañeros, vecinos, gente normal… pero que luego pueden llegar a esos extremos de maldad. Son temas universales.

Al estar basada en hechos reales, existe mucho de material auténtico de Maje, su papel, incluyendo una parte de los audios. ¿Cómo fue el proceso de preparación para llevar el personaje a usted de modo definitivo?

Al contrario. ¡El personaje lo tenía que llevar a ella! Lo que más queríamos atinar era en la voz, porque es muy reconocible. Había mucho material auditivo con todas las llamadas hechas, pero no quedaba demasiado material gráfico porque todo el juicio fue con mascarilla. Ocurrió durante la COVID-19, y no tenía más material, así que era más difícil poder captar cómo gesticulaba y cómo se comportaba.

¿Es muy diferente interpretar una historia real que una de fantasía?

Hay como dos partes en esa respuesta. Hay una diferencia, claro, una responsabilidad detrás de abordar una persona real, que además está viva, y está en la cárcel. Yo lo emprendí con muchísimo respeto e intentando contar lo que me pedían Carlos y Ramón ya no solo como actriz sino por la confianza que depositaron en mí para hacer un buen trabajo. En ese sentido sí que tenía una cierta presión añadida.

Cuando estás haciendo un personaje de ficción, además, hay cositas que las llevas a ti, como decías antes. Al construir un personaje que no existe de alguna forma, tiras de tu propia experiencia. Tienes que ser fiel a ella, aunque esté lejos de ti.

¿Cómo se apoyaron entre actores?

¡Lo que aprendí de Tristán Ulloa y de Carmen Machi fue increíble! Francamente, me dejaron anonadada, impresionada, o sea lo que aprendí con ellos fue brutal y no hubiéramos podido construir lo que construimos sin la experiencia que tienen y lo maravillosos que son como compañeros y como intérpretes.

Es heavy conocer a Tristán y a Machi. Y ver cómo se transforman en los procesos de ensayos hasta sus personajes, cómo Tristán cogió peso, o cómo cambiaba su rostro cuando empezaba a hablar… Cuando ves un trabajo tan detallado, esa transformación intimida. Eso hace que tú también tengas que estar a la altura.

Viajar soñando

“Esta mañana vine en el AVE de Barcelona a Madrid, y anoche me estuve descargando películas para poder verlas en el tren. Consumo mucho cine y series, tengo todas las plataformas y voy a menudo al cine”, comparte Ivana sobre su forma de viajar. “Por ejemplo, ahora he terminado de ver The Studio en Apple TV: parece que vaya a ser un sitcom y de repente tiene una cinematografía que impresiona”.

“La semana pasada fui a ver Misión imposible y conseguí pillar un pase de Pecadores, ahora quiero ver Sirat. Es parte de mi trabajo estar informada y que sirve para inspirarme, ver a mis compañeros, cómo trabajan los directores”, añade.

Para ella, “la ficción es una forma de expresarse que nace de la necesidad humana de contar historias. Hay algunas mucho más conmovedoras que contienen mensajes, luego hay otras que sirven para entretenernos. El cine es un arte y una forma de transmitir emociones. Por eso todos llegamos al final del día a casa y nos ponemos a elegir qué tipo de historia queremos ver”.

¿Cómo es su relación con la moda?

Me gusta la moda, pero me cuesta aplicarla. Por el estilo de vida que llevo intento ir generalmente lo más cómoda que puedo. Me gustaría poder arriesgar más, sí que es verdad que cuando tengo eventos y cosas así aprovecho las oportunidades para llevar estilismos interesantes y colaborar con marcas. A mi madre le gustaría que llevara menos chándales, como dice ella, y más cosas monas [ríe].

He escuchado que colecciona prendas de sus rodajes… ¡eso que llaman memorabilia!

Como curiosidad, de cada rodaje siempre me gusta llevarme algo del personaje, lo hago para cerrar el ciclo. Es algo que he hecho desde el día uno de cada proyecto. Y ya tengo una colección increíble. De Las Crónicas de Shannara me llevé un par de dagas, del El Laberinto del Fauno tengo varios vestidos de Ofelia, incluyendo los zapatos rojos que llevé a los Goya.

Muchas veces se quedan en cajas en almacenes. Luego es verdad que de algunos proyectos que son muy destacados como El Laberinto se hacen exposiciones. Pero si no, se quedan en un almacén para siempre y siento que el personaje se queda abandonado, por eso me gusta meter algo en mi maleta para tener siempre ese objeto con el que recordarlo.

Si me permite la pregunta, ¿cómo es Nueva Zelanda?

Pues no tiene nada que ver con ningún otro sitio del mundo, ni con Australia ni con Estados Unidos. Para empezar, la gente es increíble y siempre te dan una acogida muy cálida. Es un país con mucho mar, mucha montaña y creatividad. De verdad que creo que saben vivir, la calidad de vida es increíble.

Infancia en el séptimo arte

¿Imaginaba que su vida podría ser tal como está siendo?

No me dio ni tiempo de imaginar cómo quería que fuera mi vida, porque empecé muy pequeña en esto, con ocho años ya estaba rodando mi primera película en Galicia. Siempre he estado viajando. No he tenido como oportunidad de haber imaginado otra vida, porque ha sido así, y también me ha gustado tanto actuar que he querido mantenerme en el camino.

Fue una vocación temprana…

Sí, pero por casualidad, no porque yo lo buscara. Me cogieron para una película porque hablaba muy bien inglés en mi escuela y así fue como me enamoré de la interpretación, pero no lo busqué yo, eso fue curioso. Si no hubiera pasado eso, si no hubiera estado en el momento adecuado en la situación adecuada, probablemente me hubiera dedicado a otra cosa.

¿A qué piensa?

Al Derecho probablemente. Creo que a mí sola no se me hubiera ocurrido lo de la interpretación porque nadie en mi familia se dedica a las artes, al contrario.

Se dice que la vocación siempre se despierta con un suceso, ¿cómo vivió su exitosa infancia?

Pues de forma muy natural, evidentemente hubo épocas en las que se me reconocía más, pero tampoco he vivido éxitos abrumadores. Nunca me han perseguido y nunca me ha acosado la prensa.

He trabajado de forma pausada y meditada, he tenido una vida bastante tranquila y no puedo decir que la fama me haya afectado porque iba al colegio, tenía mis amigos y mis extraescolares. Me crié en Barcelona con una familia que siempre me ha apoyado, así que mi recuerdo de infancia es completamente normal.

Pero inevitablemente tendrá el recuerdo infantil de salir a recoger su premio Goya…

Ese día no me imaginaba ni por asomo que fuera a ganar yo el Goya. Cuando dijeron mi nombre, me sorprendió muchísimo y ahí que me fui al escenario con mis zapatitos rojos, feliz, porque era una forma de que mis compañeros y compañeras de profesión me dijeran que estaba en el buen camino.

Fue como si me dijeran ‘lo respetamos, lo reconocemos, lo valoramos’ y me dio un empujón para continuar como actriz…

¿Cuánto lleva ya en esta profesión, más de veinte años?

Son 23 años los que llevo actuando [sonríe]. Ha habido altibajos, con épocas en las que he trabajado menos y ha sido más difícil. Lo que tengo claro es que cuando más aprendes es en los momentos bajos, de ahí sacas las mayores lecciones.

¿Tiene una rutina muy estricta?

Es muy difícil tener una rutina cuando una semana estás en un sitio y otra en otro, en Estados Unidos o en Nueva Zelanda. He aprendido a no ser tan rígida, a ser más flexible e ir fluyendo. Para tener un poco de salud mental y de cuidado físico hago mucho ejercicio, cuido la dieta, hablo con mi familia todos los días, con mis padres, pero no tengo rituales.

Debe de tener un súper poder en un set de fantasía, donde tiene que transmitir con la mirada un universo totalmente ajeno a la realidad, a salir a la calle y llamar a sus padres. Debe de ser complicado, ¿no?

Totalmente, pero no solo ocurre eso con la fantasía, sino con cualquier proyecto. Muchas veces estás interpretando y alrededor no hay nada. Por ejemplo, cuando rodaba Alta Mar, la serie de Netflix con Bambú, se suponía que rodábamos en un barco, ¡y ahí no había ni barco, ni mar, ni nada! Era todo un set y cuando había tormenta, te tenías que mover tú y mirar al horizonte.

La interpretación es un juego, pero sí que te reconozco que la fantasía y el terror es, quizá, lo más divertido.

De los mitos femeninos que quizá ha conocido, ¿alguien la inspira especialmente?

Cate Blanchett me encanta, siempre hace que parezca fácil todo. Es brutal Kate Winslet, tanto en drama como en comedia. Penélope Cruz como actriz española me parece increíble, no es fácil interpretar si no es en tu idioma materno.

¿Dónde le gusta más trabajar?

Me encantaría seguir compaginando mi carrera en EEUU con trabajos en España. Cuando paso más tiempo trabajando en el extranjero me cuesta más volver, parece que hay menos oportunidades, pero me gustaría trabajar más aquí.

¿Con qué proyecto?

[Piensa un poco] Un thriller de espías… me encantaría probarlo, nunca lo he hecho.

¿Qué diría que tiene que mejorar todavía el mundo de la interpretación?

Francamente, por suerte siempre he vivido buenas experiencias en set, nunca he tenido malas. Luego, como todo en esta vida, en todas las industrias, en todos los trabajos… incluso si nos ponemos a comparar la americana con la industria española, siempre puedes comentar cosas. Siento que aunque quizás se trata de una industria donde hay que manejar ciertos egos.

Pero tenemos la suerte de estar en un medio muy bonito, en el que contamos historias, transmitimos emociones y somos afortunados de poder tener el trabajo que tenemos. Yo casi no lo siento como un trabajo. Me hacen gracia mis amigos de la escuela que tienen lo que yo llamo ‘trabajos de verdad’, son doctores, abogados…