Entrevista

Viña Machado, de modelo a actriz global con 'Cien años de Soledad': "Le digo a mi hijo ‘tu madre ha pasado a la historia’"

Entrevista

"Si hubiera pensado en todos los que iban a ver las escenas de sexo, no las hubiera hecho"

Fecha de publicación:
Fotografía

Andres Espinoza

Estilismo

Swim Seasalt

No es sólo que la novela original vendiera 50 millones de copias, es que la serie Cien Años de Soledad ha llegado al top 10 mundial de espectadores de Netflix en ni más ni menos que 190 países: esta ambiciosa producción recrea la mítica ciudad de Macondo en un set con más de 540.000 metros cuadrados, dando vida en imágenes al gran sueño del realismo mágico con mil personas de equipo, un 70% de actores no profesionales y hasta 20.000 extras. Ahora, Variety o The New York Times la recomiendan enfáticamente y Rotten Tomatoes confirma el éxito de público.

“Es abrumador”, responde Viña Machado a Magas. Ella es la primera actriz que interpreta a Pilar Ternera en el audiovisual, un personaje ‘de armas tomar’, controvertido y libre —una mujer fuerte que predice el futuro, es iniciadora erótica y amante de los Buendía y llega a vivir 140 años— y es consciente de que este papel la ha catapultado a actriz global con fama planetaria.

Cien años en siete meses

“Lo cierto es que estás ahí en tu quehacer actoral y no dimensionas del todo el proyecto. Pero cuando te paras y miras hacia atrás te das cuenta de que hubo un montón de personas haciendo una serie… ¡para que la vea el mundo entero! Era impresionante, había que tomar un transporte para ir de un Macondo a otro Macondo”, explica Virgina María Machado, conocida mundialmente como Viña [Colombia, 1979]. “Mi personaje no cambió de actriz, por eso pude conocer muchos Macondos. Suena a García Márquez de hecho cuando ella dice ‘todos los Macondos’”.

Con agradecimiento, Viña afirma “me siento muy honrada de todo lo que está pasando y de que me invitéis a esta entrevista”. Se trata de la segunda vez que interpreta a una mujer con una transición vital tan larga, “de muy joven hasta casi entrada en la vejez, antes fui Nacha, la mamá en una serie sobre la historia de Leandro Díaz, y es muy lindo cuando logras habitar toda la vida entera de un personaje: al llegar a la edad adulta ya la conoces muy bien, es como si el personaje tuviera una vida propia”.

La interpretación es todo posibilidad, ¿la vive así?

Si no se vive así, no se goza.

Foto uno de Viña Machado con el look uno

Su personaje, Pilar Ternera, es una de las mujeres más poderosas de la historia de la literatura, ¿cómo la describiría, encarnada por primera vez en el audiovisual?

Pilar tiene un core [núcleo] emocional muy fuerte, es una mujer muy viva. Ella no se da cuenta que el tiempo pasa. El tiempo es algo que no la pertenece, y en su magia y misticismo hay una quietud, es la mujer que mira constantemente lo que sucede, es una gran observadora. Ella siempre está por ahí, merodeando. Poder lograr esa omnipresencia, cómo observa, cómo le duelen los hijos que ya no son de ella, y cómo ese dolor se va acrecentando y en qué se convierte fue todo un reto.

¿Tres adjetivos para explicar su personaje?

¡Qué complejo! ¡Eso es como hablar de una misma!

¿Tanto?

Sí, me queda tan difícil hablar de Pilar Ternera como hablar de mí. Yo diría que es una mujer con entereza, bondad y ternura. Fíjate que la ternura la vi después, lo cual es lindo, no fue algo que planteé que tuviera. Eso me sorprendió. Es también una persona estoica, porque toma de frente los avatares de la vida, está parada, pero no sobre su ego, sino sobre su presencia, sobre las circunstancias que le ha tocado vivir. Se hace cargo de las decisiones que tomó y de los dolores que habita.

¿Una mujer adelantada para su época, diría?

Y más todavía, es una mujer por encima del tiempo, que logra dar vida ya entrada en años al hijo del coronel. Y es la última de los fundadores en morir, muere incluso después de Úrsula, estando en el goce pleno de sus facultades físicas y emocionales.

Foto dos de Viña Machado con el look uno

Foto tres de Viña Machado con el look uno

Es un personaje importante para la memoria afectiva de su país…

Yo tengo una teoría sobre el personaje después de interpretarla…

¿Cuál es esa teoría?

Me puse en contacto con Juan Gabriel Vázquez, el gran experto en la obra de García Márquez, para saberlo todo de ella, como en qué otros cuentos podría aparecer, porque el autor repetía personajes en sus obras. Yo sentí que Úrsula [el otro rol femenino protagonista] y Pilar son como dos partes del mismo personaje, una es la que vive dentro y la otra la que vive fuera de una casa. Una es atemporal, libre, atípica, y la otra lo contrario, así que la trabajamos también con esa idea del lado A y B de una mujer, con la risa, porque Úrsula no se ríe.

¿Cómo se inscribe Úrsula, el otro gran personaje femenino, en esa enorme constelación de mujeres carismáticas?

Úrsula es la representación de las matriarcas en Colombia, en esta historia tan del Caribe colombiano, tan de donde soy yo. A estas mujeres las ves en cada esquina, son las que han hecho los pueblos, las que han levantado a los hijos y las que han sacado a todos adelante. Esa frase tan preciosa de “tú estás en las nubes y Macondo está aquí” explica que es ella la que cría y educa, mientras el hombre se desconecta por completo y ella, si te das cuenta, es la gran matriarca, la que pone orden. Úrsula es la vida, la raíz de Cien Años. Eso me encanta, esa fuerza y salir adelante y ponerse a empujar para que nada desencarrile. Es una gran mujer. Pilar Ternera fuma, canta y vive afuera.

¿Qué otra mujer le fascina de Cien años?

En el libro tengo que reconocer que Amaranta [la hija de Úrsula] me parece una cosa muy loca, porque tiene todos los pesares de una mujer, de lo humano, la envidia que la corroe, un amor desbordado que no sabe donde poner, tiene ira, tiene maldad. No sabes si te va a sonreír o a matar. Amaranta tiene demasiado misterio en ella. Y me encanta también Petra, que va a estar en la segunda temporada, que a través del sexo multiplica a los animales, es un personaje increíble.

Foto uno de Viña Machado con el look dos

Las diosidencias de Viña

Esta serie se ha rodado con el apoyo de buena parte de la familia de García Márquez —con la condición de que se realizara el rodaje en Colombia y en español—, cuyo autor en vida declinó los derechos de adaptación audiovisual por considerarlo demasiado complicado. A Viña Machado no deja de resultarle increíble cómo su escritor pudo desarrollar en profundidad tantas tramas en paralelo. “Yo me imagino a Gabriel García Márquez encerrado, detenido, elevado, conectado con un ser superior mágico y él corriendo por las calles de Macondo, de todo el Caribe, viviendo intensamente, como si pudiera estar desdoblado, conversando o siendo él cada personaje. Es maravilloso cómo hila la historia y cómo desarrolla cada personaje con tanto poder”.

Ella misma relata en un tono propio del realismo mágico cómo fue encontrándose con ‘señales’ de que estaría en este proyecto. “En 2015 dije en una entrevista que me gustaban todos los femeninos de Gabriel García Márquez. Para hacer a Nacha, un papel anterior, me inspiré en Úrsula, en esa mujer caribeña garciamarquiana. Luego me llamaron a un casting para hacer una escena de Úrsula pero lo único que hice fue pelearme para que no saliera el papel anterior que estaba haciendo y salí triste, llegué a casa sintiéndome deprimida, frustrada, mala actriz. Dos semanas después me llamaron para verme como Pilar Ternera, en pocos días me leí de nuevo Cien Años de Soledad y estudié la escena. ¡Ahí me di cuenta de que los cuarenta años me habían caído porque tenía presbicia! Hice el exorcismo, volví más tranquila, y salí diciendo ‘ya no me importa si quedo o no en Cien años de Soledad’, porque dos mujeres muy importantes, Eva y Yolanda, acababan de ver mi trabajo bien hecho en ese casting”.

Es increíble cómo lo cuenta, ¿lo más importante para usted fue hacer bien ese trabajo, más que el éxito que podría acompañarla?

Esa idea está en mi hoja de vida. La he aprendido, pero luego se abren otras puertas. Para mí es muy importante quedar satisfecha con mi interpretación. Cuando me llamó Alex García, uno de los directores de la serie, tuve una diosidencia, no encontraba un tarot, así que me llevé una baraja española y al voltearla salió por casualidad el Rey de Oros. Al verlo, dije ‘Dios mío, voy a ser Pilar Ternera’. Porque creo en las diosidencias

¿Qué son las ‘diosidencias’? ¿Coincidencias divinas?

Sí, en Colombia la usamos mucho [ríe]. Yo estaba en un viaje en el norte de la Guajira con mi hijo cuando me llamó mi manager (ya sabes que sólo te llaman cuando pasa algo bueno). Estaba justo en la orilla de la playa y me dijo que me sentara. Y le respondí que no, ‘lo que me vayas a decir, dímelo estando yo de pie, frente al mar’. Dijo entonces. ‘Eres Pilar Ternera’. Y así supe que iba a ser ella, ahí, frente al mar, de pie.

¿Cuál es el punto de inflexión más fuerte del arco del personaje de Pilar Ternera en esta historia?

Hay un cambio tremendo en mi personaje cuando Arcadio [su hijo] se vuelve un tirano. Cuando ella ve a su hijo convertido en ese gran tirano. Cuando él intenta caer en los brazos de Pilar Ternera. ¡Porque ella nunca buscó a ninguno de los Buendía, todos fueron a donde ella! Ahí es donde a mí como Viña me empezó a doler Pilar, me traspasó, porque yo tengo un hijo. Ella lo cuidó hasta que ya no pudo más, lo intentó todo.

Foto uno de Viña Machado con el look tres

Foto dos de Viña Machado con el look tres

De modelo a actriz global

Actrices que le gustan a Viña Machado son “Blanca Suárez, muchas de las de Almodóvar, Cecilia Roth, también Penélope por supuesto. En Colombia hay enormes actrices, Elena Rojo en México… en Estados Unidos, Cate Blanchett, entre otras”. Todas mujeres fuertes, y afirma que siente que ha existido algo único en su propia carrera. “Los personajes te agarran de la mano”, describe, “yo siento que un personaje me ha llevado al otro, me ha regalado universos. Quizás Brigitte en La vendedora de rosas me dio el callo de poder estar en un set muchas horas, y Gloria Mayorga [otro papel de una enfermera por el que fue premiada] empieza como una mujer muy recia pero era blandita por dentro, luego se vuelve adicta, con este personaje navegué por unos lugares muy profundos”.

¿Cómo llegó a la interpretación?

Yo fui modelo trece años de mi vida, viví en Milán y en Londres por temporadas. Desde siempre fui un poco payasa, divertida, loquita, siempre estaba haciendo muecas, divirtiendo a la gente. Lo primero que hice fue escribir, me encanta, y después me fui por el modelaje, no lo busqué, se abrió un camino. Estando en Londres empecé a ver mucho teatro, teniendo 22 años ya dije ‘yo quiero actuar’, pero tenía pánico, un respeto enorme, porque en Colombia siempre se ha hecho muy buen audiovisual, las novelas son un hito de la industria, aquí hay grandes actrices y actores de tele y teatro. Pero la vida me devolvió a Colombia y me puse a reinventarme aunque me seguía llamando la actuación y no quería por miedo, por el respeto, porque no quería que me dijeran todas las cosas que luego pasaron: ‘Eres una modelito más que quiere actuar’… No quería vivir ese proceso, ¡pero igualmente lo hice y me dio mucho valor recorrer ese camino! Y hoy me alegro.

Ahora, pasadas esas críticas, ¿cuál diría que ha sido su mayor aprendizaje?

Desde que empecé, para ponerme en el papel de todas esas mujeres, el autoconocimiento, ir a lugares inesperados porque las emociones están ahí disponibles para una. Si no te sumerges en ellas, sólo te mojaste los pies, no funciona.

¿Y cuáles fueron realmente las escenas más complicadas de Cien Años?

Sobre las escenas de sexo, si hubiera pensado mucho en ellas, en toda la gente que las iba a ver, no las hubiera hecho. No sólo por todas las personas que te ven, sino por mi hijo. Le dije que había capítulos que no podía ver aún, hasta que sea más mayor. Hay una repercusión en mi nombre, pero eso es lo que quieres también, que digan ‘ah, miren esta actriz lo que está haciendo’. Tengo claro algo: mi trabajo está en el set, si luego algo es exitoso o no, no me corresponde.

Conoce a muchas personas de su sector internacionalmente y tiene más de un millón de seguidores en redes… ¿Cómo gestiona ese feedback?

Es lindo porque las redes tienen una inmediatez. Estamos más cerca que nunca. Tienes un feedback inmediato, aquí ha sido con mucho amor, muy pocas críticas con el desarrollo de los personajes, más allá de si Pilar era más morena, carnuda o menos agraciada… La industria tiene una cosa buena al acercarse y decirte qué bonito trabajo, y yo lo tomo con mucha humildad, esto es tan momentáneo como el día y la noche. Aunque me siento honrada de estar en un proyecto de esta magnitud y decir “soy la primera Pilar Ternera del audiovisual”. Ha habido muchas antes, claro, en teatros, y como le decía a mi hijo “tu madre ha pasado a la historia”.

¿Tiene una buena relación con su exposición pública y las redes? ¿Qué recomienda a las y los jóvenes?

Sobre todo me gusta subir contenido de mi trabajo. Pero ese espacio no es la vida misma, hay que recordarlo. Me dicen ‘estabas en la playa’, y respondo ‘no, estoy en casa tomando un café’. Lo que subes no tiene que ser a tiempo real, eso es una clave. No pongo nada de mi vida privada, mi hijo sale muy poquito o casi nada. En el momento en que abras las puertas, se meten con toda. Tampoco hago entrevistas en mi casa, ¿por qué? Porque es el hogar de mi hijo, aquí en mi casa yo soy Virgina María, aquí están mis amigos, aquí hago pequeñas tertulias, aquí me gusta cocinar. A mí me gusta mi vida privada. Es mi gran tesoro”.

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