En el corazón de Olite, en una pequeña localidad navarra de poco más de 4.000 habitantes, hay una tienda que encierra mucho más que simples prendas de moda.
Se llama Hope, que significa "esperanza", y su nombre no es casualidad: representa el sueño hecho realidad de Amaia Bezunartea, una joven emprendedora con 36 años que decidió cambiar la inestabilidad y las malas condiciones laborales por la ilusión de construir algo propio.
"Desde pequeña he sido muy soñadora y siempre he tenido muchas ilusiones y fantasías, que creía que podían hacerse realidad, y Hope es una de ellas", confiesa Amaia recordando los primeros pasos de su aventura.
Amaia Bezunartea.
Su historia comenzó tras una etapa complicada. Después de trabajar en grandes franquicias en Pamplona, la crisis económica le dejó sin oportunidades laborales relacionadas con sus estudios.
"Tuve la suerte de poder entrar rápidamente a trabajar en tiendas de moda, y ahí descubrí que me encantaba ese mundo", explica.
Sin embargo, tal y como corrobora Amaia, la estabilidad económica era casi imposible de alcanzar. Los contratos temporales y los sueldos bajos la llevaron a replantearse su futuro.
Fue entonces cuando la navarra empezó a germinar la idea de montar su propia tienda. "Me daba vértigo, pero también me motivaba muchísimo. Era un gran reto que quería luchar y hacer realidad", añade.
Amaia admite que, aunque al principio su decisión no fue bien recibida en casa, con el tiempo las dudas terminaron en orgullo. "Cuando tuve la idea de montar una tienda, en mi casa me dijeron que no lo hiciera. Supongo que pensaron que era otra de mis locuras...", recuerda entre risas.
Sin embargo, ese escepticismo no la detuvo: "Tenía lo que considero lo más importante: creía en mi sueño".
"Ser autónomo no es fácil. No busco hacerme rica, solo vivir bien con mis pequeños lujos"
Hoy, casi una década después, Hope se ha consolidado como un referente local de moda femenina.
Amaia lo vive con humildad: "Estoy muy contenta de haberlo logrado, de ver que todo el esfuerzo ha merecido la pena. Pero no lo vivo como un gran triunfo, sino como una forma de vida".
Es esa misma visión la que le acompaña también cuando habla del éxito y de lo que significa emprender.
Precisamente, a quienes piensan que los jóvenes emprendedores buscan resultados rápidos, Amaia responde con serenidad: "Ser autónomo no es fácil. No busco hacerme rica, solo vivir bien, con mis pequeños lujos".
Para ella, emprender no solo fue una oportunidad laboral, sino una forma de madurar. "Cuando decides montar un negocio, tienes que responsabilizarte de muchas cosas de repente, y es ahí cuando realmente creces", apunta.
No obstante, ese proceso de crecimiento no ha estado exento de desafíos. Precisamente, de todos los momentos vividos, uno marcó un antes y un después: la pandemia de la Covid-19.
"Llevaba cuatro años trabajando sin parar, con apenas una semana de vacaciones al año. Y de repente, llegó el parón", manifiesta.
Durante esa pausa, Amaia tuvo tiempo de reflexionar: "Ahí me di cuenta de todo lo que había hecho y de que todo ese esfuerzo tenía realmente una recompensa. Había tenido éxito, y cuando por fin paré, fui consciente de ello".
Amaia Bezunartea.
Pero ese éxito no llegó sin un precio. Amaia reconoce que ser emprendedora implica sacrificios: al principio debía estar disponible prácticamente todo el día, renunciar a muchos planes y ver cómo los demás disfrutaban de su tiempo libre mientras ella seguía trabajando.
Con el tiempo, sin embargo, reconoce que la situación ha cambiado. Gracias a la incorporación de una compañera en la tienda, ahora puede organizarse mejor y disfrutar de más momentos para sí misma. "Vivo mucho mejor que en los primeros años", asegura con una sonrisa.
Hoy, al mirar atrás, Amaia se siente orgullosa del camino recorrido. "Me enorgullece haber peleado por alcanzar un sueño y comprobar que quien quiere, puede lograrlo si se lo propone y trabaja por ello", afirma.
Por último, la navarra también ha querido destacar el valor de todas aquellas personas que la han acompañado en ese proceso, especialmente a la gente del pueblo que sigue apostando por el pequeño comercio.
