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Rosa López saltó a la fama en los 2000 como la primera ganadora de Operación Triunfo. Con su voz poderosa y carisma, se ganó el apodo de “Rosa de España” y llenó grandes escenarios.

Sin embargo, su trayectoria no ha sido un camino de rosas. Hoy, la artista afronta una carrera más discreta, con menos presencia mediática y proyectos limitados.

Uno de sus mayores golpes fue el enfrentamiento con Hacienda. Tras no justificar casi 500 000 €, vendió su chalet, su coche y se mudó a un piso más modesto en Madrid.

Rosa ganó OT1 en 2002 y representó a España en Eurovisión, donde quedó séptima con Europe’s living a celebration.

A partir de entonces, vivió un periodo de éxitos: discos de platino, giras multitudinarias y apariciones constantes en radio. Sin embargo, la popularidad decayó con los años y su música perdió presencia mediática tras 2004.

El gran golpe llegó al descubrir una deuda por 80 millones de pesetas (casi 500.000 €) no justificados por su gestor. Para hacer frente, vendió su chalet en Granada, su BMW X5 y decidió instalarse en un piso con hipoteca en Madrid.

Esta crisis marcó un punto de inflexión. Rosa admite que ha vivido momentos complicados y aprende a valorar una vida más humilde.

La pandemia y la falta de grandes giras redujeron sus ingresos. Abre paso a proyectos menores: conciertos, comuniones y eventos privados. Incluso gestiona una comunidad privada en Facebook: sus seguidores aportan 4,99 € al mes para apoyar su carrera independiente.

La artista reconoce que no ha dejado de trabajar, pero apunta: “No soy millonaria, pero vivo de mi voz”, una frase que define su nueva filosofía.

En entrevistas con Évole, Rosa reflexiona sobre el peso emocional de su éxito inicial y la pena que sintió. Confiesa que se cuestiona si ganó por mérito o por compasión del público.

Estas declaraciones muestran a una mujer auténtica, sincera y sin máscaras: una figura que prefiere la transparencia sobre el brillo efímero.

Rosa no se ha rendido. En 2024 publicó el álbum 12 Diamantes negros, y continúa activa en televisión y música. También participa en programas como El desafío o La Voz Kids, demostrando que aún tiene mucho que ofrecer.



Con ocho discos de platino y una carrera de más de 20 años, ha demostrado que una voz y un propósito pueden mantenerse firmes, incluso sin grandes escenarios.

Rosa López (44) ha transitado del estrellato absoluto a una vida más realista, afrontando deudas, hipotecas y la soledad de los focos. A pesar de ello, su legado permanece y su voz sigue sonando, ahora desde proyectos más íntimos y sinceros.

La presión de ser un icono nacional también ha dejado huella en Rosa. Durante años sintió que no podía fallar, que debía mantener una imagen impecable para no decepcionar al público que la encumbró. Hoy, tras un proceso de aceptación personal, afirma sentirse más libre y centrada en lo que realmente le llena.

Su historia conecta con la de muchos artistas que conocieron la fama de golpe y luego el olvido. Rosa ha aprendido a convivir con la nostalgia de aquellos años gloriosos, pero sin quedarse anclada en el pasado. Su enfoque actual es claro: trabajar con honestidad, sin pretensiones y rodeada de quienes realmente creen en ella.

Una historia de altos y bajos, desafíos y renacimientos, que confirma que detrás del éxito hay una persona que aprende y resiste.