El fabricante japonés Mitsubishi está pasando actualmente por una situación "incómoda", sobre todo en determinados mercados como el europeo, donde su gama de turismos no es lo suficientemente extensa para convencer al cliente, que termina buscando una alternativa a la firma nipona en la mayoría de las ocasiones. Tan sólo el Outlander PHEV, un SUV híbrido enchufable, está cosechando unas buenas cifras de ventas, gracias además a su gran relación calidad-precio. 

Sin embargo, Mitsubishi tiene más frentes abiertos, como el de las emisiones en Japón, donde hace unos meses tuvo que reconocer que engañó en la homologación de algunos motores que, posteriormente y gracias a un acuerdo comercial, terminaron montados en ciertos modelos de Nissan destinados al mercado japonés. 

Ha sido Carlos Ghosn, CEO de Renault-Nissan, el que ha comunicado en el Salón de París que están trabajando en un gran acuerdo para adquirir una buena parte de las acciones de Mitsubishi, concretamente el 34%, con el fin de convertirse en los accionistas mayoritarios. Ghosn ha declarado también que el acuerdo será "multitudinario". 

Este acuerdo no relegará a Mitsubishi a convertirse en una simple marca más de la alianza franco-japonesa, sino que hará que la firma de los diamantes se convierta en parte esencial de las acciones de investigación y desarrollo que Renault-Nissan tienen en común. Sin embargo, hay otros aspectos en los que ambas partes tendrán que trabajar más a fondo, como el mercado estadounidense, donde Mitsubishi y Nissan compiten directamente en numerosos segmentos.