Cada vez que menciono las enormes oportunidades que abre el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), surge un comentario tipo “ya verás cuando te quite a ti el trabajo”.

Tenerle miedo al desarrollo tecnológico es una constante en el ser humano. Se le tuvo miedo a la máquina de vapor, se le tuvo miedo a los ordenadores y se le ha tenido miedo a Internet. Pero la historia muestra que a lo que hay que tenerle miedo es al ser humano. Concretamente al uso que haga de la tecnología. Es más: probablemente a lo que hay que tenerle más miedo es a no saber adaptarse al desarrollo tecnológico. Y, desde mi “negociado” de asesor financiero, al coste de oportunidad de no haberle sabido sacar partido.

Google no fue una amenaza para quien supo adaptarse. Evidentemente lo ha sido para las páginas amarillas, pero el problema era pretender ganar dinero con las páginas amarillas cuando salió al mercado algo como Google. Y fue una magnífica inversión para quien vio su potencial.

Y qué duda cabe que la energía nuclear puede ser muy peligrosa, pero no por la energía nuclear en sí, que bien utilizada podría llegar a ser parte de la solución en la búsqueda de una energía limpia y barata, sino porque el ser humano lo primero que hizo fue aplicarla a la industria militar.

La conclusión es que las nuevas tecnologías han resultado una herramienta útil para la humanidad pese al ser humano. Y ha sido así desde que se inventó la rueda.

La conclusión es que las nuevas tecnologías han resultado una herramienta útil para la humanidad pese al ser humano

Pero yo no soy político ni profesor de ética, soy asesor financiero, así que me voy a centrar en cómo pueden sacarle partido los inversores a esta nueva tecnología.

Es más: puestos a asumir que la IA sea el monstruo que plantean algunos, la mejor defensa si nos va a perjudicar en nuestro puesto de trabajo, nos beneficie como inversores. Tenemos un ejemplo similar muy reciente: la mejor defensa frente a la última crisis energética fue invertir en las empresas que se beneficiaron de la incompetencia política que nos llevó a dicha crisis. Quien lo hizo “compensó” con plusvalía bursátil el incremento de la factura del gas y la luz.

Desde el punto de vista inversor, lo primero sería aclarar si efectivamente la IA puede ser un motor de rentabilidad. Para nosotros, la respuesta está muy clara: la IA es el siguiente paso de la revolución digital y, como todos los anteriores, si se sabe aprovechar será una gran fuente de beneficios.

En nuestra opinión, el primer escalón de la revolución digital fue el descubrimiento de cómo multiplicar exponencialmente la memoria de los microprocesadores (origen del desarrollo explosivo de Silicon Valley). El segundo fue Internet. El tercero fueron los smartphones. El cuarto será la IA. Y, aunque sea políticamente incorrecto decirlo, la IA unida al desarrollo del metaverso (no es políticamente correcto porque el consenso opina que el metaverso es pura venta de humo).

Pero no perdamos el foco de la IA y la robotización. Para el inversor habrá dos formas de aprovechar esta versión 4.0 de la revolución digital: las que en Nextep llamamos "macro ideas" y "micro ideas".

Esta clasificación no tiene nada que ver con la macro o la micro economía en sentido académico, sino con el tamaño de las empresas que se beneficien de este nuevo motor de rentabilidad.

Por el lado de las “macro ideas” tendríamos, por ejemplo, las opciones que tiene una empresa como Microsoft no solo de potenciar su negocio actual, sino de quitarle negocio a Google, algo que parecía imposible.

Por el lado de las “micro ideas” tendríamos las pequeñas empresas cotizadas fundadas por especialistas en la materia, que serán vendidas por auténticas fortunas a las grandes que tratarán de obtener ventajas competitivas gracias a la IA. Algo parecido a cuando Meta (Facebook) compra una empresa especializada en el desarrollo de gafas de realidad virtual de cara a su posicionamiento en el metaverso. No se trata de si es acertado que Meta la compre, si no el “pelotazo” que da quien haya invertido previamente en la empresa adquirida.

Encontrar un gestor con ideas claras al respecto aportará un extra de beneficio

En ambos casos, macro y micro, hay que saber elegir los vehículos de inversión adecuados. Habrá ocasiones en que serán fondos de inversión de gestión activa, cuyos gestores hayan sabido centrarse en las grandes empresas ganadoras. No sólo en fondos indexados, porque la IA tendrá cabida en casi todas las empresas, pero habrá algunas muy concretas en las que supondrá una auténtica revolución. Encontrar un gestor con ideas claras al respecto aportará un extra de beneficio.

En el caso de las ideas micro, el camino será más vía ETFs especializados o inversión directa en acciones. En este último caso solo para quien cuente con la información y el asesoramiento adecuado. No estamos hablando de analizar y seleccionar empresas de consumo básico.

Desgraciadamente aquí no tenemos espacio para entrar en detalles, pero si les interesa el tema lo trataremos en una próxima jornada abierta -gratuita-, que tendrá lugar el próximo 25 de mayo y a la que pueden apuntarse en la página principal de nuestra web, nextepfinance.com, una semana antes del evento.

***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.