“Cuando mi limpiabotas invierte en bolsa, yo lo vendo todo”. (Rockefeller).

Blockchain, sí; bitcoin, no tanto. Ése podría ser el resumen de mi columna de hoy. El año pasado, tuve la fortuna de acertar con mis recomendaciones e inversiones, pero jamás he estado en criptomonedas (ni en oro).

Cuando compramos acciones de una empresa, nos fijamos en los fundamentales de la compañía, en sus beneficios futuros y, en definitiva, en múltiples factores que hacen que nos animemos a ser accionistas.

Cuando compramos una divisa, nos fijamos en los datos macroeconómicos del país emisor, en sus perspectivas, en los tipos de interés, etc. Cuando nació el bitcoin, podíamos pensar en el futuro de una moneda que no representaba a ningún país y que, por tanto, generaba transparencia e independencia de las políticas económicas nacionales, además de la tecnología que había detrás. Sonaba muy bien, pero no pensaba que se transformaría en un activo especulativo.

Nunca me han gustado los permabears (pesimistas bursátiles por sistema), se pasan el 75% de los años augurando caídas y equivocándose. Sólo tienen un momento de gloria: el 25% de los años que el mercado recorta. De igual forma, hay que rendirse a la evidencia del bitcoin: está arrasando y lo seguirá haciendo bien durante un tiempo, el momentum es espectacular y hay un suministro finito (oferta fija, demanda in crescendo, resultado obvio). A pesar de ello, no me gustan las criptomonedas, sólo las usaría para especular puntualmente.

Hay que rendirse a la evidencia del bitcoin: está arrasando y lo seguirá haciendo bien durante un tiempo, el 'momentum' es espectacular y hay un suministro finito

Warren Buffett dijo en una entrevista en Squawk Box: "Las criptomonedas no tienen ningún valor ni producen nada. No se reproducen, no pueden enviarte un cheque ni hacer nada. Uno sólo se queda esperando a que aparezca alguien y te pague más por ellas”.

En esta infografía de Visual Capitalist, podemos observar que el bitcoin representa alrededor del 68% del mercado de las criptomonedas. Ha construido una sólida reputación y es más accesible que el resto:

Curiosamente, y a pesar de lo que uno podría intuir, mucha más gente opina que el bitcoin y Tesla podrían caer a la mitad en comparación con los que opinan que podrían doblar según este gráfico de Deutsche Bank que refleja los resultados de una encuesta de la propia entidad:

Si bien la tecnología blockchain se asocia principalmente con la industria financiera, el verdadero potencial es mucho más amplio, es difícil imaginar un área de la vida que no se preste a una mejora aplicable:

Se puede utilizar en empresas y Gobiernos para aumentar la transparencia entre las partes, reducir la corrupción y agilizar la burocracia. Las transacciones están a prueba de manipulaciones y abiertas al público, lo que permite que todo, desde los contratos de alquiler hasta las elecciones nacionales, sea justo y equitativo.

Tiene el potencial de mejorar la eficiencia médica. Al permitir que los registros de los pacientes se compartan de forma segura, los médicos pueden reunir toda esa información para mejorar diagnósticos y tratamientos. Con la gran cantidad de datos de pacientes recopilados en la red, la tecnología blockchain puede ayudar a avanzar en la investigación médica más sofisticada.

El robo de identidad también podría convertirse en una cosa del pasado. Toda la información de identidad personal y registros educativos se pueden almacenar de forma segura en la cadena de bloques. Debido a que tus datos están vinculados a datos biométricos exclusivos para ti y son imposibles de falsificar, la información está a salvo del fraude.

Veamos cómo explica HIVE Blockchain el funcionamiento de esta abstracta tecnología:

En resumen:

1) La parte A quiere realizar transacciones con la parte B.

2) Esta transacción se registra en la cadena como un bloque de datos cifrados.

3) Este bloque se transmite a todos los participantes en la red blockchain. El bloque en sí es visible para todos, pero la información confidencial está encriptada para proteger la privacidad de ambas partes.

4) Cada participante en la cadena comprueba la validez del bloque, confirmando que todos tienen la misma versión de información cifrada para eliminar la posibilidad de manipulación.

5) Una vez verificado, el bloque se agrega a la cadena. Una vez añadido, no se puede mover, cambiar ni manipular.

6) Ahora que la transacción ha sido verificada, se procede según lo planeado.

Pero volvamos al bitcoin. Las entradas de inversores institucionales han aumentado últimamente, siendo señal de una mayor aceptación. De hecho, me ha sorprendido el claro posicionamiento alcista de la gestora de moda: Ark Invest (su líder, Cathie Wood, lo tiene claro).

Sin embargo, parte del aumento parece de naturaleza especulativa. Los mercados de futuros pueden estar desvelando una burbuja y hay indicios de que la especulación de los minoristas es un factor adicional que está impulsando el precio del bitcoin. Veámoslo en estos gráficos de Quintet:

El mercado de futuros de Chicago muestra una gran posición neta negativa de los hedge funds, que no significa necesariamente que tengan una opinión negativa sobre el bitcoin. Podrían ser operaciones de carry trade para aprovechar la prima de los futuros frente al contado.

Además, los precios del bitcoin están correlacionados con el volumen de búsquedas en Google. Esto puede sugerir una participación significativa de inversores minoristas en este mercado. La evidencia no es absoluta. Por ejemplo, al observar la correlación entre los wallets de bitcoins y las búsquedas en Google, parece que la creación de monederos virtuales tiende a acelerarse antes de las búsquedas y no después.

Por cierto, personalmente prefiero exponerme al bitcoin a través de un ETF: por sencillez y para evitar los problemas que generan los wallets (por ejemplo, si te olvidas de las claves).

Algunas características de las criptomonedas que podrían hacerlas atractivas, como su anonimato, también son características que probablemente atraigan la regulación estatal.

La alta volatilidad del bitcoin lo hace poco adecuado como sustituto del dinero en un sentido amplio. Es probable que deba reducirse significativamente para fomentar un uso casi universal. Y los precios probablemente tendrían que estar menos correlacionados con los de los activos de riesgo.

Un disruptor potencial, y a menudo pasado por alto, de las criptomonedas (como las conocemos hoy) son los bancos centrales: pueden buscar abordar algunos de los inconvenientes actuales o adoptar tecnologías alternativas y apoyar una moneda digital oficial.

Esto no quiere decir que el precio del bitcoin no pueda seguir aumentando a medida que la red se adopte más ampliamente. Pero, a más largo plazo, existe una contradicción inherente entre las criptomonedas como activos de alto rendimiento y las reservas de valor en relación con los bienes y servicios:

Con el bitcoin, sucede como con los mercados de valores. Ya lo decía Peter Lynch: “La bolsa no es como el golf; en la bolsa, los inversores amateurs pueden batir a los profesionales”.