No estábamos preparados para una crisis sin precedentes que nos ha afectado a todos desde el punto de vista económico, sanitario y laboral. No estábamos preparados para la incertidumbre, la preocupación y el desconcierto que ha generado… y tampoco lo estábamos para muchos cambios que esta pandemia ha anticipado pero que, de alguna manera, van a ser positivos.

Detrás de cada problema hay una oportunidad y, en este caso, tras un gran problema hay muchas grandes oportunidades. Veamos las partes buenas. El mundo antes de la Covid-19 tenía altos niveles de contaminación, pero la pandemia del coronavirus, con los confinamientos y las restricciones a la movilidad a las que gran parte del mundo ha estado sometido, han generado la mayor caída en la emisión de CO2 de la que se tenga registro en la historia.

Hay menos aviones en los cielos y menos vehículos en las carreteras; el consumo de energía ha bajado; la NASA ha detectado desde el espacio la disminución de gases

contaminantes en la atmósfera y los sismólogos han notado que el planeta, incluso, está vibrando menos. Sin duda, el mundo es ahora un poco más sostenible.

Por otro lado, quiero destacar la llegada del teletrabajo, que parece que nos ha situado, de golpe, en 2025 en lo que al uso de nuevas tecnologías se refiere.

La innovación no es ya una opción sino una obligación, y el teletrabajo se presenta como un modelo en auge con diversas ventajas: reduce tiempo en los desplazamientos, mejora la productividad de las empresas; nos enfrenta al reto de mejorar la igualdad entre el hombre y la mujer, y ha de estimular la conciliación de la vida familar y laboral.

De hecho, una de las ventajas que más valoran quienes por él se rigen es la posibilidad de tener más control sobre su tiempo.

Las restricciones a la movilidad a las que gran parte del mundo ha estado sometido, han generado la mayor caída en la emisión de CO2 de la que se tenga registro

Muchas empresas implantarán modelos de horario flexible para que sean los empleados, en remoto, los que determinen sus horarios de trabajo, siempre y cuando no impacten de manera negativa en la consecución de los objetivos. Esto, sin duda, pondrá a prueba el talento, el compromiso y la capacidad de sacrificio de los trabajadores. El trabajo por objetivos es positivo y será, cada vez más, una realidad.

Los empresarios también tienen ahora una gran oportunidad para reenfocar sus proyectos, reinventarse y formarse en un mundo donde hay que reciclarse, y serán muchos los que salgan más fuertes a competir, con más tecnología y más innovación.

Además, quienes tengan dinero para invertir están ante un escenario óptimo para hacerlo, siempre que sepan leer qué sectores van a crecer. Es el momento de invertir en mínimos y coger la trayectoria ascendente.

Sin duda, el coronavirus también está creando oportunidades para los emprendedores, ya que la crisis económica ha hecho que muchos perfiles profesionales intenten reconvertirse volviendo a emprender nuevos proyectos.

La renovación de valores y los cambios de percepciones de la etapa posterior a la Covid-19 generarán nuevas oportunidades empresariales en nuevos sectores emergentes. La sociedad hoy presenta necesidades diferentes y quien sepa reconocerlas y ofrecer nuevos productos y servicios, tendrá un buen futuro por delante.

La sociedad hoy presenta necesidades diferentes y quien sepa reconocerlas y ofrecer nuevos productos y servicios, tendrá un buen futuro por delante

Muy vinculado al emprendimiento y, por supuesto, al teletrabajo, hay un asunto que quiero destacar y que nos afecta mucho como país. No es ninguna noticia que España tiene un grave problema de despoblación pero ahora, "gracias" a la crisis de la Covid-19, surge una gran oportunidad para combatirlo.

La conocida como "España vaciada" se ha revalorizado en los últimos meses. El mundo laboral se está deslocalizando y parece que la sociedad en general mira ahora hacia el medio rural con otros ojos. Parece haberse dado cuenta, de golpe, de su importancia.

Esta crisis es, en definitiva, una oportunidad para tener fe, mantener la calma, observar y creer en uno mismo. La suerte no existe. Todo depende del sacrifico y capacidad de esfuerzo individual.

Tenemos un gran problema, pero también una enorme oportunidad. Salgamos del letargo y vayamos a conquistarla.

*** Pablo Gimeno es director del think tank Líderes económicos 2030