Hacer cualquier predicción económica a medio y largo plazo, analizando el escenario actual, supone un verdadero ejercicio de adivinación, si tenemos en cuenta que nos encontramos ante una crisis económica de origen muy distinto a las anteriores, que no sabemos cuándo estará disponible la vacuna definitiva contra la Covid-19, ni la magnitud y duración de las medidas adicionales que están adoptando los diferentes países para frenar los rebrotes que ya se están produciendo.

Partiendo de este escenario, plagado de incertidumbres y carente de certezas, creo que sí podemos asegurar que el sector inmobiliario lo afronta de una forma muy distinta, en comparación con la anterior crisis financiera, donde estuvo bajo la lupa, apuntando a la burbuja inmobiliaria en EEUU como el verdadero origen de dicha crisis.

Ahora, aunque el Real Estate no sea ajeno al parón en la actividad económica de los últimos meses, no es menos cierto que en España se sitúa en una posición idónea para configurarse como uno de los pilares que sostenga la recuperación económica, teniendo en cuenta que ahora no nos encontramos ante un problema de liquidez.

Aunque el Real Estate no sea ajeno al parón en la actividad, en España se sitúa en una posición idónea para configurarse como uno de los pilares de la recuperación 

Para ello, el sector tiene que adoptar la máxima flexibilidad y realizar una firme apuesta por la colaboración público-privada como catalizadores que facilitarán el acceso a financiación y permitan desbloquear proyectos, como ha ocurrido con el desarrollo de Madrid Nuevo Norte, cuyas obras parece que arrancarán a lo largo de estos meses

Aunque la Covid-19 ha provocado la paralización y consiguiente retraso de cantidad de proyectos, cancelados en algunos casos, también ha propiciado que se aceleraran algunas tendencias y procesos que ya están gestando en el sector inmobiliario en el escenario precrisis, y que servirán como elementos de apoyo para afrontar el futuro con las máximas garantías.

De ahí que el reto pasa por convertir esta crisis en una oportunidad para un sector que está mucho más profesionalizado que hace una década, que cuenta con una mayor oferta de servicios y con unos clientes finales mucho más informados, lo que le puede empujar a desarrollar nuevos modelos de negocio y hacia la máxima profesionalización en productos y servicios.

Pero, además, el mercado inmobiliario se puede consolidar como un activo refugio, por sus oscilaciones menos bruscas, en comparación con otros sectores más directamente relacionados con los movimientos de los mercados, a lo que se suma la diversificación que permite nuevas formas de inversión en Real Estate como el crowdfunding, cada vez más accesibles para todo tipo de inversores.

A partir de aquí, creo que debemos tomar en consideración algunos aspectos, que exceden del análisis puramente económico, y se refieren al ámbito socio-cultural, pero que también pueden tener mucha trascendencia para el futuro del sector. Quizá sea exagerado aventurar un cambio radical en hábitos de consumo y formas de vida, pero sí podemos prever que se producirá una transformación progresiva y sostenida en el tiempo, que ya se atisbaba hace unos meses y que la situación actual no ha hecho más que acelerar.

El tan nombrado teletrabajo es uno de los elementos centrales de ese cambio de paradigma, su generalización en distintos sectores puede empujar a la multiplicación de peticiones para cambiar la tipología de vivienda habitual o para, directamente, cambiar de localidad de residencia, algo que a su vez para servir para reactivar el mercado inmobiliario en muchas zonas donde nunca se recuperaron los niveles previos a la anterior crisis. 

Ese desarrollo del teletrabajo puede aliviar la presión de las grandes áreas metropolitanas, por el creciente desequilibrio entre la oferta y la demanda de los últimos años -un esquema que se ha repetido en otros mercados como el Reino Unido en los últimos años-, trasladándose de forma paulatina hacia otros territorios, generando un efecto compensador.

Al fin y al cabo, cabe recordar que la recuperación del sector inmobiliario en los últimos años, aunque robusta, también se produjo a un ritmo dispar, mientras adquiría velocidad de crucero en las grandes ciudades y en áreas de gran atracción turística, se ralentizó en las pequeñas capitales de provincia o en zonas del interior peninsular que ahora ven como se presenta ante sus ojos una nueva oportunidad.

La recuperación del sector en los últimos años se produjo a un ritmo dispar, mientras adquiría velocidad de crucero en las grandes ciudades, se ralentizó en las pequeñas

En este sentido, también puede ser un momento crucial para el sector del alquiler, aunque las últimas noticias sobre la intención del Gobierno de regular su precio no traen buenos augurios, a la espera de conocer más detalles.

Es fundamental analizar cómo queda el mercado del alquiler cuando superemos la situación sanitaria actual, para poder llevar a cabo las acciones a corto, medio y largo plazo, no obstante, existen numerosas vías a través de las que para mejorar un segmento del mercado cuyo protagonismo está creciendo en España.

Básicamente, con incentivos fiscales a propietarios con cobertura jurídica y figuras jurídicas y para la rehabilitación del parque inmobiliario actual; aumentando la seguridad jurídica frente a situaciones de ocupación o impago; y con la adopción de un plan estatal a largo plazo, estable y con la suficiente robustez jurídica como para sentar las bases de un parque de viviendas públicas en alquiler.

Todos estos cambios que ya se están produciendo pueden marcar un nuevo paradigma en el sector inmobiliario. Puede ser el momento en el que surjan nuevas oportunidades de negocio y enfoques innovadores en las inversiones del Real Estate que el sector no puede desaprovechar. Como ocurre en los periodos de grandes crisis, los riesgos traen aparejadas grandes oportunidades para aquellos que sepan reinventarse y sacar lo mejor de sí mismos.  

*** Francisco Taboada es director inmobiliario de Housers para España.