Lo dije hace unos meses en este medio: "en el Gobierno hay gafes". Propuse buscarlos y apartarlos del Ejecutivo que preside Sánchez. El presidente no me hizo caso y no investigó. Si lo hubiera hecho esta semana le hubieran salido mejor las cosas. Porque lo ocurrido es ¡mala suerte!

En efecto, el miércoles se planteó una comparecencia de propaganda económica. Se presentaba un Plan de Recuperación con una inversión de 72.000 millones de euros y posible creación de 800.000 puestos de trabajo en tres años.

Moncloa se vistió de gala virtual. Pianista y la quinta sinfonía de Beethoven para conectar con el espíritu europeo. Presencia, virtual, de los embajadores, el resto del Gobierno, la sociedad civil y la incivil. Todos dispuestos a 'corifear' a un presidente investido de seriedad económica.

Discurso al uso con todo tipo de mitos post-modernos: transición ecológica, economía digital, inclusión social y de género. Lo último está de moda, Me Too. Mensaje a Europa de unidad de país. Propaganda hueca pero orquestada al mejor estilo Ivan Redondo (¿se le empieza a ir la olla?) Objetivo: convencer a la Comisión Europea de que es necesario urgente y políticamente correcto enviar dinero a un Gobierno ahogado por la Covid-19 y respaldado por todos. Por eso al final, el ritornelo de siempre: llamada a la unidad. A "su unidad".

Mensaje a Europa de unidad de país. Propaganda hueca pero orquestada al mejor estilo Ivan Redondo

El discurso en si mismo fue hueco. Pero como propaganda no estaba mal. Sobre todo cara a una audiencia entregada, que piensa mamar de la ubre de una vaca Estado, nutrida por los fondos europeos ¡Viva la colaboración público-privada! Sobre todo si soy de la pública o de la privada incluida en el reparto.

Otra cosa si eres de la clase media que mira como amenaza la llamada "reforma del sistema fiscal". Ya se sabe a pagar los de siempre: empleados/as por cuenta ajena, empresarios/as de pymes y autónomos/as. Mucho hablar de exprimir a las "grandes fortunas" pero estas ni son muchas, ni pagan gracias a sus asesores fiscales.

Todo parecía que iba a salir como estaba previsto. Sin embargo la mala suerte se ha instalado en este Gobierno de "gafes" aún sin descubrir.

Para empezar a principio de semana el Gobernador del Banco de España, Sr. Hernandez de Cos, echo un jarro de agua fría con sus previsiones sobre la economía español. Mayor bajada del PIB y más paro que lo previsto por el Gobierno. No era lo mejor como preludio de la comparecencia del presidente.

Los tertulianos y expertos prepararon la opinión pública en contra del discurso ¿Crear 800.000 puestos de trabajo? ¿Y qué? Si ya se llevan destruidos más de 700.000 sin contar los ERTEs. Otros recordaron que Felipe Gonzalez prometió la misma cifra en los años ochenta. Al final de aquella legislatura la broma era que en realidad no había dicho ochocientos mil, sino "ochocientos o mil"; es que no se le había oido bien.

Pero eso fue solo el preludio. El mismo día, y casi a la misma hora, en que Sánchez iba a lanzar su soflama económica, se filtraba que el juez García Castejón recomendaba al Tribunal Supremo que "investigase" (imputase en términos anteriores) al Vicepresidente Iglesias por el caso Dina.

En materia de comunicación un desastre. Los medios tenían que distribuir sus espacios, periodísticos, radiofónicos o televisivos restando protagonismo a la propaganda monclovita.

¿Y después? En el epílogo, la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, anulando gran parte de la Orden Ministerial del ministro Illa. En ese momento el desastre comunicativo ya era total. Entre las noticias sobre el coronavirus y el desconcierto ciudadano en Madrid el discurso económico, que nació vacío de contenido, se fue al "vacío comunicativo".

Dos días después no quedaba ni rastro del mismo. La presidenta Ayuso pedía tiempo y una nueva reunión de co-gobernanza, como se llama ahora. El presidente Sánchez, desde Argelia, amenazaba con un estado de alarma para Madrid. El ministro Illa había hecho el ridículo y en la capital nadie entendía nada ¿se podía ir de puente o no?

Lo dicho: en el Gobierno hay gafes y el presidente ya tiene datos para saber quienes son ¿para cuándo una remodelación pre-navideña del Gobierno?

*** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.