Cuando Iglesias recibe una bofetada por parte de los socialistas del Gobierno, sacan una "serpiente política" para aplacarlo. Se llaman "serpientes de verano" las noticias inanes para llenar los medios de comunicación cuando no hay otras. Serpiente política es un tema que se mantiene vivo para distraer. Algo que nunca se pondrá en marcha. Pero que actúa como meta ilusoria. En este caso para la izquierda del Gobierno.

Eso ocurre desde que Sánchez llegó al poder con la derogación de la Reforma Laboral 2012. En sus programas y declaraciones figura como un espejismo para esa izquierda política y sindical.

Este otoño otra vez. Ya no se llama "derogación" sino "retoque”" a tres temas: a) recuperar la prevalencia de los convenios sectoriales sobre los de empresa y hacer más rígidos los sistemas de descuelgues de las empresas de los convenios sectoriales si lo necesitan; b) evitar que los convenios, como ahora, decaigan si no se llega a un acuerdo, el concepto de ultra-actividad que los mantiene vivos si no hay nuevo acuerdo; c) la subcontratación como sistema de relación laboral.

No hablan de aumentar las indemnizaciones por despido recuperando los 45 días por año de contrato que ahora son 33 ¿Por qué? No lo permitiría la UE. Encarece el despido y aumenta el pasivo laboral por cada persona. Lo que va contra el empleo.

No hablan de aumentar las indemnizaciones por despido recuperando los 45 días por año de contrato que ahora son 33 ¿Por qué? No lo permitiría la UE

Los tres temas que dicen querer retocar son la clave de la eficacia de la Reforma Laboral de 2012. Los convenios de empresa prioritarios permiten a las compañías adaptar sus relaciones laborales a su estrategia y ser más competitivas. Los convenios sectoriales encorsetan a las empresas, son pan para todos; dificultan la salida de las crisis de las empresas más débiles porque les obliga a costes salariales mayores que los que convendría para su subsistencia. Protegen a las empresas más fuertes; van contra la competencia y la creación de empleo.

La ultra-actividad dificulta la negociación, porque no incentiva modificaciones laborales dentro de las empresas adecuadas a los continuos cambios del mercado. El descuelgue significa que una empresa se va del convenio sectorial porque es lesivo para ella, generalmente para reducir salarios.

Antes de la Reforma Laboral el acuerdo de descuelgue tenía que aprobarse por la autoridad administrativa; el Estado decidía lo que le convenía a una empresa ¿Querrán recuperarlo otra vez? Ocurría también antes de la democracia y es que no hay nada más franquista que la concepción de UP y los sindicatos sobre la economía.

Pero no hay que engañarse. Nadia Calviño, sabe que si algo no conviene en una crisis económica es hacer más rígido el mercado laboral; crea paro de manera automática. Por eso, cada vez que se menciona la Reforma Laboral dice que no es el momento, como no es el momento de aumentar los impuestos. Ahora ha encontrado otra forma de congelar el tema. Le llama: esperar al "diálogo social" entre patronales (CEOE y CEPYME) y sindicatos (UGT y CCOO).

Calviño sabe que si algo no conviene en una crisis económica es hacer más rígido el mercado laboral; crea paro de manera automática

No parece que los primeros, la patronal, puedan ceder en los tres temas. Es posible que haya que regular algo las relaciones laborales porque la digitalización ha creado una nueva situación, acelerada por la pandemia. Por ejemplo, el tipo de contrato que deben tener los riders, como los de Glovo, Just Eat o Deliveroo. ¿Son contratados por cuenta ajena? ¿Autónomos? O son algo mixto (el punto medio y quizás la solución). También la regulación del teletrabajo. Algo en que están negociando los agentes sociales. Pero eso no es retocar la Reforma Laboral, sino adaptarla a las nuevas circunstancias.

También podría bajarse la indemnización por despido de los contratos indefinidos y subir la de los temporales. Así se acabaría con la dualidad del mercado de trabajo y el exceso de temporalidad actual. Los empresarios no tendrían incentivos para el contrato temporal. Pero para eso los sindicatos deberían ceder en la bajada de la indemnización de los contratos indefinidos y no creo que estén dispuestos.

En resumen, "la derogación o el retoque" de la Reforma Laboral 2012 es una "serpiente política" para consumo de la izquierda radical. Espero no equivocarme. Bastante alto va a ser el paro este año, y el que viene, como para hacer más rígido el mercado laboral y dificultar la creación de empleo.   

***  J.R Pin Arboledas es profesor del IESE.