La ministra Montero va tras los pasos de Montoro (solo cambia una letra) en su dilema de susto o muerte presupuestaria.

Necesita subir los ingresos del Estado para cuadrar los Presupuestos 2021. Ella, como su antecesor, con una economía deprimida, sabe que con los actúales tipos tributarios mermarán los ingresos del Estado. También sabe que reducir gastos administrativos (sueldos políticos, salarios públicos, gastos en bienes y servicios, transferencias, Seguridad Social, pensiones, ...) es casi imposible.

Podría cancelar inversiones públicas, pero eso iría contra la economía productiva y reduciría la posibilidad de aprovechar las ayudas del Plan de Reconstrucción Europeo. Su conclusión es: subir los tipos tributarios para no desbocar el déficit público.

La pregunta es: ¿Dónde los debería subir, en IRPF, Sociedades, IVA o Especiales? Los dos primeros gravan la renta, de particulares, familias o empresas; los dos segundos el consumo. Al final todos salen del mismo bolsillo: el del ciudadano. Pero su efecto es distinto. IRPF y Sociedades quitan el dinero al ciudadano, en su gran mayoría, antes del gasto. Por ejemplo, en la retención a cuenta del IRPF del sueldo. Reducen la “sensación de riqueza”. IVA y Especiales quitan el dinero en el momento del gasto, después de pasar por su bolsillo. Al final le quitarán dinero los cuatro. Sin embargo, el efecto psicológico es distinto.

Al quitar el dinero antes de pasar por la cuenta del contribuyente, IRPF y Sociedades, deprimen su propensión al gasto antes de hacerlo. IVA y especiales, como se lo saca después del gasto aplaza la sensación de salida de dinero del bolsillo hasta que paga, al menos a corto plazo. Algunos expertos dicen que la subida del IVA aumentará precios y reducirá el consumo. Eso en momentos de falta de demanda es discutible. De hecho, la última subida del IVA se absorbió por el mercado y la inflación no subió.

Al quitar el dinero antes de pasar por la cuenta del contribuyente, IRPF y Sociedades, deprimen su propensión al gasto antes de hacerlo

Además, el IVA y los impuestos Especiales se recaudan antes. Cada trimestre lo abonan los vendedores de bienes y servicios. En IRPF y Sociedades una parte se recauda al año siguiente cuando se hacen las liquidaciones.

Por lo tanto, dado que los presupuestos se miden con criterio de caja, la subida de ingresos tributarios de IRPF y Sociedades se notará, en parte, al año siguiente. En consecuencia, Bruselas, para resolver equilibrios presupuestarios y reducir al mínimo la propensión al consumo, prefiere aumentar los tipos de IVA y Especiales y aplazar subidas del IRPF y Sociedades

Sin embargo, los empresarios (CEOE incluida) están en contra ¿Por qué? Porque parten de un supuesto distinto. Quieren qué se reduzca el gasto público. No es que prefieran subir IRPF y Sociedades. No quieren subir ningún impuesto. Opinan que en depresión económica subirlos es suicida. 

Montero sabe que, con el Gobierno actual, con UP, es imposible no ya bajar, sino simplemente contener el gasto público. Además, IVA y Especiales tienen mala prensa entre los “progres de UP”: piensan que son regresivos; que recaudan más en las clases menos favorecidas que en las altas. Algo que pertenece al mito de la ideología y no está demostrado empíricamente. En todo caso, se opondrán a su subida.

De hecho, sólo hay una solución: bajar los gastos públicos y no subir los impuestos ¿Quién se atreve a ponerla sobre la mesa? Sólo la oposición que no le toca responder ante funcionarios y empleados públicos, pensionistas, empresas proveedoras de las Administraciones y el elector en general. Sí podría hacerse una reducción de gastos públicos potente con subida moderada del IVA y Especiales con un acuerdo presupuestario de la gran mayoría del Congreso, PP, C’S y Gobierno lo que es imposible políticamente.

Por tanto, lo más probable son unos presupuestos para 2021 con subidas de IRPF y Sociedades. Subidas que se harán bajo el supuesto de gravar a los más ricos y que, como siempre, al final pagarán las clases medias y las desfavorecidas. Unos en dinero y otros en desempleo. Después, cuando se vea la inutilidad recaudatoria de la medida se acabará subiendo el IVA.

Desearía equivocarme, pero lo mismo sucedió con Montoro y eso que él era de un Gobierno contrario, en teoría, a las subidas de impuestos. Y es que el “Leviatán” del Estado es insaciable.

*** J.R. Pin Arboledas es profesor del IESE