Ya empieza a notarse. La Europa continental comienza a mostrar un “mejor aspecto” que Estados Unidos, dándole la vuelta al panorama que prevaleció durante la primavera.

Por supuesto, la brecha que se vio en el PIB en el primer trimestre, donde EEUU 'solo' retrocedió un 1,3% intertrimestral frente al 3,6% de la eurozona, se repetirá en el segundo trimestre. Pero las perspectivas para el siguiente periodo parecen mucho más sólidas en Europa, donde el brote epidémico continúa estando más controlado, en general, que al otro lado del Atlántico.

Alemania lo ha hecho mejor que los americanos durante los últimos meses, pero ahora estamos viendo que también Francia e incluso Italia está cogiendo esa tracción. El momentum de Europa es superior al de EEUU y, ante la situación, no es una sorpresa que la Fed esté pensando ya con intensidad en un plan B y se muestre abierta a explorar soluciones alternativas.

El momentum de Europa es superior al de EEUU

Es cierto que esta dinámica va a ser difícil de leer a corto plazo. Los datos que vayamos conociendo todavía van a reflejar la actividad de Estados Unidos previa a que la pandemia volviera a resurgir. Pero algunas cifras son muy significativss: en las nóminas de junio, el sector de ocio y hostelería representó el 44% de la creación de puestos de trabajo, cuando su contribución en tiempos normales es del 11%. Es decir, se estaba produciendo una recontratación.

Ahora, los rebrotes están obligando a dar marcha atrás en la reapertura de una serie de Estados, como Texas, California o Florida, por ejemplo, que representan cerca del 60% del PIB americano.

Cola del paro en Estados Unidos.

No es la primera vez que expresamos nuestro temor a que las cicatrices del coronavirus vayan a ser más profundas y duraderas en EEUU que en Europa, dado que las políticas americanas no se centran en intentar que los trabajadores permanezcan vinculados legalmente a sus empleadores.

Sí, la recontratación es rápida, pero si la actividad se desacelera significativamente en el tercer trimestre por la pandemia, entonces veremos cómo cae de manera muy llamativa la creación de empleo.

Los rebrotes están obligando a dar marcha atrás en la reapertura de una serie de Estados, como Texas, California o Florida

La respuesta que los políticos americanos, demócratas y republicanos, están esbozando consiste en fórmulas para volver a entregar directamente cheques a los contribuyentes. Podemos entender la lógica del razonamiento. Pero si el virus vuelve a afectar a la reapertura de la economía, el Estado habrá gastado billones de dólares en el momento equivocado.

La ganancia económica será, además, muy limitada, obligándose a continuar manteniendo esta ayuda de emergencia para intentar alcanzar el efecto deseado en el PIB. A nosotros nos gustaría más cambiar estos cheques por un estímulo más duradero, como podría ser la inversión pública.

Donald Trump en una imagen de archivo. Reuters

¿Cómo afecta todo esto a la estrategia electoral del presidente Donald Trump? Las encuestas van preocupantemente en su contra y la salud del empleo ha sido históricamente un buen indicador adelantado del resultado de las presidenciales.

Si miramos hacia 2016, Trump basó su retórica en dos ejes: la identidad “cultural” -raza e inmigración- y el proteccionismo. Claramente se ha pronunciado hasta ahora a favor del segundo eje. Un riesgo, por supuesto, en términos de volatilidad del mercado es que esto cambie a medida que se acerquen las elecciones.

En estas circunstancias, la Reserva Federal va a verse sometida a una presión muy fuerte para “hacer más” si la esperada recuperación en V fracasa y no se materializa este verano.

De todos modos, la Fed no es para nada complaciente con su estrategia de “conmoción y asombro” desplegada desde marzo. El banco central ha reconocido en sus últimas actas que ha realizado una investigación sobre los efectos de su política monetaria expansiva, con conclusiones reveladoras.

La FED demuestra que es la más rápida dando respuestas

 “Las simulaciones evidencian que se deberían mantener unas condiciones muy acomodaticias durante muchos años para lograr acelerar de forma significativa la recuperación desde la severa crisis actual, pero los hogares y empresas podrían no tener una visión tan de largo plazo como se asume, lo que podría reducir la efectividad de dichas medidas”, dice el documento.

¿Qué puede hacer entonces la Fed? La autoridad monetaria ya ha demostrado su nulo apetito por los tipos negativos. Por esto, creemos que el control de la curva de tipos encaja bien como estrategia para asegurar unas condiciones financieras acomodaticias, máxime cuando el potencial impacto de la expansión cuantitativa es permanentemente diezmado por el constante incremento de emisión de deuda soberana.

Aunque la Fed no se ha mostrado dispuesta a aplicar inmediatamente un control de la curva de tipos, su inclinación podría cambiar con rapidez si el empeoramiento de la coyuntura económica en los próximos meses no se ve acompañado de un descenso de los tipos a largo plazo.

En cuanto al BCE, que hasta el momento ha rechazado la idea de intentar controlar la curva de tipos, creemos que disfruta en estos momentos de un raro respiro.

Creemos que el control de la curva de tipos encaja bien como estrategia para asegurar unas condiciones financieras acomodaticias

El Bundestag ha ratificado la proporcionalidad de las medidas del BCE en el PSPP, lo que supone un paso adelante en la resolución del conflicto con el Constitucional alemán.

A nosotros nos sigue pareciendo problemático que un Parlamento nacional opine sobre las decisiones de política monetaria de un banco central independiente, y parece que va a haber un acuerdo político sobre el Fondo de Recuperación de la Comisión Europea.

No obstante, si la economía no se reanima en la segunda mitad del año a la velocidad que se espera, el BCE volverá a ser llamado a filas para que proporcione más apoyo.

*** Gilles Moëc es Chief Economist de AXA INVESTMENT MANAGERS