Ahora que comenzamos a emerger de la desescalada, en toda Europa van desapareciendo las restricciones a la movilidad y el parón de la actividad económica provocados por la pandemia, tenemos una mejor visión de las profundas implicaciones que esta situación ha tenido en los hábitos de los ciudadanos.

Uno de ellos, efectivamente, se ha producido en el sector de pagos, como consecuencia del auge en la actividad de comercio electrónico. En este sentido, quizás lo más importante es que el Covid-19 está diluyendo las líneas entre el e-commerce y el comercio minorista tradicional, ya que el distanciamiento social obliga a los negocios a replantearse cómo llegan al mercado, y cómo pueden construir una presencia homogénea en los canales on y offline.

Pero la realidad es que esta tendencia creciente del comercio electrónico no supone una novedad, sino que la transición a la digitalización probablemente se ha adelantado unos cuantos años, y en esta aceleración los proveedores de pagos online se han erigido como los ganadores.

Estas compañías se benefician del avance hacia el comercio electrónico y aprovechan nuevas oportunidades al su tecnología a ayudar a los minoristas tradicionales en la transición a este nuevo mundo omnicanal.

Desde mi punto de vista, la aceleración de la transición a la sociedad sin efectivo a nivel mundial debería ser positiva para todos los actores del mercado, a pesar del importante cambio de las cuotas de mercado hacia el comercio electrónico. Y es que el e-commerce está ganando terreno gracias a que el confinamiento ha potenciado el crecimiento de las ventas minoristas a nivel mundial gracias a las compras por internet.

Una muestra son los datos de Bank of America que indican que la facturación online representó alrededor del 30% de las transacciones con tarjeta en Estados Unidos durante el mes de mayo, lo que supone in incremento de alrededor del 15% en comparación con los datos anteriores a las medidas de confinamiento. También se ha visto la incorporación de nuevos grupos de edad (mayores de 45 años, por ejemplo) a la actividad de compras online. Creemos que estas tendencias se va a mantener en el largo plazo.

La aceleración de la transición a la sociedad sin efectivo a nivel mundial debería ser positiva para todos los actores del mercado

Y, lo que es aún más importante, la tasa de penetración del comercio electrónico antes de la pandemia sugiere que existe un largo recorrido para su crecimiento. Las ventas minoristas online en China superan el 20% y rondan el 15% en Estados Unidos y en el Reino Unido, aunque se mantienen por debajo del 10% en Europa y Japón. En general, esto hace que seamos optimistas respecto al potencial que tienen los pagos digitales en el largo plazo.

Como mencionaba antes, la importancia de establecer estructuras omnicanal es mayor que nunca y, a pesar de que puede parecer una tecnología fácil de implementar, en la práctica las compañías pueden encontrarse con dificultades a la hora de ofrecer a sus clientes una experiencia integrada e impecable a través de canales físicos y digitales. En este sentido, los ganadores de este avance hacia el comercio electrónico son los proveedores de pagos online como Adyen y Paypal.

Esta última compañía anunció una cifra récord de apertura de nuevas cuentas en el primer trimestre del presente ejercicio. Así, la creciente demanda para implantar modelos omnicanal proporciona a estas empresas la entrada en el mercado tradicional de procesamiento de pagos en establecimientos, que aún representan cerca del 80% de todos los pagos. Por su parte, Adyen ha ganado cierto potencial con su tecnología que hace posible que los negocios procesen todas las transacciones, tanto online como físicamente en la misma plataforma.

Pero creo que también hay otras empresas beneficiadas de este cambio hacia los pagos digitales, como los actores más 'tradicionales' del sector de pagos Global Paymentsen Estados Unidos, o Worldline y Nexi en Europa. La pandemia del covid-19 ha generado una aceleración hacia las sociedades sin dinero en efectivo a nivel mundial que debería suponer un espaldarazo para este tipo de firmas. Por ejemplo, Worldline y Nexi pueden brindar una mayor expansión en el ámbito del "omnicanal" a los pequeños negocios que siguen sin ser atendidos por bancos u otras compañías del comercio electrónico.

Sea como fuere, la transición hacia un nuevo modelo de pagos integral en el que se combine de forma eficaz los canales tradicionales y los digitales está produciéndose a una mayor velocidad tras la crisis sanitaria, algo que beneficiará a la digitalización global del sector financiero. El recorrido es amplio y presenta muchas oportunidades.

*** Guy de Blonay es gestor de Global Equities en Jupiter AM.