Los datos del paro de abril dicen tres cosas: a) este año se ha roto la estacionalidad del mercado laboral español, b) se ha creado un gran agujero de las cuentas del Estado y c) hay riesgo de que el sector público se coma al privado.

Ruptura de la estacionalidad del mercado laboral: Todos los años de abril a agosto se crea trabajo por la temporada turística de primavera/verano, la agricultura y la construcción.... En el 2020 no será así. Eso es grave, porque puesto de trabajo que se pierde en esa época ya no se recupera hasta el año que viene y para crearlo en 2021 no debe haber ningún rebrote más del Covid-19 y tiene que recuperarse el turismo, algo dudoso porque depende de la economía mundial.

El agujero en las cuentas se debe al aumento del desempleo y la subida de pensiones y sueldos públicos aprobados en enero. El miércoles, la Ministra de Trabajo alardeaba de haber abonado cerca de 5.000 millones de euros entre parados y acogidos a los ERTEs. Los empleados públicos cuestan 14.000 millones al mes y los jubilados otros 10.000, más todo tipo de ayudas sociales como el Ingreso Mínimo Vital que patrocina el Gobierno. En total, son más de 30.000 millones mensuales en sueldos, prestaciones y subsidios. A eso hay que añadir el resto de los gastos del Estado: compra de bienes y servicios, transferencias, inversiones...

Son más de 30.000 millones mensuales en sueldos, prestaciones y subsidios

Por otra parte, la atonía económica ha reducido los ingresos fiscales. Baja el IRPF, el IVA y el impuesto de sociedades. El agujero fiscal está servido y puede que el porcentaje de déficit público sobre el PIB sea superior a dos cifras (+10%) este año.

El crecimiento del sector público es también notable. En abril había 18,3 millones  afiliados a la Seguridad Social (datos SEPE) con 3,5 millones de trabajadores acogidos a los ERTEs que no están contabilizados en ese registro como parados. Los registrados como desempleados son 3,8 millones.

Por tanto, los pendientes de prestación, subsidio de desempleo o ERTEs son 7,3 millones. Además, los empleados públicos son otros 2,6 y hay medio millón más de personas que reciben algún tipo de ayuda pública sin ser población activa. A todo ello hay que sumar los pensionistas: 8,8 millones. En total, entre unos y otros cerca de 16,6 millones de la población cobra de las arcas del Estado.

En el sector privado, se calcula que cobran en estos momentos 11 millones de personas, pues de los 16,4 que figuran en las estadísticas hay que descontar los ERTEs y los parados de menos de tres meses que se contabilizan como asalariados. Conclusión: ahora, por cada empleado del sector privado hay más de uno que cobra del sector público.

Cerca de 16,6 millones de la población cobra de las arcas del Estado. En el sector privado, cobran en estos momentos 11 millones

Es verdad que los empleados públicos y algunos parados pagan también impuestos, pero eso es el guiso de Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como. También es verdad que la situación puede ser coyuntural, debida al coronavirus. El riesgo es que se convierta en crónica.

Si la salida de la crisis económica no revierte esta dinámica, se corre el riesgo de que en España el sector público se vaya comiendo al privado. Ahí están las insinuaciones de nacionalizaciones que de vez en cuando salen en los medios por declaraciones de miembros del Gobierno.

Lo grave sería que el sector privado no remontase y luego disminuya poco a poco por el peso de los impuestos, las dificultades administrativas y los errores e intenciones políticas. Primero desaparecerían los autónomos, luego las pymes y finalmente el resto de la economía pasando a manos de gestores feudos del aparato del Estado. Un día se despertaría España y se encontraría bolivariana. Pobre y con el poder económico en manos de políticos y burócratas con tentaciones autoritarias, cuando no dictatoriales.

No obstante, pronto el Gobierno necesitará dinero para financiar el gigantesco agujero fiscal que está creando. Los dirigentes europeos, que no son bolivarianos, ni mucho menos, pondrán condiciones para financiarnos: el rescate. Una de estas condiciones será la defensa del libre mercado y del sector privado. No hay que olvidar que antes la Unión Europea se llamaba: Comunidad Económica Europea y buscaba crear un “Mercado Común”.

En Europa confiamos.

*** José Ramón Pin es profesor del IESE.