El coronavirus ha golpeado a toda nuestra sociedad y el sector inmobiliario no va a ser en absoluto ajeno a él. En estos momentos nos encontramos ante un escenario inédito en la historia, con la paralización simultánea de las economías occidentales y el cierre literal de los países. Estamos en un momento de incertidumbre total en el que no hay referentes anteriores. El comportamiento del mercado en 2020 es y será absolutamente impredecible, con una mayor incidencia negativa durante el primer semestre del año. Es posible, en cambio, que en la segunda mitad del año comencemos a ver la luz.

Es inevitable pensar en si esta crisis será similar a la que vivimos hace una década, pero lo cierto es que no hay una crisis completamente comparable a otra. La de 2008 fue intensa y duradera en el tiempo. En este caso, no sabemos si la que viene será como la de 2008 o si será más parecida a la de 1929.

Aún así, parece que nos enfrentamos a una crisis profunda que afectará a todos los rincones económicos y a gran parte de los habitantes del planeta. Pero la buena noticia es que la recuperación podría ser más rápida. El virus ha paralizado literalmente el planeta, pero en el momento en el que consigamos superarlo, a medio y largo plazo podría haber un fuerte repunte del consumo y de los datos económicos.

La crisis de la pandemia va a afectar a todas las empresas, tanto inmobiliarias como de cualquier otro sector. Y no solo a las españolas, sino a todas las del planeta: sufriremos los portales y las empresas inmobiliarias, pero también los periódicos, los restaurantes o las fábricas de cualquier tipo de producto. No hay un solo sector o una empresa que pueda quedar al margen de la crisis económica posterior.

El virus ha paralizado el planeta, pero en el momento en el que lo superemos podría haber un fuerte repunte del consumo

Hace bien el Gobierno en tomar medidas que protejan a las familias más vulnerables, apoyándolas con una moratoria hipotecaria que ayudará a mitigar la caída de su situación económica. Aún así, una vez conocida la letra pequeña, parece que posiblemente habrá que reforzarlas para que sean más las familias que puedan beneficiarse.

Si revisamos los datos inmobiliarios, comprobamos cómo hasta finales de la semana del 9 de marzo la actividad se desarrollaba de forma normal, mientras que, tras la entrada en vigor del estado de alarma, prácticamente se han paralizado todas las operaciones.

Dependiendo de lo que dure, podríamos vivir una primera mitad del año con datos de compraventas muy bajos. El segundo semestre dependerá de las condiciones y tiempos de salida de la pandemia, que marcarán los plazos y la intensidad de la recuperación.

Resulta muy difícil imaginar que todo el escenario que estamos viviendo no afecte gravísimamente también a los precios de la vivienda. Sin duda, tras la crisis sanitaria habrá un impacto económico muy profundo que afectará a los precios de todos los activos. Lo que aún no sabemos será la gravedad de la caída. Pero no hay duda de que las operaciones que se cierren se harán a niveles inferiores a los precios que hemos vivido en los últimos ejercicios.

En cuanto al mercado del alquiler, el estado de alarma ha provocado que no sea posible alquilar una vivienda: no es posible visitarla, entregar las llaves ni realizar la mudanza. El mercado está parado y no se van a producir operaciones en las próximas semanas

En cuanto termine la cuarentena es posible que veamos un subidón en la demanda de alquileres: mucha gente durante estas semanas están confinados en casa habrá cambiado sus prioridades de vivienda y primarán otras preferencias, algo que será más marcado en el caso del alquiler: mayor superficie, más habitaciones, más luz... Muchos de los que viven en el centro se van a replantear mudarse algo más lejos para tener más espacio o vivir en un piso exterior, por ejemplo.

En cuanto a los precios, a pesar de que el decreto del Gobierno no los ha mencionado, es indudable que se están produciendo negociaciones a la baja entre propietarios e inquilinos en estos momentos. Por tanto, no descartamos que los precios caigan con fuerza. Pero con el previsible aumento de demanda de alquileres, probablemente no tardemos mucho tiempo en recuperar los niveles actuales, al menos en los grandes mercados.

*** Fernando Encinar es jefe de estudios de Idealista.