"Si quieres que un tonto quiebre, dale información" (Nassim Taleb).



Todo iba fenomenal hasta que un cisne negro (suceso sorpresivo de gran impacto que, una vez pasado, se racionaliza dando la impresión de que se esperaba que ocurriera) denominado coronavirus llegó para aguar la fiesta. Al principio, cuando casi exclusivamente afectaba a China, las bolsas mundiales no hicieron mucho caso. Al llegar a Italia, cundió el pánico. En España, la gente vacía los supermercados como si estuviéramos en Caracas. Y ayer, comí en un italiano que siempre está lleno y me sorprendió que estuviera vacío esta vez, estando llena la taberna española de enfrente.



Es irresponsable minimizar u ocultar la gravedad del asunto: lavarse las manos y cierto aislamiento convienen aunque dañen a corto plazo la economía, pero maximizar, o mejor dicho, magnificar es igualmente irresponsable: multitud de noticias fake y artículos sensacionalistas que sólo crean miedo extremo para obtener likes y lecturas es lo que menos necesitamos.



Lo cierto es que los mercados han caído brutalmente desde máximos, no con la profundidad de 2008, pero sí muchísimo más rápido. En muchos mercados relevantes, las caídas ya son superiores al 20% (que técnicamente se considera la barrera de los mercados bajistas). No debemos tirar la toalla. Quintet Private Bank sobrepondera sectores como la tecnología y la salud, evitando el petróleo y otros sectores más cíclicos. Esa exposición ha demostrado ser más defensiva, lo que está sirviendo en estos tiempos de volatilidad. En el siguiente gráfico de la CNBC, podemos ver todas las tendencias bajistas del S&P 500 desde la Segunda Guerra Mundial:

Como se puede observar, ha habido 12 mercados bajistas (aquéllos con bajadas desde máximos superiores al 20%) en el índice rey en ese periodo, siendo la caída media de algo más del 30% y la duración promedio de 14 meses. En este otro gráfico, se analizan las 26 correcciones (aquéllas con bajadas desde máximos inferiores al 20%) que ha habido en el mismo lapso de tiempo y vemos que la caída media es de casi el 14% y la duración promedio es de cuatro meses.

La lucha se ve en los mercados: un día suben mucho y al siguiente bajan en la misma proporción, como si nos estuviéramos acercando a algún tipo de estallido en un sentido u otro. No obstante, no hace falta que explique la potentísima evolución a largo plazo del S&P 500 con una rentabilidad media anual aproximada del 10% durante 90 años.



El coronavirus es transitorio. Con la llegada de la primavera, el virus irá desapareciendo, ya que, según los expertos, el Covid-19 muere a partir de 26 grados de temperatura. De ahí que en Latinoamérica y África haya tan pocos casos. Se espera que la economía global se recupere en la segunda parte del año. Además, los bancos centrales y los Gobiernos ya están yendo al rescate de la economía global reduciendo tipos y prometiendo gasto fiscal. Cuando los políticos entran en pánico, los inversores no deberían hacerlo.



Esperar para comprar suele significar que se entra cuando ha desaparecido la incertidumbre y todo ha rebotado ya. Además, como se puede comprobar en este gráfico (fuente: Btg) de rentabilidades de la bolsa mundial (MSCI World), en casi ningún plazo de cinco años invertido en bolsa, hay pérdidas. Y en plazos de 15 años, son inexistentes.

Como dice Warren Buffet: "La incertidumbre es en realidad la amiga del inversor a largo plazo. El inversor inteligente evita la avaricia y deja que el miedo cree las oportunidades. Tendríamos que invertir para toda la vida".