La Comunidad de Madrid está a punto de concluir la vacunación domiciliaria contra la Covid-19 a personas dependientes. Un trabajo comandado por equipos de enfermeras que se desplazan a los domicilios "de grandes dependientes e inmovilizados" para que nadie se quede sin la vacuna contra el coronavirus.

Enfermeras y otros profesionales sanitarios darán por concluido este mismo viernes el proceso de vacunación en la zona norte, según estimaciones de la directora asistencial del Área Norte de la Consejería de Sanidad del Gobierno de la Comunidad de Madrid, Rosa Arnal Selfa.

Arnal explica que, para descargar a los centros de salud de su zona, han centralizado estas inoculaciones en las unidades de atención a residencias que se crearon durante la primera ola para dar apoyo a estos centros, tan castigados por la incidencia del virus.

Estos equipos se conforman por conductores, enfermeros y médicos. Todos ellos se desplazan a los domicilios de los grandes dependientes e inmovilizados mediante agendas de rutas. Listados donde se coordinan domicilios y tipos de pacientes para una inoculación más "rápida".

En la zona de la directora asistencial, la norte, han sido hasta 12 las rutas que se han organizado de lunes a viernes desde que comenzara la campaña vacunal. En estas visitas, además de vacunar al dependiente, también se inocula a sus cuidadores para evitar un viaje hasta su centro de salud.

La directora asistencial del Área Norte de la Consejería de Sanidad del Gobierno de la Comunidad de Madrid, Rosa Arnal Selfa.

Cuántas dosis se pongan en cada jornada depende de la geografía del área y de la densidad de sus municipios. "Entre 6 o 7 vacunas", afirma esta gestora y enfermera. Dato que se eleva, por ejemplo en el área urbana de Madrid, hasta las 18.

Con todo ello, los equipos coordinados por la gerencia no son los únicos que inoculan en sus domicilios. Los centros de salud también organizan rutas donde son las propias enfermeras del centro las que se desplazan hasta los domicilios. 


Bulos

Durante estas semanas, estas enfermeras se han encontrado con problemas de lo más inverosímiles. Uno de ellos, el de convencer a sus propios pacientes de que son las autoridades que tienen que vacunarles. Y es que, los bulos que se han difundido por las redes sociales han lastrado su trabajo.

En el inicio de la campaña de vacunación había muchos bulos de personas que llamaban y pedían dinero a cambio de vacunas o, incluso, que se aprovechaban y entraban a las casas a robar. Por ello, el centro de salud debía de convencerles de que eran trabajadores del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS).

"Hay que explicar al paciente que va a ir una enfermera, aunque no sea su enfermera de cabecera. Además, nosotros se lo ofrecíamos, no nos lo solicitaban", insiste la gestora.

Esta última semana es cuándo el servicio norte ha realizado su gran esfuerzo. "Hemos duplicado los recursos", recuerda Rosa Arnal. Este refuerzo se ha visto motivado por dos factores: que era el último empujón y que había más vacunas.

Y es que, como explica esta profesional, en la vacunación a domicilio, como en la que se hace en los grandes vacunódromos, "el ritmo de vacunación se va adaptando al ritmo de suministro".