Patinetes, bicis, motos… La micromovilidad compartida estaba siendo la gran dinamizadora del sector antes de que la pandemia del coronavirus paralizara durante meses gran parte de la actividad de las ciudades. Ahora que comenzamos a retomar muchas de nuestras costumbres, este segmento de la movilidad vuelve a intentar buscar su sitio.

Un momento que nuestro invitado de hoy Christian Picard, director general de MOVO, está viviendo de forma muy intensa. La compañía que dirige está llevando a cabo importantes esfuerzos para ajustar sus capacidades a la realidad actual.

De su mano, repasamos las claves del presente y del futuro de un nicho de la movilidad que quiere salir de la pandemia teniendo mucho qué decir en el día a día de las ciudades.

¿Ha provocado la pandemia un cambio en los planes de Movo muy profundo?

Una pandemia como la que hemos vivido cambia la hoja de ruta de cualquier compañía. Tuvimos que adaptarnos a las restricciones de movilidad que hubo en todos los mercados donde operamos. A la vez, fue una oportunidad. Intentamos demostrar la capacidad que teníamos de ofrecer un transporte sostenible pero, también, seguro.

Las grandes ciudades han sido las más impactadas por el coronavirus y, aún así, hemos podido responder. Por supuesto, que la hoja de ruta previa a la Covid ha tenido unos cambios respecto a la actual. Lo que no cambia es que seguimos en la línea de que queremos transformar cómo la gente se mueve. Lo ha hecho, pero aún lo puede hacer más y de forma más sostenible.

Se han centrado especialmente en Madrid y Barcelona, ¿por qué?

La pandemia nos ha hecho cocentrar nuestros recursos. Hemos decidido poner el foco en hacer las cosas lo mejor posible en las dos ciudades donde tenemos una posición más importante y dejar un poco de lado nuestra expansión. No por falta de ambición. Hemos tenido la oportunidad de hacer las cosas mucho mejor que antes. De una forma más segura.

Esto nos permite estar más preparados ahora de cara al futuro. Como la ambición es la misma, cuando la pandemia pase vamos a poder afrontar mejor nuestra expansión.

Movo cuenta con diferentes servicios, ¿qué momento vive el monopatín?

Ha pasado de un momento de moda a una etapa en la que el foco está en la larga duración. Siempre las novedades comienzan de forma desordenada. Pero, aún así, el monopatín mostró muy rápido que es muy relevante para las ciudades. En Movo nos gusta mucho este activo. Creemos que donde mejor funciona es en la última milla con un componente importante de ocio. 

Durante los últimos meses, el patinete se ha regulado de forma adecuada. Su uso no es el de una moto. Necesitamos más infraestructura para los monopatines en la mayoría de las ciudades. Estamos trabajando con los ayuntamientos para acelerar este proceso que nos permitirá desplegar más patinetes.

En Barcelona se estima que hoy hay 40.000 viajes al día en patinete frente a los 10.000 de 2018. Ha habido un crecimiento sustancial. Aún está muy por debajo de los niveles que la bicicleta tiene en esta ciudad pero sabemos que, con mejores infraestructuras, se colocará en un lugar muy importante en el conjunto de la movilidad.

Los servicios de motocicletas compartidas están viviendo una gran expansión...

La motocicleta ha tenido una muy buena evolución en los mercados españoles. Un viaje de más de cinco kilómetros tiene ya mucho sentido en un vehículo de este tipo. España es un país de moto gracias a su clima. Estamos poniendo muchas iniciativas en marcha en este segmento.

Trabajamos estrategias de precios dinámicos en función de donde están nuestros usuarios. Del mismo modo, tenemos suscripciones y pagos por minutos. A medio plazo, queremos evolucionar nuestras motos. La idea es añadir vehículos más potentes que den respuesta a la necesidades de otros segmentos de la población. Somos multimodales, cada distancia tiene su medio de transporte. 

La que parece que no termina de crecer al mismo ritmo que otros países es la bicicleta, ¿qué le pasa a España con las bicis?

Lo primero que hay que decir es que en muchos lugares existen debates como en España. En ciudades como París, donde se han tomado decisiones muy importantes de cara a la bicicleta, han existido conversaciones muy complicadas entre la alcaldesa y todos los involucrados.

En España habría que diferenciar. En Barcelona han pasado de 150 kilómetros de bici a 300 kilómetros. Se ha hecho una inversión muy fuerte y eso ha provocado que el uso haya crecido de forma muy importante. Dependiendo del mes del año hay incrementos del 40% al 90%.

Hay una correlación directa entre los carriles bici y el uso de este medio de transporte. Hay que poner en valor que tiene un doble impacto. Además de fomentar el uso de la bicicleta, reduce el uso del coche. En otras ciudades españolas hay planes importantes de urbanismo que van en esa dirección como es el caso de Madrid.

Nosotros estamos intentando trabajar con todos los ayuntamientos en este sentido. Creemos que pronto vamos a poder disfrutar de ciudades con mayores infraestructuras para bicis. 

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