El objetivo de ninguno de estos fondos invertidos en papeles de deuda con rentabilidad negativa es perder dinero. Sin embargo, su mandato y limitaciones de inversión los ha empujado a tener que asumir sin remedio rendimientos en contra del capital de sus partícipes. Un movimiento que, además, no requiere ningún consentimiento explícito de estos.

Los fondos de carácter monetario y de renta fija a corto y medio plazo de grandes economías de la Eurozona son los que más están sufriendo este escenario, según confirman fuentes del sector. Los gestores de estos vehículos de inversión colectiva se ven abocados a intentar arañar rentabilidad para sus clientes con operaciones guiadas por el precio de las letras y bonos de las que se compone su cartera, que se mueve a la inversa del rendimiento: a menor rentabilidad, mayor precio de cotización en el mercado, y al revés.

La normativa española que rige las emisiones del Tesoro Público, y que concuerda con lo establecido por la mayoría de sus homólogos europeos, impide que los inversores minoristas accedan a papeles con rentabilidad negativa en las subastas primarias. Sin embargo, en el mercado secundario -dominado por el inversor institucional- y, especialmente a través de fondos de inversión dirigidos por gestores profesionales, el acceso es libre.

Este mecanismo de protección procede de que las ofertas de compra de los pequeños inversores se consideran no competitivas, y por tanto no marcan precio y rentabilidad a los papeles de nueva emisión. Una vez que las manos fuertes del mercado los han establecido, se abre el reparto a estas carteras más modestas siempre y cuando la rentabilidad sea positiva. En caso contrario, sus ofertas se consideran sencillamente no presentadas.

Desde la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), se recuerda que para las instituciones de inversión colectiva ¿no existen normas que restrinjan la inversión basándose en la rentabilidad que ofrecen¿. En su lugar, se regula la actuación de las gestoras en sus decisiones de inversión y distribución de activos, así como en las preceptivas advertencias a trasladar a los clientes en el momento de contratación de posiciones en un determinado fondo o plan de inversión.

¿DÓNDE ESTÁN LAS PISTAS EN MIS FONDOS?

En el caso de estas letras y bonos con tipos negativos, la exigencia general es que las operaciones se hagan a ¿precios y en condiciones de mercado¿, salvo si otros cauces aseguran condiciones más favorables para los partícipes. En este sentido, mientras se mantenga un activo en cartera, la norma obliga a realizar una ¿valoración continua del instrumento financiero y la evaluación permanente de sus riesgos¿.

Las únicas pistas para los partícipes en estos vehículos de inversión están en la documentación que aporta el propio fondo. En el momento de su contratación, el prospecto que debe informar sobre el abanico de activos elegibles para inversión, así como los mercados en los que se va a invertir y los límites de inversión en cada categoría de instrumento financiero. Después, trimestralmente, en la información pública periódica que las gestoras deben remitir a la propia CNMV sobre rentabilidad, volatilidad y posiciones individuales de cartera.

Además, desde el año 2015 la CNMV obliga a los fondos de inversión en renta fija distintos de los de largo plazo y gestión activa a notificar en este formulario cuál sería la rentabilidad bruta obtenida si las posiciones del momento de la comunicación se conservasen hasta vencimiento.

A pesar de que cada vez son más las referencias que se contagian de tipos negativos, el número de pequeños inversores con posiciones indirectas en estos papeles podría haber mermado sensiblemente en los últimos meses. Esto se debe a que la continuidad de estímulos del Banco Central Europeo (BCE) ha hecho que muchos gestores no encuentren reposición para su cesta de activos y muchos fondos hayan sido liquidados a vencimiento sin el lanzamiento de nuevas ventanas de suscripción. Estos reembolsos en cierto modo forzosos se aprecian en las estadísticas de la industria presentadas por su propia patronal, Inverco.

En lo que va de año, se han producido reembolsos por 1.803,34 millones de euros en fondos monetarios y por 483,55 millones en los especializados en renta fija europea a corto plazo. Los primeros acumulan en su conjunto una rentabilidad media ponderada del -0,22% desde enero. A un año vista, la pérdida de patrimonio alcanza al 0,25% del total. Unas cifras que muestran el impacto de la persistencia del BCE en su programa de estímulos que dificulta o imposibilita las estrategias de gestión activa por precio que se convierten en la única baza a jugar de los responsables de estos vehículos de inversión dado el actual panorama de tipos cero y negativos.