La pandemia ya va quedando atrás y con ella también se nos va olvidando que con ella se inició el mayor rescate fiscal y monetario combinado de la historia. Un estímulo récord y sin precedentes que fluyó desde los bancos centrales y los gobiernos hacia las empresas en modo de créditos y hacia unos bancos que acabaron colocando esas enormes cantidades de dinero en bonos del Tesoro a largo plazo creando un desajuste de duración con su base de depósitos. 

Los bancos centrales cometieron después uno de sus más grandes errores al tardar en retirar esos estímulos creyendo que la inflación fue causada en su totalidad por los programas de apoyo a las empresas y mantener grandes líneas de liquidez con la banca.

Sin embargo, la inflación se aceleró mucho después de que se terminasen esos programas de empleo pandémico en septiembre de 2021. Posteriormente, la Fed subió las tasas de interés al ritmo más rápido de la historia hasta el ahora 4,75% y ya se la ha llevado 50 puntos básicos más que en el periodo de subidas de tipos anteriores en 2003-2006. 

[Consulte aquí las claves operativas del Ibex 35, según el analista Eduardo Bolinches]

Los tipos de interés a corto plazo han aumentado un 200% con respecto donde estaban antes de la pandemia (1,5%). Los tipos hipotecarios se han duplicado desde donde estaban antes de la pandemia y todo ello mientras que el balance general, que es la verdadera fuente de la inflación de activos, solo se ha reducido un 7% año tras año. 

De hecho, el balance de la Fed sigue siendo el doble de donde estaba antes de la pandemia, lo que ha mantenido los mercados de activos y el IPC artificialmente inflados. El IPC se encuentra actualmente en un 6%, o lo que es lo mismo, tres veces más alto que antes de la pandemia. 

Evolución del balance de la Fed Federal Reserve

Las ventas pendientes de viviendas están ahora en el nivel más bajo registrado nunca. La confianza del consumidor alcanzó también el nivel más bajo en octubre de 2022.

Y ahora nos enteramos de que el aumento récord en las tasas de interés fue una bomba de relojería en los balances de los bancos, sobre todo regionales, que han acumulado más de 600.000 millones en pérdidas de bonos no realizadas y están llevándoles hacia la quiebra técnica. 

[La cartera de acciones de Eduardo Bolinches para la sesión de hoy]

Esta combinación de pérdidas no realizadas más una salida de depósitos sin precedentes es una bomba de relojería, tal y como ha descubierto por las malas Silicon Valley Bank. 

Ahora se ha creado el nuevo mecanismo "BTFP" por parte de la Fed que permite a los bancos intercambiar sus devaluados activos por préstamos para evitar que las pérdidas no realizadas se conviertan en pérdidas reales a precios de mercado. 

Sin embargo, la mayoría de los activos del balance de los bancos regionales no son elegibles para ser utilizados como garantía para la Fed. Lo que significa que eventualmente se quedarán sin liquidez para cubrir la salida de capitales que están sufriendo.

Siempre he dicho que esto no es una crisis de solvencia sino una crisis de liquidez generada por una crisis de confianza. Mientras que los legisladores se nieguen a extender el seguro de la FDIC a la totalidad de los saldos no se va a poner fin a esta crisis que es capaz de llevarse por delante a muchas entidades tanto en EEUU como en Europa. Pero esto es un problema político que nadie quiere admitir. 

Se ha optado por que sea la FDIC la que implante rescates completos de los depositantes caso por caso, lo que está agotando rápidamente sus reservas mientras que no ataja el centro del problema que es la falta de confianza.

Los inversores mueven a golpe de clic desde su casa con un ordenador el dinero de un banco a otro cada vez más grande lo que hace que la fuga de capitales no cese. De hecho, pronto veremos el desenlace aquí en Europa del Deutsche Bank, que recibió mucho dinero de clientes desde el Credit Suisse y ahora han visto que tienen que volver a emigrar a otra entidad. 

Si los fondos de la FDIC o de los países europeos se agota, todo este lío que se ha creado se reducirá a una simple votación en el Congreso para decidir si se salva la entidad con dinero público o no. 

Debemos tener en cuenta que las pérdidas de bonos no realizadas son seis veces mayores que el fondo de seguros de la FDIC, 600.000 millones de dólares frente a 100.000 millones o, lo que pone los pelos de punta todavía más, los activos del Deutsche Bank en balance casi son el PIB de España, pero su exposición a derivados equivale a 16 veces el PIB alemán.

¿Quién y cómo diablos se puede hacer cargo del salvamento de esta entidad?