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Repsol, que tiene en su plan estratégico 2025 eliminar sus emisiones netas, continúa dando pasos de gigante en su diversificación sectorial. Su reorientación de largo plazo para el hidrógeno, y más recientemente su intención de invertir 2.000 millones en el negocio de la logística del gas natural, le siguen dando alas y un gran potencial alcista.



A pesar de las recientes correcciones, donde la petrolera marcó su peor sesión bursátil desde el inicio de la pandemia, remonta desde el soporte de los 13 euros por acción y recupera la línea de flotación de los 14 euros.



El apoyo a través de los indicadores tanto RSI, como la finalización del impulso correctivo por estocástico, ofrecen potencial de continuidad alcista al movimiento. Además, el haber roto la estructura de cuña ascendente desarrollada desde 2020 y, más importante aún, romper por primera vez el techo de cristal de máximos decrecientes desde 2008 el pasado mes de abril, sustentan esta tesis.



Sin embargo, también hay que tener en cuenta el desgaste que muestra el RSI con máximos decrecientes y evidenciando la divergencia bajista existente en el movimiento, descontando a futuro un proceso correctivo, salvo que el nuevo máximo que se genere sea superior al anterior.



En este sentido, con entrada a mercado, marcaremos un objetivo prudente en los 14,935 euros por acción o venta cuando la convergencia del indicador RSI con la proyección de máximos decrecientes si el estocástico se encuentra en sobreventa tengan lugar, lo que suceda antes.



El límite de pérdidas lo situamos por debajo del último soporte del canal desarrollado (rojo) en los 13,20 euros por acción.

Repsol XTB

***Darío García es analista de XTB

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