La Inteligencia Artificial es una de las temáticas de inversión que está de moda y podría ser la mayor revolución tecnológica en la historia de la humanidad. Lo que era sorprendente hace varias décadas, ahora se ha convertido en algo habitual como es que un asistente virtual sea capaz de organizarnos el día a día o interactuar con nosotros, que un sistema tecnológico sea capaz de vencer a un humano en cualquier actividad…

El sector financiero no ha sido ajeno a esta tendencia imparable ya que aporta numerosas ventajas. En el área de las inversiones permite eliminar errores de comportamiento y sesgos cognitivos de los humanos, es capaz de adaptarse a todo tipo de circunstancias, crea carteras para distintos tipos de escenarios y determina la asignación de activos en función del escenario de mercado. Los inversores son conscientes de ello y han decidido apostar por esta área, que logra batir ampliamente al mercado en los últimos años.

El Stoxx AI Global Artificial Intelligence, el índice sectorial compuesto por las principales empresas que invierten en el desarrollo de nuevas tecnologías de Inteligencia Artificial, cotiza en zona de máximos históricos. Desde comienzos de 2019 su rentabilidad ha sido de alrededor del 80% mientras que el S&P 500 se anota en torno a un 60%. Veinte puntos porcentuales de diferencia que ponen de manifiesto el apetito de los inversores por este tipo de cotizadas.

Los 'hedge funds' europeos con capacidades de Inteligencia Artificial obtuvieron un rendimiento acumulado casi tres veces mayor

Este auge bursátil de la Inteligencia Artificial podría continuar e incluso acelerarse en los próximos años, de ahí las buenas perspectivas para el sector. En el mundo de la inversión, la Inteligencia Artificial ha venido para quedarse y goza de una gran penetración puesto que se utiliza de manera diaria. Su propósito es facilitar y mejorar la eficiencia de tareas que los inversores hacen, pero empleando mucho menos tiempo y con mayor eficacia ya que se requiere un continuo análisis de muchos datos que deben ser procesados.

El gran impulso está motivado porque los datos, sobre todo en el mundo financiero, no son estacionales y no podemos dejar para otro día su análisis. Los precios se mueven de manera continua y con ellos las ratios que dependen de su evolución y que nos permiten medir si una empresa cotiza barata o cara desde un punto de vista fundamental o, directamente, el cálculo de rentabilidades de nuestras estrategias.

Todos estos datos nos los facilita la Inteligencia Artificial. También nos da soluciones de cara a determinar en qué clases de activos invertir, qué peso dar a cada uno, qué acciones específicas comprar y las alternativas para distintos escenarios de inversión con el objetivo de generar una mayor rentabilidad, sobre todo en escenarios de incertidumbre como el que hemos vivido recientemente.

La investigación realizada por la consultora Cerulli Associates pone de manifiesto esta ventaja competitiva. El análisis muestra como los hedge funds europeos con capacidades de Inteligencia Artificial obtuvieron un rendimiento acumulado casi tres veces mayor que el del universo total de fondos de cobertura entre 2016 y 2019.

Los precios se mueven de manera continua y con ellos las ratios que permiten medir si una empresa cotiza barata o cara

Este auge de la Inteligencia Artificial no es un camino de rosas y presenta algunos desafíos. El principal es la breve y escasa historia de los datos financieros puesto que los algoritmos desconocen una parte del pasado. Por otro lado, la naturaleza no estacionaria de los mercados financieros puede verse afectada por una serie de eventos sin precedentes, como ha sido la irrupción de la crisis sanitaria y económica más reciente provocada por el coronavirus.

Históricamente, se ha demostrado la importancia de no dejar de lado aquellos factores que han sido disruptores. Por ejemplo, hace varias décadas era impensable pensar en los smartphones, tal y como los conocemos, y hoy están muy presentes en nuestras vidas.

Esta realidad que suponen los teléfonos móviles podrá ser la misma que protagonizará la Inteligencia Artificial. Por tanto, no entenderlo no es sinónimo de rechazo sino de proseguir con su aprendizaje y parte de nuestro trabajo será educar a las personas a salir de su burbuja y perder dicho miedo.

***Samuel Izquierdo es director de desarrollo de negocio en Zonavalue