Pensaba yo que con la llegada de la vacuna muchos analistas -de hecho la mayoría- aceptarían que se habían equivocado, al recomendar evitar la renta variable durante estos meses de pandemia. El planteamiento más habitual ha sido el de “no compre usted que está todo muy mal” y el resultado ha sido que nunca tantos (inversores) se han perdido tanto.

La prueba de esta afirmación es el 'subidón' que tuvieron las bolsas el día que se hicieron oficiales los resultados de la vacuna de Pfizer. Es evidente que si hubiera estado descontada la noticia no se habría producido una subida que, además, tuvo continuidad. Y esa continuidad demuestra que había cola para subirse a toda prisa al tren de la renta variable, como prueba el hecho de que el mes de noviembre ha sido globalmente el más alcista de la historia. Especialmente en la bolsa europea.

Llegados a este punto, donde la cuestión no es ya si habrá vuelta a la normalidad económica, sino a qué ritmo y con qué intensidad, resulta sorprendente –y gratificador– ver que no ha habido grandes cambios en esa visión bajista. Al menos, por parte de los analistas con más presencia en medios y redes sociales.

Lo de gratificador no es ironía y además es muy importante.

La inversión en general -y en los mercados financieros en particular- es de las pocas actividades en las que puede ser bueno ir contra el consenso. De hecho suele serlo. La lista de ejemplos es tan larga como la historia de los mercados.

La lista de ejemplos en los que ir contra el consenso puede ser bueno es tan larga como la historia de los mercados

Sin irnos muy lejos, el consenso de analistas lleva años diciendo que el Nasdaq está carísimo (en plena revolución digital), pero ir contra esa corriente ha sido una de las ideas de inversión más rentables de los últimos tiempos. Y las voces más conocidas del consenso recomendaban estos meses evitar las bolsas. Y ha resultado ser el periodo en el que la renta variable global ha tenido la subida más rápida de la historia y una de las más potentes.

Por eso resulta gratificante que siga habiendo una amplia visión bajista. Porque el problema vendrá el día en el que la opción mayoritaria sea alcista. En otras palabras: el día que vean ustedes a los analistas que normalmente hablan de burbujas, mercados sobrevalorados, 'represión financiera', etcétera decir lo contrario -o simplemente no decir nada-, es cuando deberán empezar a preocuparse.

Esto lo digo totalmente en serio, porque, igual que cuando ya no quedan alcistas es cuando aumentan las probabilidades de que suba la bolsa, cuando no quedan bajistas es cuando aumentan las probabilidades de que baje.

Permítanme que cuente una anécdota al respecto. Siendo yo un gestor junior, mi jefe me dijo que hiciera un listado de los valores que recomendaban mayoritariamente los analistas. Lo hice y, a continuación, le pregunté cuándo debería empezar a comprarlos. Me dijo que por supuesto que no, que esos eran precisamente los que no debería comprar, porque, si los recomendaban todos los analistas, no quedaban compradores para hacer subir la cotización (advierto que hablaba solo de bolsa española y en un contexto no globalizado).

Uno no debe enfrentarse a la Fed y todavía no ha decidido cerrar el bar y que la gente se vaya a casa

Evidentemente no se puede ni se debe utilizar este gran indicador contrario que es el consenso como única fuente de decisión, eso sería ridículo. Ir contra el consenso es más bien un elemento adicional que aporta tranquilidad a tu estrategia. No es que se trate de invertir contra el consenso, porque evidentemente el consenso a veces acierta. De lo que se trata es de no tener miedo a llevarle la contraria porque, como demuestra la historia, el consenso se equivoca más que acierta.

¿Por qué se equivoca ahora, de nuevo, el consenso? En primer lugar porque repite los errores de meses anteriores. Uno no debe enfrentarse a la Fed y mucho menos a todos los bancos centrales juntos. Todavía no han decidido cerrar el bar y que la gente se vaya a casa.

También se equivocan cuando insisten en que el mercado va por su lado y no tiene en cuenta la economía real. Eso demuestra poco conocimiento del funcionamiento de los mercados, que precisamente anticipan en los precios eventos que afectarán en el futuro a la economía real.

Así, anticiparon la llegada de las vacunas y ahora anticipan la llegada de la normalidad económica que traerán no solo en las vacunas, también la mejora en los tratamientos y los avances en los test rápidos. Pero, sobre todo, anticipan que con todo lo anterior irán desapareciendo confinamientos y restricciones.

Cuando no quedan bajistas es cuando aumentan las probabilidades de que la bolsa baje

Es más, algunos vamos más lejos y anticipamos que el miedo irá dando paso al deseo de vivir, que en una sociedad basada en el consumo se traduce en incremento del gasto.

Y si los analistas le dicen que no, que va a haber mucho paro, recuérdenles que aunque esté en paro un 10% de la población europea o norteamericana, hay un 90% trabajando. Y si está trabajando significa que tienen dinero para gastar y que, aunque el consenso opine lo contrario, lo normal es que estén deseando salir y disfrutar de ese dinero que tanto esfuerzo les ha costado ganar. ¿O no lo está deseando usted?

***Víctor Alvargonzález es asesor financiero independiente y fundador de Nextep Finance