El otro día iniciaba mi andadura en este medio con una visión un tanto pesimista sobre la economía y la bolsa española. E insistía en mi recomendación de que harían bien los inversores en plantearse destinos más rentables para su dinero, teniendo en cuenta que es tan fácil invertir en un fondo con posiciones en el Ibex como en uno que invierta en EEUU o en China.

Afortunadamente, en los mercados financieros siempre que algo baja hay algo que sube, o dicho de forma más técnica, otro activo. Y esto no es una opinión, es un hecho. Por ejemplo, cuando cae la bolsa pueden subir los bonos (renta fija) , el dólar, el oro o los tres a la vez.

Incluso puede haber bolsas que suben cuando otras bajan, como estamos viendo este año. Y afortunadamente también, contamos con un producto como los fondos de inversión que nos permiten invertir en cualquier activo, sector o país.

En mi artículo anterior citaba a EEUU y a China, pero si bien la mayoría de los inversores asumen bien la recomendación de EEUU, lo de China no es para todos los gustos. Pero si abrimos la mente y evitamos prejuicios -y me refiero a prejuicios económicos, este es un artículo puramente económico y financiero-, si hay un país que representa el revés de la moneda de la situación económica y bursátil de España, ese es China. Si pensamos que hay que evitar totalmente la inversión en bolsa española, la consecuencia lógica es plantearse seriamente la inversión en las otras caras de la moneda y una de ellas es china.

Pese a la Covid-19, la economía china ya crece de nuevo al 5%. Imaginemos lo que puede mejorar esa cifra cuando, de aquí a seis u ocho meses, la mayoría de las economías avanzadas hayan vacunado a su población de riesgo y a gran parte de los que, sin serlo, quieran vacunarse. Con la vuelta a la normalidad sanitaria, volverá el consumo. Y, ¿quién estará ahí, preparada para hacer frente al incremento de la demanda? Sin duda China.

Si comparamos cómo se apoya a las empresas en China con España, el que parece un país comunista es el nuestro

Hay otras cifras increíbles, no ya comparadas con España, sino con el mundo entero: balanza de pagos positiva, no monetiza la deuda como están haciendo el resto de países y bancos centrales a niveles que empiezan a ser peligrosos, presta en lugar de deber. Y, si comparamos cómo se apoya a las empresas en China con España, el que parece un país comunista es el nuestro.

Esto se refleja en la bolsa. Casi la mitad de todas las salidas a bolsa que ha habido en el mundo este año se han realizado en China. Entre ellas la mayor de la historia, que encima es de una empresa fintech. Mientras aquí los bancos se fusionan, no para crecer sino para sobrevivir, mientras cobran comisiones estratosféricas por malos productos y servicios deficientes, allí sale a cotizar un monstruo del nuevo sector financiero, en el que las finanzas se alían a la tecnología para ofrecer servicios financieros mejores, más cómodos, más sencillos y, encima, más baratos.

El problema de invertir en China no es operativo, puesto que todas las plataformas de intermediación (bancos, sociedades de valores...) de cierto nivel dan acceso a fondos de inversión que invierten en el gigante asiático. Hay que tener mucho cuidado con el tema de las comisiones, pero es cuestión de comparar o pedir asesoramiento al respecto. Realmente los posibles inconvenientes son otros.

El primero es de marco mental. El análisis fundamental de China, sus expectativas, su liderazgo digital y su peso en la economía mundial -ya tiene casi el mismo tamaño que la norteamericana y crece más- justifican un peso muy superior en una cartera de inversión. Pero la realidad es que a la mayoría de asesores y gestores les cuesta mucho darle, sino el peso que le correspondería, al menos un peso adecuado a sus expectativas.

A la mayoría de asesores y gestores les cuesta mucho darle a China un peso adecuado a sus expectativas

El otro problema es que, como todo en aquel país es enorme, hay muchos índices, así como diferentes tipos de acciones y mercados. Tenemos desde índice CSI 300 al mercado de Hong Kong y representan bolsas muy diferentes . Hay que saber jugar con ellos dependiendo de la situación.

Por ejemplo, cuando hay conflicto en la antigua colonia británica el mercado del interior puede no moverse o incluso subir. Y luego hay distintos tipos de acciones y, en consecuencia, distintos tipos de fondos de inversión. Está claro que para elegir fondos que inviertan en China se necesita asesoramiento.

Lo del asesoramiento no es problema, es cuestión de contar con un asesor con los conocimientos adecuados. Tampoco es un problema comprar los fondos, pues existen intermediarios financieros con precios muy competitivos y una amplia oferta de producto. Lo más complicado es lo del marco mental: admitir que China puede ser una inversión estable y con un peso considerable en cartera. Y entiendo que hay que echarle valor.

Por si les resulta de utilidad, compartiré con ustedes una reflexión que hice yo la última vez que aumenté el peso de China en nuestras carteras recomendadas, y es que estamos ante el único país que ha conseguido doblegar a la Covid-19. Literalmente. Y sin gran daño para su economía.

La nueva Guerra Fría no es otra que la guerra comercial y política entre China y EEUU

Un país que por tener 12 contagios comunitarios nuevos realiza test a nueve millones de personas. Con independencia de que nos guste más o menos China en términos políticos – y a mi no me gusta - hay que reconocer que un país así no lo para nadie en términos económicos.

No olvidamos los riesgos. El primero es la tensión en Hong Kong, pero desgraciadamente es cuestión de tiempo que la dictadura china se haga con el control de la situación. Tampoco es ahora un riesgo la devaluación, es el país que más crece y con una salud económica que ya quisieran la mayoría de los países occidentales.

El riesgo realmente importante es la nueva Guerra Fría, que no es otra que la guerra comercial y política entre China y EEUU. Habrá momentos de tensión y se notará en los fondos que invierten en ese país. Pero nadie debería invertir en fondos de renta variable si no es capaz de asumir que hasta el índice más alcista se mueve en forma de dientes de sierra.

***Víctor Alvargonzález es asesor financiero independiente y socio fundador de Nextep Finance.