El plan de medidas anunciado por la Reserva Federal de EEUU (Fed) sitúa a la autoridad monetaria estadounidense en particular, y a los bancos centrales en general, más allá del conjunto de medidas que se desplegaron para combatir los efectos de la gran crisis financiera de 2008.

La Fed está desplegando ya un arsenal superior. El banco no solo intenta afrontar los problemas de liquidez del dólar, sino ofrecer un amplio apoyo al sector privado. No obstante, el plan del banco central estadounidense es todavía incompleto. En concreto, el Main Street Business Lending Program, destinado a dar financiación a las pequeñas y medianas empresas, requiere para su puesta en marcha de medidas adicionales que deberían ser incluidas dentro del paquete de estímulos que el Gobierno quiere sacar adelante. En todo caso, no se puede subestimar el alcance de la intervención de la autoridad monetaria, que está dando apoyo para la mayoría de las obligaciones que afronta el sector privado.

Del mismo modo, la decisión de comprar bonos corporativos en el mercado primario crea, en la práctica, una financiación puente de cuatro años para las empresas de EEUU con grado de inversión, permitiendo diferir el pago del principal y los intereses en, al menos, los seis primeros meses. Esto, sin duda alguna, alivia las presiones de flujo de caja para el sector corporativo. Adicionalmente, la facilidad para comprar en el mercado secundario (SMCCF) proporciona liquidez y apoyo para el mercado de renta fija corporativa, para la deuda del mercado de crédito que ya está en circulación.

Los términos empleados por la Fed en su comunicado son ilustrativos. La entidad habla de "dificultades tremendas" y de la necesidad de realizar "esfuerzos agresivos para limitar las pérdidas de empleos e ingresos", frente a las "severas disrupciones" que introduce la crisis del Covid-19 en la economía estadounidense.

En definitiva, la Fed ha decidido actuar a una escala sin precedentes. Este movimiento marca el último esfuerzo de la entidad en la batalla que está en curso para aliviar las presiones de liquidez que afligen al dólar y que son evidentes, por ejemplo, en el tipo de cambio del 'billete verde' frente a otras divisas. También en cómo se ha elevado el precio del LIBOR-OIS, pero también en muchos otros mercados.

La Fed ha decidido actuar a una escala sin precedentes. Este movimiento marca el último esfuerzo de la entidad en la batalla que está en curso

Dada la situación, hemos esperado de manera persistente que la Fed diera un paso adelante en su política monetaria para atacar estos problemas de liquidez y esperamos que esta acción señale el comienzo de una mejora del panorama a partir de ahora.

Otra consecuencia que se puede extraer es que estamos ante un paso fundamental en el apoyo de la autoridad monetaria al conjunto de la economía estadounidense. En suma, lo que está haciendo la Fed es proporcionar una respuesta a las necesidades de financiación de las compañías con grado de inversión de EEUU en un momento en el que afrontan una caída de la demanda durante las próximas semanas y meses.

La Fed también busca dar un respaldo a otros sectores de la economía, trabajando, en parte, en tándem con el Gobierno para proporcionar financiación a empleados, consumidores y empresas. Ahora tenemos que esperar a que se anuncien los detalles del plan Main Street Business Lending Program, pero lo que esperamos en este sentido es que finalmente se trate de un paquete similar a los que ya se han anunciado para permitir de esta manera el acceso a financiación durante los próximos meses a amplias franjas de la economía estadounidense que podrían haberse quedado fuera.

Con este conjunto de medidas, la ambición de la entidad dirigida por Jerome Powell parece ser la de tratar de lograr alcanzar el mayor impacto posible a lo largo de todos los sectores de la economía estadounidense. Sin embargo, inevitablemente, la Fed está limitada a proporcionar apoyo básicamente mediante el acceso a financiación. Mucho quedará todavía fuera de su red y esos son los que están esperando el apoyo del Congreso de EEUU donde el Gobierno trata de aprobar un plan de estímulo que equivaldría al 9% del PIB (unos dos billones de dólares).

*** David Page es responsable del equipo Macro Research de Axa Investment Managers.

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