-Después de un 2019 en el que prácticamente todas las clases de activos se revalorizaron y tras los bruscos descensos de las últimas semanas, ¿en qué fase del ciclo nos encontramos? 

Pensamos que la rentabilidad de los últimos años se ha apoyado más en la mejora de los márgenes y no tanto en el crecimiento de los ingresos, un indicador clásico de que estamos en una fase tardía del ciclo. De hecho, en tres de los últimos cuatro años, más de un tercio de las empresas de gran capitalización que analizamos en nuestra estrategia han experimentado un crecimiento negativo en sus ingresos.

-¿Cómo valora los recientes desplomes bursátiles?

Creo que los mercados estaban caros antes de la caída (cotizaban a más de 30 veces su precio-beneficio). Ahora cotizan a poco más de 27 veces y están sustancialmente más baratos, aunque las valoraciones están todavía muy por encima de los promedios a largo plazo.

En términos de rentabilidad, las acciones se ven ahora más atractivas en relación con otras clases de activos y observamos una amplia dispersión de las valoraciones. Esto significa que hay cotizadas a precios realmente atractivos disponibles en todas las regiones del mundo.

- ¿Cree que los bancos centrales seguirán siendo un colchón para las bolsas si el coronavirus deriva en una fuerte desaceleración?

Los bancos centrales ya han empezado a mostrar sus cartas. La Reserva Federal (Fed) ha reducido los tipos de interés en 50 puntos básicos y Japón, el Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo (BCE) también están tomando medidas. Creo que harán todo lo posible para amortiguar el golpe en los mercados de valores, pero hay que dejar claro que su ‘poder de fogueo’ está ya agotado antes de empezar.

- ¿Dónde ven ahora las mejores oportunidades?

Los inversores pueden distinguir entre aquellos sectores que probablemente se vean más afectados que otros por la crisis de Covid-19. Para nosotros, los más perjudicados serán las empresas propietarias de activos reales (físicos), así como las financieras.

Esto podría hacer que nuestra estrategia CROCI Intellectual Capital sea más interesante, pues los enfoques de valoración que empleamos tienden a dar una mayor exposición a la calidad de los activos de las cotizadas, algo que resulta muy útil durante una dislocación del mercado como la actual.

- ¿En qué consiste esta estrategia?

La estrategia CROCI Intellectual Capital busca invertir en empresas ‘darwinianas’, en constante evolución, que sean capaces de innovar y generar ganancias incluso en un entorno de bajo crecimiento. Estas cotizadas deben estar expuestas a un proceso de cambio que haga que su motor de rentabilidad se transforme desde el capital físico al capital intangible.

El enfoque CROCI trata de comprender todos los activos que impulsan los flujos de caja de las empresas, no solo los que aparecen en los balances convencionales.

En este sentido, siempre tenemos en cuenta activos como la investigación y el desarrollo, así como el valor de marca de una compañía. No se puede comparar de manera significativa a empresas como Coca Cola o GlaxoSmithKline, por ejemplo, con una compañía de servicios públicos o de energía sin tener en cuenta sus activos intangibles genuinos.

- ¿Qué otros requisitos debe cumplir una compañía para entrar en su radar de inversión?

CROCI Intellectual Capital busca, lo primero, a esas empresas propietarias de capital intelectual. Pero también han de contar con una rentabilidad decente, además de no ser demasiado maduras, para que sean capaces de generar crecimiento en el futuro. Primamos la innovación y eliminamos de nuestro filtro cualquier empresa que no sea sostenible.

No estamos centrados en un sector en concreto, sino que contamos con una gama diversificada de compañías en cartera que abarcan todas las industrias. Además, nuestra estrategia es capaz de ir reposicionándose a medida que el tipo de compañías centradas en la innovación va cambiando con el tiempo. 

- ¿Qué puede hacer un gestor de fondos activo cuando el mercado se viene abajo?

Los productos de la gama CROCI son sistemáticamente activos y su estrategia no debe cambiar simplemente porque el mercado suba o baje. Todo el enfoque de nuestra estrategia está concebido para reducir al máximo las emociones en el proceso de inversión. Es precisamente este aspecto, el de la emoción, el que a menudo puede distorsionar los procesos de selección convencional de valores.

- Entre sus posiciones en cartera aparecen varios gigantes tecnológicos. ¿No teme el riesgo de burbuja en el sector?

El fondo no está sobreponderado de forma agresiva en ninguna empresa en particular: las 25 acciones principales, de un total de 100, apenas pesan un 40% sobre el total de la cartera. La tecnología sí pondera bastante, como cabría esperar en una estrategia de este tipo, pero en realidad estamos ligeramente infraponderados en EEUU como mercado.

Aún así, no creemos que el sector tecnológico se encuentre en un escenario de burbuja. De hecho, hay otras industrias como productos básicos de consumo o los servicios públicos que pueden estar más cerca de ello. La tecnología es una de las pocas partes del mercado en las que hay crecimiento y eso ha permitido que los fundamentales de estas compañías se mantengan.

-¿Qué es lo que más le preocupa ahora mismo para que su estrategia tenga éxito a largo plazo?

El continuo crecimiento de las empresas de ‘mega-capitalización’ es motivo de preocupación, ya que es un aspecto que tiende a sesgar el mercado y hace que la diversificación y la diferenciación sean cada vez más difíciles para los inversores que buscan valor en los fundamentales.

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