Inditex tiene muy difícil terminar el año bursátil en positivo. Y las pocas opciones que le pueden quedar para hacerlo se jugarán este miércoles, jornada en la que la textil presidida por Pablo Isla presentará las cuentas correspondientes a su tercer trimestre fiscal. No lo tendrá fácil, porque en su marcador lucen unas caídas del 9,3% en lo que va de año, con lo que camina hacia el que puede ser su segundo ejercicio consecutivo de `números rojos¿, algo que nunca le ha ocurrido como cotizada desde que saltó al parqué en 2001.

En todo caso, buscará prolongar la reacción que sí ha experimentado en las últimas semanas. Desde el 22 de octubre, cuando sus acciones cayeron a los 24,07 euros, su cotización ha rebotado un 9,4% y supera de nuevo los 26 euros. En el mismo periodo, el Ibex ha bajado un 0,8%. Eso sí, este martes, y ante lo que la compañía pueda anunciar, los inversores han vendido sus títulos, que han cerrado a 26,33 euros tras bajar un 1%, en tanto que el Ibex ha sumado un 0,9%.

Para alargar la mejoría de las últimas semanas, las expectativas de los analistas, recogidas por Thomson Reuters, contemplan un crecimiento de las ventas del 4%, hasta los 18.708 millones de euros en los nueve primeros meses de su ejercicio fiscal, y un incremento del beneficio neto del 5,2%, hasta los 2.463 millones. Centrando el foco en las cifras del tercer trimestre, las ventas podrían crecer un 6,2%, hasta los 6.683 millones, y el resultado neto, un 8%, hasta los 1.054 millones.

¿Esperamos una aceleración del crecimiento de los ingresos frente a los últimos trimestres favorecido por una comparativa menos exigente y a pesar de que las divisas seguirán lastrando¿, anticipan desde Renta4. Y lo mismo apuntan desde Banco Sabadell: "Esperamos una aceleración de las tasas de crecimiento gracias a un efecto base -ventas en superficie comparable (LfL) +5%- y a un tipo de cambio más favorable".

Por el camino, en el acumulado de los tres primeros trimestres obtendría un resultado bruto de 10.794 millones, un resultado operativo (ebitda) de 3.984 millones y un resultado de explotación (ebit) de 3.131 millones, todos ellos con crecimientos situados entre el 4% y el 5% con respecto a los datos registrados un año antes. Como consecuencia, el margen bruto alcanzaría el 57,7%; el margen ebitda, el 21,3%; el margen ebit, el 16,7%; y el margen neto, el 13,2%.

En resumen, un escenario que encajaría con el diagnóstico que está haciendo el mercado, y que consta con dos partes. Por un lado, un crecimiento inferior al de ejercicios anteriores, el argumento que más está pesando en la cotización desde finales de 2017. Y por otro, una buena defensa de los altos márgenes de la textil, un pilar que juega a su favor pero que se expone al desafío procedente de la revolución tecnológica planteada por los nuevos competidores digitales.

CON LOS ANALISTAS A FAVOR¿ PERO AJUSTANDO 

A la espera de las cuentas que anuncie la textil, los analistas han seguido en los últimos meses con el ajuste de sus valoraciones. Según los datos que recoge Thomson Reuters, actualmente el precio objetivo que le concede el consenso de mercado se sitúa en los 30,6 euros, que todavía le dejan un potencial próximo al 15%, pero que está un 13% por debajo del precio que recibía hace un año.

Eso sí, este tijeretazo no equivale a que los analistas le den la espalda, sino que evidencia que están adaptando sus valoraciones a una situación de menores ritmos de crecimiento que requieren múltiplos más bajos. De hecho, la compañía sigue recibiendo consejos de compra de manera mayoritaria. De los 31 analistas que siguen al valor, 21 aconsejan comprar sus acciones, cuatro se inclinan por mantenerlas y seis por venderlas.