Los datos recopilados por el Banco Internacional de Pagos (BIP) muestran que la banca española tiene una exposición total de 84.000 millones de dólares -unos 72.000 millones de euros al cambio actual- a la deuda italiana -pública, privada y derivados- al cierre del primer trimestre de 2018, con una cartera directa de deuda pública en manos de las entidades cotizadas próxima a los 30.000 millones de euros al cierre del segundo trimestre, según los datos publicados al cierre de junio. El sector bancario español se sitúa así como el tercero más sensible a lo que ocurra en Italia, por detrás del francés, con 320.000 millones de dólares, y del alemán, con 95.000 millones.

Esta exposición es la que ha provocado las fuertes caídas que las entidades han sufrido en bolsa este viernes. Bankia se ha dejado un 3,7%; Banco Santaner, un 3,2%; Sabadell, un 3%; BBVA, un 2,1%; Bankinter, un 1,7%; y CaixaBank, un 1%.

Estos descensos se producen al calor del duro castigo que encaja la deuda italiana. Las ventas provocan que la rentabilidad de los bonos italianos a 10 años escale del 2,89% al 3,16%. Como en paralelo las compras propician que el rendimiento de los bonos alemanes a 10 años baje al 0,47%, la prima de riesgo italiana, que mide la brecha entre ambos rendimientos, se dispara a los 269 puntos básicos.

El origen de esta sacudida reside en los nuevos presupuestos enviados por el Gobierno conformado por la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas. Aunque ya se esperaba una 'sorpresa', en forma de un déficit superior al esperado, el dato proporcionado supera cualquier previsión: Roma ha retado a Bruselas con un déficit público del 2,4% pasa 2019. Esta cifra supera la pretendida por el propio ministro de Economía italiano, el más moderado Giovanni Tria, que apoyaba un déficit del 1,6%. Pero las tesis más extremas de Luigi Di Maio, del Movimiento 5 Estrellas, y Matteo Salvini, de la Liga, se han acabado imponiendo. 

Para un país cuya deuda pública equivale al 130% del Producto Interior Bruto (PIB), esos planes elevan la incertidumbre sobre su solvencia. Y desatan una desconfianza que afecta a los activos italianos, pero también a los de sus socios del euro. Y al propio euro, que se deprecia un 0,2%, hasta los 1,162 dólares, en una jornada en la que ha llegado a bajar hasta los 1,157 dólares.

Ahora se abre un periodo de dos semanas que estará marcado por la tensión entre Roma y Bruselas, puesto que el plazo para presentar los presupuestos y los objetivos de déficit termina oficialmente el 15 de octubre.