La última vez que el regulador subió la tasa básica fue en diciembre de 2014, en medio de un desplome histórico del rublo, y lo hizo desde el 10,5% al 17%, con la intención de frenar la depreciación de la moneda nacional y paliar los riesgos de inflación.
Desde entonces y hasta ahora, el BCR ha ido bajando gradualmente los tipos hasta llegar al 7,25% a finales del pasado marzo, una cifra por otra parte inusualmente baja en la historia de la Rusia contemporánea. La actual subida también responde a la debilidad del rublo, que ha perdido casi la cuarta parte de su valor precisamente desde el pasado marzo.
La depreciación de la divisa rusa se aceleró desde comienzos del pasado agosto, cuando Estados Unidos anunció sanciones contra Rusia por el supuesto envenenamiento en el Reino Unido del exespía Serguéi Skripal y su hija Yulia.
El anhelo del BCR es mantener el tipo de interés en el entorno del 7%, con el objetivo de animar el crédito y facilitar el acceso de los ciudadanos a las hipotecas, pero la condición es que la inflación no supere el 4% anual, algo que se consiguió el año pasado por primera vez desde la caída de la Unión Soviética.
El pronóstico de la inflación para este año era de entre 3,5% y 4%, pero la caída del rublo hace prever que este objetivo ya no podrá cumplirse. El BCR revisó hoy al alza su previsión y situó el dato de inflación en una horquilla entre el 3,8% y el 4,2% para este año, y entre el 5% y el 5,5% para 2019. Augura, sin embargo, que el dato de inflación empezará a mejorar a partir de la segunda mitad del año que viene para volver al 4% en la primera mitad de 2020.
Por otro lado, el Consejo de Gobierno del BCR reunido esta mañana argumentó que la depreciación del rublo se debe a la creciente fuga de capitales del sector privado al extranjero. Entre enero y agosto de este año, Rusia sufrió una fuga de capitales de 26.500 millones de dólares frente a los 9.600 millones de dólares en el mismo periodo de 2017.
Pese a todo, el regulador mantuvo su pronóstico para el crecimiento del PIB en 2018, que dejó en una horquilla entre el 1,5% y el 2%.
Con este movimiento, Rusia se suma a otras economías emergentes que en los últimos días han subido tipos de interés para frenar el desplome de sus monedas y apuntalar sus economías. En la lista destacan Argentina y, desde ayer mismo, Turquía, entre otros.