EFE / Invertia

Según un informe anual de la Federación Bancaria Europea (EBF, por sus siglas en inglés), el ratio de préstamos dudosos (NPLs) de la banca europea cayó al 2,7% en 2017, por debajo de la media mundial del 3,74%.

En su informe, el organismo insiste que ¿los préstamos fallidos ya no son un problema específico europeo¿, e invitan a estudiar a fondo la composición total de los NPLs (non performing loans) para demostrarlo. Según sus cálculos, el importe total de estos préstamos se redujo un 25% en los dos últimos años a unos 800.000 millones de euros. ¿El verdadero problema se limita a una proporción de entre 150.000 millones y 200.000 millones de euros, lo que no supone ni una cuarta parte del total¿, indican desde la Federación.

A su juicio, la banca está logrando un progreso significativo en este sentido. ¿Aunque todavía hay margen de mejora, también debe de quedar claro que el problema ya no es tan grande como antes", explica Gonzalo Gasos, Jefe de Supervisión Bancaria del EBF. "La cuestión a la que nos enfrentamos ahora es si realmente necesitamos una regulación adicional que obligue a las entidades a vender a precios bajos esos préstamos fallidos, lo que podría dejar en peor situación a los clientes", indica Gasos.

PROCESO DE AJUSTE

Los bancos europeos redujeron su red de sucursales en 5.900 oficinas y su personal en 40.000 empleados en 2017, mientras apostaron por impulsar la banca digital, que ya utiliza un 51 % de los clientes en la Unión Europea, según el informe anual de la Federación Europea de Banca.

Además, el proceso de consolidación que comenzó en 2009 con la crisis financiera continuó con una reducción del 5 % en el número de entidades, hasta 6.250 frente a 6.596 el año previo, lo que supone que hay 2.275 bancos menos que cuando empezó la recesión. La consolidación responde sobre todo a la fusión entre entidades del mismo país y ha estado liderada en 2017 por Alemania (70 instituciones menos) e Italia (65), mientras que solo se dieron aumentos en Reino Unido (15 más) y Suecia (3 más).

La reducción de entidades ha estado acompañada de un descenso en sucursales del 3,1 % (5.900) en 2017, con lo que desde 2007 la red europea ha perdido un 21 % de oficinas (casi 50.000). España, que acometió en 2012 y 2013 una reestructuración de su sector bancario, lidera esta reducción (18.020 oficinas menos), seguida de Alemania (8.769) e Italia (5.800).

En línea con el cierre de oficinas, en 2017 el número de empleados del sector se contrajo en 40.000 personas (1,5 %) hasta los 2,74 millones, el mínimo desde que comenzaron los registros en 1997 y lejos de los 3,13 millones de empleados que había en 2009.

De acuerdo con la Federación de Banca Europea, la reducción de sucursales refleja también la "rápida implantación" de los servicios de banca en internet, que ya utiliza más de la mitad de la población europea cuando en 2009 sólo lo hacía un tercio.

En cuanto a la banca española, la Federación Europea destaca que en enero de 2018 había 12 grupos frente a 14 del año anterior tras la fusión de Bankia y BMN, y la compra de Banco Popular por el Santander en el marco de su resolución. A su juicio esta "limitada variación de la estructura bancaria refleja la estabilidad" de un sector que, señalan, en 2017 aumentó su ratio de capital de máxima calidad CET1 hasta el 11,37 %, frente al 10,9 % en 2016, y elevó su ratio de rentabilidad (ROE) al 7,05 % frente al 5,10 %.