Según la medida impuesta por decreto presidencial y publicada en el Boletín Oficial, la retención fiscal sobre los depósitos a interés en moneda extranjera sube del 18% al 20% cuando el plazo es de hasta seis meses, y del 15% al 16% en los de hasta un año.

Al mismo tiempo, cuando la moneda es la lira turca, la retención fiscal baja del 15% al 5% en los depósitos de hasta seis meses, del 12% al 3% en los de un año, y del 10% al 0% cuando el plazo supera los doce meses.

Con las nuevas tasas, que rigen en principio durante los próximos tres meses, el Gobierno interviene para frenar la caída de la lira, que se ha devaluado frente al dólar y al euro en torno al 7% desde el lunes pasado, cerca del 25% en todo agosto, y en un 40% desde principios de año.

La moneda nacional reaccionó al alza tras el anuncio de la medida: un dólar se cambiaba por 6,57 liras y el euro por 7,66, lo que supone sendas apreciaciones del 1,1% y del 1,4%, respectivamente, frente a los valores del cierre de ayer.

La tendencia bajista de la lira se aceleró este mes debido al empeoramiento de las relaciones diplomáticas entre Ankara y Washington a raíz de la negativa de las autoridades turcas a poner en libertad a un religioso estadounidense detenido en Turquía hace dos años bajo acusaciones de terrorismo.

El Banco Central turco ha tomado varias medidas para aportar liquidez a los mercados y frenar la caída de la lira, como la inyección de 6.000 millones de dólares en el sistema financiero, la subida de intereses en ciertos depósitos o la ampliación de límites de transacciones entre bancos.

Sin embargo, hasta el momento no ha accedido a dar el paso recomendado por la mayoría de los analistas: subir drásticamente los tipos de interés, que actualmente se sitúan en el 17,5%, levemente por encima de la tasa de inflación.