Peter Schiff, famoso inversor y comentarista financiero en EEUU, tomó el argumento de Richard Hayes, consejero delegado de la australiana Perth Mint, y el 20 de agosto redactó un post en su blog que estaba titulado con una pregunta que luego lanzó en Twitter: ¿¿Es el oro víctima de demasiadas malas noticias?¿.

 

There is plenty of bad news out there. We have a trade war. Geopolitical tensions between the US, Iran and Russia are high and more. So, why aren¿t people seeking safe haven and buying gold and silver? The CEO at Australia¿s Perth Mint has a theory. https://t.co/eVI9ptGc9i

¿ Peter Schiff (@PeterSchiff) 20 de agosto de 2018

Las respuestas no se hicieron esperar, algo lógico dado el perfil polémico que envuelve a Schiff y el pesimismo casi apocalíptico del que ha hecho gala en los últimos años. Lo que tal vez no esperaba era la coincidencia en las respuestas que recibió en Twitter de manera consecutiva: ¿Porque están comprando bitcóin. El oro es una reliquia¿; ¿Porque estamos comprando bitcóin¿; ¿Porque el bitcóin es el nuevo oro¿; ¿Primero compré oro, luego apareciendo las cryptos¿¿.

Y otra más: ¿El oro y la plata son geniales, pero el mundo está aprendiendo a preferir el bitcóin debido a su inmutabilidad, finitud y facilidad de transacción¿. Y entre otras muchas, la puntilla: ¿¿Es el oro víctima de demasiadas malas noticias?¡No, el oro es víctima del bitcóin!¿.

 

"Is Gold the Victim of too Much Bad News?" No, Is Gold the Victim of Bitcoin!

¿ Gofer Ghio (@GoferGhio) 20 de agosto de 2018

Allí, ante sus ojos, en la red social, Schiff, creador en 2010 de la firma Schiffgold para facilitar la inversión en oro y plata, se encontró un baño de siglo XXI. El oro, la gran moneda de la historia, el rey de los activos refugio, destronado por el bitcóin, el principal representante de las criptodivisas y máximo exponente del potencial que esconde la tecnología blockchain.

Aunque Schiff no es, ni mucho menos, ajeno a esta realidad: una cosa es que Schiff siga confiando más en los metales preciosos, como el oro y la plata, y otra que no reconozca que el mundo está cambiando. Lo evidencia que Schiffgold acepta el uso de bitcóin en sus operaciones e incluso presenta juntos al oro y al bitcóin contra la Reserva Federal, el banco central de EEUU. 

HASTA KRUGMAN DECRETA SU MUERTE

Pero no quedó ahí la cosa. Como el propio Schiff recogió horas después, hasta el premio Nobel de Economía Paul Krugman, que no es precisamente un devoto del bitcóin, proclamó en Las Vegas ¿la muerte del oro¿. ¿Hasta el bitcóin tiene más utilidad¿, sentenció.

Muerto o no, lo cierto es que el oro permanece impasible a la acumulación de riesgos potenciales en el mundo. Ni las tensiones comerciales ni los ataques repentinos de volatilidad ni los sustos de divisas como el peso argentino o la lira turca están cebando la demanda de oro ni la subida de su precio en los mercados. La cotización de la onza al contado se mueve ahora en torno a los 1.200 dólares, por debajo de los 1.300 a los que cerró 2017.

En la dirección contraria, la ausencia de presiones inflacionistas y la fortaleza del dólar neutralizan el posible impacto alcista que esos peligros podrían tener en el oro. El caso es que como el metal precioso parece aletargado, se buscan explicaciones a su comportamiento. Y cada vez más miradas apuntan hacia aquellos activos que hasta hace nada no existían y que ahora parecen rivalizar con el oro: las criptomonedas, con el bitcóin al frente.

En un informe publicado a comienzos de 2018, los economistas de Goldman Sachs ya apuntaban que los inversores deberían tratar a las criptodivisas como ¿activos de baja rentabilidad o activos de cobertura, similares al oro¿. Es decir, como activos refugio, no como activos de alto riesgo y súbitas subidas de precio.

REFUGIO¿ CONTRA EL SISTEMA

Pero ahora el asunto más un paso más allá. Ya no es que el bitcóin sea similar al oro; es que lo que le han respondido a Schiff es que lo está `matando¿.

Esta tesis se apoya precisamente en la propia esencia del bitcóin y de las restantes criptos: su desafío al sistema establecido de dinero fiduciario y bancos centrales, del que el oro no deja de formar parte, aunque sea como antagonista. Desde esta perspectiva, al metal precioso se le ve como parte del sistema que el bitcóin y sus compañeros han venido a derrocar.

A partir de esta premisa, el rey de las criptodivisas se reviste como un valor refugio contra un sistema, el actual, en revisión por las nuevas capacidades tecnológicas. Con el añadido de que ofrece un potencial de subida extraordinario para quienes lo ven como el nuevo monarca de los refugios. Es decir, más allá de que en 2018 acumule una caída del 50% y cotice a menos de 7.000 dólares, el futuro le pertenece. Un futuro con un precio de seis cifras, algo impensable para el oro.

Así se lo hicieron ver los usuarios a Schiff en Twitter. Los tiempos están cambiando. Las minas de oro ya no impresionan tanto. Ahora son las de bitcóin las que relucen.