El dólar ha puesto freno por primera vez en más de dos meses en su ascenso contra las divisas emergentes. A pesar de que la crisis de Turquía está en plena ebullición, inversores y analistas ven las finanzas otomanas como un caso aislado y aplauden la nueva ronda de contactos programada entre EEUU y China para suavizar la escalada de la guerra comercial.

Lo que Donald Trump no ha conseguido, sí lo ha logrado una declaración de intenciones mínimas de Pekín al deslizar la noticia de que esta próxima semana volverá a la mesa de negociaciones con EEUU. La moneda china avanzó el viernes un 0,4% contra el dólar, que ahora se queda en los 6,8314 yuanes. La caída del billete verde, que en la semana alcanza el 0,2%, llegó a ser superior frente a otras divisas cuyas economías están más expuestas a la evolución del dólar, como es el caso de Sudáfrica, donde el rand recuperó un 0,6% del terreno recientemente perdido en favor del estadounidense.

El director de riesgos de Ebury, Enrique Díaz-Alvarez, señala que las últimas noticias y medidas adoptadas por Pekín empiezan a señalar ¿una excesiva apreciación del dólar¿ que le lleva a ratificar su predicción de que el año se cerrará con un cambio en torno a 6,70 yuanes por dólar. En este sentido, un reciente informe de la firma apuntaba a la presión que había ejercido sobre la divisa china la aparición de ¿informes que apuntan que Pekín estaría evaluando si una depreciación gradual de la moneda podría utilizarse como una herramienta en la reciente disputa comercial¿.

Esta práctica chocaría, en principio, con el compromiso del Banco Popular de China para mantener el yuan ¿estable¿. Una medida de emergencia puntual que, sin embargo, no contravendría la opción del Gigante Asiático de liberalizar cada vez más su moneda y que ya facilitó su inclusión hace casi dos años dentro de la cesta de derechos de giro del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Antes de haberse conocido la enésima ronda de contactos entre Pekín y Washington, el banco central anunció la reintroducción de la exigencia de reservas del 20% para las apuestas contra la depreciación del yuan. Una medida que, en plena crisis turca y con los capitales poniendo rumbo a activos de mayor solvencia, tuvo efectos limitados en un mercado que se mueve por inercias propias y que moviliza más de cinco billones de dólares al día.

En opinión de Simon Harvey, analista de Monex Europe, las próximas medidas de China ¿deberían basarse más en la reducción de la volatilidad del yuan que en frenar la depreciación en sí¿. En este sentido, considera que su tendencia reciente ¿es natural para una economía que comienza a desacelerarse¿. Algo que muestran las últimas cifras macroeconómicas publicadas. A este escenario se suman subidas de tipos en los países desarrollados y las tensiones comerciales desencadenadas por el constante incremento de aranceles en EEUU.

TURQUÍA: MÁS VOLATILIDAD AÑADIDA

El director de análisis de mercados en Allianz Global Investors, Hans-Jörg Naumer, señala que ¿las momedas de los países emergentes se han vuelto vulnerables¿ ante la inestabilidad de Turquía. Además, coincide con su colega en que la llamada a una cierta retirada en China ha llegado por las ¿notables debilidades¿ que han mostrado los últimos datos de inversión en equipos y gasto en infraestructuras. Dos indicadores fundamentales para valorar la sostenibilidad en el tiempo del crecimiento de un gigante como el asiático.

Los analistas de Bankinter señalan que, aunque ¿algunos de los problemas de Turquía son comunes a otros países emergentes¿, hay factores diferenciales que han hecho que el fuerte descalabro de la lira no se haya replicado tan fuertemente en otras monedas ni haya arrastrado al yuan. Marian Fernández, responsable de macroeconomía de Andbank, subraya que el principal problema diferencial del país otomano es ¿la dudosa independencia del banco central¿, que está ferréamente controlado por el presidente Erdogan. Desde Bankinter, añaden: ¿Turquía es un país clave en una región altamente conflitiva, que alberga importantes bases de la OTAN¿; un factor más en el complicado equilibrio geopolítico actual.

Este diagnóstico se repite una y otra vez en los análisis que los bancos de inversión españoles y globales han publicado en los últimos días. La falta de medidas del banco central de Turquía se une al sobrecalentamiento de su mercado inmobiliario y el elevado porcentaje de deuda pública (39%, según datos de JP Morgan) y privada (más del 50%, según Amundi) denominada en dólares y euros. Claves para que su situación no sea extrapolable directamente a otros emergentes. Los expertos de la firma francesa consideran que ¿se trata de un evento idiosincrático, no del detonante de un movimiento sistémico más amplio¿ que pudiera afectar a más países y divisas. Así lo han destacado también las agencias de rating que recientemente han recalibrado su opinión sobre los bonos turcos.

Por lo que se refiere al contagio al euro, que recientemente ha caído por debajo de la cota de los 1,14 dólares, la firma Ebury señala que "el castigo al euro por la crisis turca es excesivo, ya que las exportaciones representan menos del 0,5% del PIB de la Unión Europea.

UN CASO AISLADO

Los analistas del banco de inversión estadounidense también coinciden en que, a pesar de la tensión coyuntural, un salto ¿sistémico¿ es improbable. Así, subrayan que ¿Turquía sólo representa el 0,6% del índice MSCI Emerging Markets¿, lo que disminuye sensiblemente las posibilidades de exposición de las carteras globales y focalizadas en emergentes. Incluso ¿en estos momentos de sentimiento negativo hacia la clase de activos emergentes [¿], otros países se encuentran en una situación mucho más favorable¿. Tasas de inflación en línea con los objetivos de sus bancos centrales, bajos déficits por cuenta corriente y apenas un 8% de su deuda pública total emitida en divisas foráneas son los elementos diferenciales que en JP Morgan identifican como cortafuegos.

Una barrera difícil de franquear cuando, según apunta Aneeka Gupta, analista de Wisdom Tree, las especificidades de Turquía han quedado en evidencia tras las últimas proclamas del presidente turco Erdogan, que ¿han causado más daño que soporte¿. ¿Ningún compromiso, ningún anuncio de nuevas políticas¿, explica la experta. Algo que, en su opinión, ha potenciado que ¿el temor a un escenario de riesgo esté sobredimensionado¿.

La estratega de mercados Ann-Katrin Petersen, de Allianz Global Investors, recuerda que el déficit por cuenta corriente de Turquía se ha ampliado a más del 5% del PIB, mientras que el endeudamiento del país alcanza un 50% del PIB. Una tasa que considera ¿sostenible¿ pero de más difícil manejo que otras similares por su alta exposición a los tipos de interés de otras economías, especialmente de un dólar estadounidense que el mes que viene podría encarecerse al término de la tradicional reunión del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (Fed). Un balance que se adereza con ¿más de un tercio de los préstamos de los bancos turcos denominado en monedas extranjeras¿ y por una ¿más y más cuestionada fortaleza institucional¿ de los poderes económicos de Turquía, donde el presidente ha colocado a su yerno, Berat Albayarak, al frente del Ministerio de Hacienda y Finanzas.

El análisis de Harvey señala que, más que el contagio turco, la evolución de los tipos del ¿querido dólar¿ de Donald Trump y el goteo de inversiones hacia activos considerados más estables son los factores que han presionado en los últimos meses a las divisas emergentes. Incluido el yuan. ¿Los factores internos son importantes a la hora de producir efectos de contagio en grupos geográficos¿, no tanto a escala global. Como ejemplos de esta situación, el experto de Monex Europe pone el impacto que la última crisis de Argentina supuso para el real brasileño y el peso mexicano, que después remontaron junto con la moneda austral.

Fernández, de Andbank, explica que frente a la complacencia en la que habían incurrido otros mercados, ¿la divisa ha sido el mejor termómetro de la inestabilidad de las economías¿. El mercado ¿exige medidas contundentes que restauren la credibilidad y la autonomía del Banco Central de Turquía, iniciativas en reformas económicas y de política fiscal, no solo confiar en la inyección de capitales anunciada por Catar¿. ¿Pasado el primer momento en el que se mete todo en un cajón de sastre¿, que ha ocasionado también pérdidas inusuales en las monedas de Indonesia, India y Tailandia -golpeadas también suavemente pero con más argumentos de corte comercial por el retroceso del yuan, como destacan los analistas de Julius Baer-, el mercado de divisas parece apuntar hacia un enfoque más ajustado que tiene sus principales parámetros en la guerra comercial y la hoja de ruta de la Fed.