La iniciativa prevé que las comisiones por hacer transferencias transfronterizas en euros sean las mismas que se cobrarían por un pago doméstico equivalente en la moneda local, una medida que reducirá el coste de las operaciones "a algunos euros o incluso céntimos", según el Ejecutivo comunitario.

"Será un cambio importante porque las comisiones por una simple trasferencia pueden ser exorbitantes en algunos Estados miembros de fuera de la eurozona, de hasta 24 euros por transferir 10 euros", dijo la Comisión en un comunicado.

Bruselas argumenta que estos costes crean barreras para los hogares y empresas, especialmente las pymes, y generan una "brecha" entre los ciudadanos de fuera y dentro de la eurozona, ya que los países del euro se benefician de la medida desde 2001.

Actualmente, esta afecta a 2.800 millones de transacciones al año, 360 millones de consumidores y 16,3 millones de empresas, y la CE calcula que los cambios permitirán ampliarla a 1.800 millones de transacciones, 150 millones de usuarios y 6 millones de empresas más en toda la UE.

La Comisión estima que generará un ahorro de 1.000 millones de euros al año.

El Ejecutivo comunitario quiere introducir los cambios modificando las normas de 2009 sobre los cargos por pagos transfronterizos.

Por otra parte, pide una segunda modificación de estas reglas para hacer más transparentes los costes cuando se realiza un pago en el extranjero que exige una conversión entre divisas de la UE.

La llamada conversión dinámica se da cuando un consumidor que compra en otro país -físicamente o en línea- paga con tarjeta en su propia moneda y no en la moneda local, o cuando saca dinero de un cajero en otro país y pide ver el montante en su propia divisa.

Este sistema le permite conocer el coste en su divisa en el momento en lugar de esperar al extracto de su banco, pero el proveedor de servicios que realiza la conversión cobra una comisión por ello, lo que hace que con frecuencia sea más caro pagar con la propia moneda que con la moneda local.

La Comisión propone ahora que los comercios y bancos donde los clientes saquen dinero tengan que informar a los usuarios del coste de la conversión antes de efectuar la operación, para que estos puedan decidir si les conviene.

La iniciativa llega tras las quejas de las asociaciones de consumidores.

Según los datos recogidos por la organización europea BEUC, una investigación alemana en once países del Viejo Continente mostró que los consumidores pagaron entre un 2,6 % y un 12 % más cuando utilizaron la conversión dinámica.

Los cambios deben ser ahora negociados y aprobados por la Eurocámara y los países para entrar en vigor. EFECOM