En vísperas de que se desvele el nombre del sucesor de De Guindos, Rajoy no ha querido dar ninguna pista al respecto y se ha limitado a decir que el próximo ministro aún no sabe que va a serlo.

Una de las primeras tareas que tendrá que abordar será la elaboración del nuevo cuadro macroeconómico que acompañará a los Presupuestos Generales del Estado de 2018 que el Gobierno aprobará el 23 de marzo y que elevará la previsión de crecimiento para este año al menos al 2,5 %, algo más de medio punto inferior al registrado en 2017 (3,1 %).

Con el país a punto de abandonar el procedimiento de déficit excesivo, el reto se centra ahora en controlar el nivel de deuda pública, que cerró 2017 en el entorno del 98 % del PIB, aunque por el momento los costes de financiación de esa deuda se mantienen en niveles históricamente bajos.

En el ámbito financiero, asumirá el reto de encontrar el mejor momento para retomar la privatización de Bankia, conseguir que el Estado deje de participar en el capital de la entidad y recuperar el máximo de las ayudas públicas inyectadas.

Ése era uno de los objetivos de su antecesor en el cargo, Luis de Guindos, que confiaba en que la venta de Bankia redujera la factura del rescate financiero para España.

La integración en Bankia de BMN, el grupo nacionalizado formado por Caja Murcia, Caja Granada y la balear Sa Nostra, debería hacer más atractiva la entidad a ojos de los inversores, así como el nuevo plan estratégico con el que prevé repartir más de 2.500 millones entre sus accionistas en tres años.

La intención del Ejecutivo de Mariano Rajoy continúa siendo concluir la venta de Bankia antes de que acabe 2019, pero a día de hoy el Estado a través del FROB -el fondo de rescate español- sigue teniendo más del 60 % del banco.

Ante esto, el nuevo ministro de Economía tendrá que decidir si la privatización se acelera con la colocación de paquetes de acciones más grandes que hasta ahora o prorroga más allá de 2019 el plazo que se autoimpuso España para que el Estado salga del capital de Bankia.

Los vaivenes del mercado y la escasa revalorización en bolsa de Bankia en lo que va de año, a pesar de los ambiciosos objetivos fijados hasta 2020, no allanan claramente el camino para una venta entre grandes inversores, la opción preferida por el Gobierno.

Aún así el banco seguirá abonando dividendos cada vez más generosos y el Estado, como primer accionista, contará un año más con esta vía para seguir devolviendo fondos del rescate a sus socios europeos, que prestaron más de 41.300 millones.

Además, en junio expira el mandato del gobernador del Banco de España, Luis María Linde, y Economía deberá proponer un sustituto que será nombrado por el Consejo de Ministros.

En el capítulo de reformas pendientes, el ministro tendrá que aprobar la reforma de la ley del mercado hipotecario, que busca evitar que se produzcan los abusos del pasado, y decidir si retoma la ley que divide los organismos supervisores en cinco autoridades administrativas independientes.

También deberá resolver si reactiva la ley que liberaliza los servicios profesionales -aparcada desde 2014-, además de profundizar en la legislación para la unidad de mercado.

En el ámbito de la industria uno de los principales retos pasa por mantener la competitividad del sector de la automoción en la transición hacia los vehículos alternativos con energías limpias y la digitalización.

Con una industria centrada en los vehículos tradicionales alimentados por combustible fósil, la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) reclama "el fomento del principio de neutralidad tecnológica" para que la potenciación de las energías alternativas no distorsione el mercado. EFECOM

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