Me los imagino como niños que han quedado a pasar la tarde entre coca-colas y bocatas de chorizo para jugar al Scalextric. ¿Quién tiene un banco que esté jorobado para probar el nuevo sistema de resolución bancaria? Las miradas se dirigen primero al representante italiano, (al alemán no se atreven ni a mirarlo) pero el español levanta rápido el dedo: yo, yo, -grita entusiasmado- el Popular.

El ministro de Economía, la presidenta del Santander, los altos funcionarios de la Comisión Europea, los miembros del BCE y su filial española (Banco de España), incluso la Asociación Española de Banca (AEB) se aprestan a decir lo bien que ha salido todo. El sistema recién probado que tenían tantas ganas de estrenar ha funcionado de forma magnífica, según ellos. Y destacan, por supuesto, que esta operación no tendrá ningún coste para el contribuyente¿ por fin. Como si eso hubiese preocupado mucho a la hora de sanear y después vender entidades financieras. El dinero no se discutía.

El nuevo sistema ha sido como un escarmiento. Curiosamente y también afortunadamente los problemas se han parado en los accionistas y los bonistas de Tier1 y Tier2. Y ¿por qué justo hasta ahí? Es muy fácil vender que los accionistas se han arruinado (llevaban ya años con pérdidas del 90%) y el Estado no ha perdido ni un duro¿ ya veremos.

En esta operación tan perfecta, tan improvisada (se ha hecho en muy pocas horas, dicen) que llevaba a la expropiación del banco a sus dueños y la simultánea venta a otra entidad financiera nadie se ha acordado de los accionistas, ni de los bonistas. Una operación perfecta donde más de 300.000 ciudadanos han perdido su ahorro del Popular: ¡maravilloso¡ Y eso en medio de mensajes públicos de tranquilidad y solvencia.

Este artículo es fruto de las declaraciones que se oyen por aquí y por allá sobre esta operación relámpago tan fantásticamente ejecutada, según ellos. Pero también surge de hablar con algunos de esos funcionarios europeos a los que veía divertirse, ignorando por completo los cadáveres en forma de ruina que aparecían en el camino. Lo han diseñado todo muy bien, nos han dejado asombrados a los pobres mortales con su nuevo mecanismo de intervención¿ Bravo.

PD: Otro de los efectos colaterales es el gran beneficio que han hecho a los inversores bajistas, dedicados a hundir la cotización del valor, estrategia con la que ganan dinero. Ahora, después de vender las acciones, tendrán que devolverlas a cero euros.