Alfonso Fernández

"La ralentización en el crecimiento durante el primer trimestre probablemente sea transitoria", indicó el comunicado de la Fed al término de su reunión de dos días sobre política monetaria.

El primer cálculo de evolución del producto interior Bruto (PIB) en el primer trimestre de 2017 mostró una tasa anualizada del 0,7 %, el peor desempeño trimestral en tres años.

El dato, el primero bajo la presidencia de Donald Trump, se vio lastrado por un descenso en el gasto de los consumidores, que en Estados Unidos representa dos tercios de la actividad económica.

En este sentido, el banco central dirigido por Janet Yellen remarcó que "los fundamentos económicos que sostienen el crecimiento continuado en el consumo siguen siendo sólidos" y pronosticó que "la actividad económica seguirá expandiéndose a un ritmo moderado".

"Los riesgos a corto plazo de las perspectivas económicas parecen estar equilibrados", agregó el texto, en busca de disipar dudas sobre la evolución económica.

La nota del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), que dirige la política monetaria de Estados Unidos, insistió en su intención de proseguir con el gradual proceso de ajuste monetario, con dos alzas adiciones del precio del dinero a lo largo de 2017.

En marzo, la Fed elevó los tipos de interés de referencia un cuarto de punto, hasta el 0,75 % y 1 %, la segunda subida en dos años.

Los mercados financieros, que habían descontado en gran medida esta decisión y no esperaban sorpresas, cerraron la jornada con un alza mínima de apenas 0,04 %.

"El lenguaje empleado trató justo de reconocer parte de la ralentización y debilidad que se ha visto, pero también de enviar un mensaje de que no es suficiente para detenerles en sus planes", dijo Craig Bishop, jefe de estrategia de renta fija RBC Wealth Management, en la cadena CNBC.

"Junio está sobre la mesa", remarcó Bishop.

El analista se refería directamente a que la atención se concentra ahora en la reunión del banco central del 13 y 14 de junio, en la que consideran posible otra ajuste, y cuando la Fed presentará sus nuevas previsiones macroeconómicas y Yellen ofrecerá una rueda de prensa.

Tras un comienzo de año agitado por la llegada al poder de Trump, y sus promesas de un agresivo plan de estímulo fiscal a través de recortes de impuesto y aumento del gasto, en las últimas semanas las perspectivas de impulso parecen haberse frenado algo.

Especialmente, como consecuencia de los reveses que Trump se ha llevado en el Congreso en la reforma sanitaria y constatar los obstáculos legislativos que encara para sacar adelante sus planes.

Asimismo, el Ejecutivo ha mantenido la vaguedad en sus planes, como su reciente anuncio de reforma fiscal en el que no detalló apenas cuáles serían los elementos con los que equilibraría las cuentas públicas ante la caída de ingresos resultantes.

Esta semana, el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, rebajó las expectativas al reconocer que "probablemente" tome dos años alcanzar la prometida tasa de crecimiento anual del 3 %, una vez se apruebe la reforma fiscal, se avance en la agenda de desregulación financiera y se mejoren los acuerdos comerciales.

Durante la campaña electoral, Trump prometió acelerar rápidamente la actividad económica en Estados Unidos, al 3 % anual o más, frente a la media de su predecesor, Barack Obama, de en torno al 2 % anual.

Sin embargo, las más recientes previsiones económicas, del Fondo Monetario Internacional, fueron más prudentes y sitúan el crecimiento para la primera economía mundial en el 2,3 % este año y 2,5 % en el próximo. EFECOM

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