Por Fátima Gutiérrez de Rozas

Por ello, parece necesario que el usuario, además de familiarizarse con estos aparatos que facilitan el pago de los bienes y servicios y permiten al comercio asegurar el cobro, conozca la utilidad y tipos de los TPV, cómo se pueden adquirir, qué garantías ofrecen y cómo funcionan.

Un Terminal Punto de Venta es un dispositivo que permite realizar diferentes gestiones en un negocio, como el cobro por tarjeta, dispositivos móviles o pegatinas; el control de stock; la contabilidad; o la anotación de entradas y salidas.

Existen distintos tipos: los TPV físicos son los medios de pago más conocidos, una especie de datáfono, que permite realizar más operaciones que el cobro y que están conectados a una red conmutada, a un ADSL o a un GPRS.

También los hay virtuales, que están dentro de las páginas web y comercios electrónicos y permiten realizar operaciones a través de internet; del tipo TPV-PC, conectados al módulo de gestión del negocio; PUC, utilizados por grandes clientes; y PinPAD, instalados en cajas registradoras, aplicaciones de la administración, estancos o loterías.

Según explica a EFE José Manuel Marinas, especialista del departamento de tarjetas de Liberbank, estos dispositivos no son tan novedosos, ya que su uso comenzó en los años 70, coincidiendo con la emisión de las tarjetas de crédito por parte de las entidades bancarias.

Al principio eran conocidos como "bacaladeras", las operaciones eran autorizadas telefónicamente y su uso estaba restringido a ciertos comercios.

No fue hasta los años 80 cuando las "bacaladeras" se sustituyeron por los datáfonos, que permitían conectarse directamente con la entidad bancaria, y que hoy en día vía telefónica, ADSL o GPRS permiten resolver operaciones con tarjetas o con "contactless".

Las entidades bancarias normalmente ponen a disposición de todo tipo de comercio los TPV's, siendo las PYMES y pequeños comercios los principales clientes, y asumen los gastos derivados de la compra y el mantenimiento de los aparatos, precisa Marinas, quien señala que las grandes cadenas suelen ser autónomas tanto en la compra como en el mantenimiento del aparato.

Según Marinas, no existe "ningún" riesgo al efectuar los pagos con TPV, ya que los datos de las tarjetas no se guardan en ningún momento, su utilización supone una ventaja para los clientes, que corren menos riesgo de robo, y tiene mayor facilidad de financiación y de pago, según sus intereses.

Para el comercio también es ventajoso el uso de estos dispositivos, ya que con ellos aseguran el cobro, facilitan la compra compulsiva y disponen del dinero en función del acuerdo con su entidad bancaria.

Los TPV, además de tener un lector de tarjetas EMV, de banda magnética y de "contactless", están compuestos por una impresora, un teclado, una pantalla, un microprocesador y distintos elementos que permiten establecer la comunicación.

Respecto al software, puede ser distinto dependiendo del fabricante y modelo, pero las funciones habituales son: cobro, retenciones de saldo o preautorizaciones, operaciones en multidivisa, devoluciones y anulaciones, consulta de operaciones, duplicado de boletas, cierres de TPV y operaciones a plazos.

Marinas explica que el abono de las operaciones por parte de la entidad depende del tipo de liquidación acordada con el comercio, y que las mas habituales son: operación a operación, cierre de remesa a demanda o cierre forzado a las 23.59 horas.

La aceptación de este modelo de pago aumenta cada día, indica el especialista de Liberbank, quien añade que el pago a través de TPV superó al número de retiradas en efectivo en cajeros en el primer trimestre de 2015, dato que confirma esa "familiarización" con los ya conocidos Terminales Puntos de Venta.