El siguiente imprevisto financiero está en agenda y comienza a provocar movimientos en las cotizaciones. Después del mal trago del ‘brexit’ del 23 de junio -con el voto británico a favor de salir de la UE- o la inesperada victoria de Donald Trump el pasado 8 de noviembre, los inversores no están para sustos y han comenzado a prepararse para lo peor en Italia. Las ventas de bonos soberanos y la consiguiente subida de rentabilidades se ha hecho visible en las pantallas de cotizaciones.



El país transalpino celebra un referéndum para reformar la Constitución y simplificar la estructura y poder de su Parlamento y Senado. Si bien la consulta no tiene un contenido que deba preocupar a las esferas financieras, sí comienza a cotizar la posibilidad de que el voto de los italianos desate una crisis de gobierno en Italia y obligue a dimitir a Matteo Renzi. Fue el propio jefe del Ejecutivo quien lo sugirió a comienzos de 2016, cuando el escenario político en Reino Unido, EEUU, Italia o España todavía era una balsa de aceite.

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Prima ‘sureña’, en máximos de cinco años



Pero todo ha cambiado desde entonces, así como la evolución de los indicadores de riesgo para Italia. Más allá de la mejoría en la percepción financiera sobre España, los inversores han colocado en cuarentena a Italia ante las dificultades que tiene su sistema bancario, que no ha sido saneado como el español en 2012.

El Gobierno de Renzi todavía sigue dándole vuelta al rescate para que no vulnere las reglas comunitarias sobre ayudas de estado y ha visto cómo ha caído su banco más antiguo (Monte dei Paschi) y su mayor entidad (Unicredit) asiste a la necesidad de realizar una gran ampliación de capital de más de 15.000 millones de euros.

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Los rendimientos de los bonos del Estado a 10 años están en el 2,1%, su nivel más alto desde principios de 2012, alrededor de medio punto porcentual por encima de sus homólogos españoles, cuando apenas restan dos semanas para el referéndum constitucional italiano. En concreto, el diferencial entre los dos países se ha situado en máximos desde 2011, mientras que la prima respecto al bund alemán se ha situado en máximos de dos años para Italia.



Esto implica nuevas tensiones financieras y un aumento de los costes de financiación para Italia, cuya deuda supera el 130% del PIB, casi 30 puntos más que en España. Al mismo tiempo, la economía italiana sigue estancada y crece en torno al 0,9%, todavía muy lejos de los ritmos de la economía española (3,2% interanual), que crece en un trimestre casi tanto como Italia en un año.

Esta foto económica no ha pasado desapercibida para el mercado ante el enésimo escenario de estrés, los rendimientos de la deuda periférica -los países económicamente más problemáticos- tiende a subir con respecto a la de sus socios en Europa, en particular Alemania, cuyos bonos actúan como referencia de valoración.

"Como la situación política en España se ha vuelto menos incierta, la inminente votación de diciembre ha impulsado la incertidumbre de la política italiana a lo más alto (...) De aquí al referéndum, creemos que Italia caminará sobre el hielo fino”, advierte a Bloomberg un analista de Bank of América Merrill Lynch sobre la próxima cita con las urnas.

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